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Publicado en DIARIO DE NOTICIAS - MILENIO
Lunes, 6 de septiembre de 2010
A menudo presentamos los descubrimientos científicos y las nuevas teorías que han ido instalándose sobre los paradigmas anteriores como fruto de la mente única de un genio. O hacemos notar que el hallazgo fue casual, o considerado un error en su momento. A veces porque se buscaba otra cosa y ahí apareció algo que no se esperaba, en otras ocasiones porque alguien hizo algo que no debería haber hecho, pero pasó. La historia de la ciencia está llena de genios y de casualidades, cierto es, pero es injusto pensar que sólo unas pocas mentes brillantes o unos momentos de completa lotería han hecho avanzar el edificio del conocimiento humano en estos cuatro siglos. El mismo Newton reconocía que había visto más lejos que otras personas porque se había aupado a hombros de gigantes, y cada vez más la ciencia es una labor colectiva y que requiere no de una mente intuitiva, sino de muchas y muy creativas y despiertas.
Sin embargo, ya casi nadie quiere ser científico. Cómo convencer a un adolescente de que se embarque en una vocación considerada para frikis, difícil, donde al final sólo triunfará un genio o uno por chiripa, y que además está al albur de las tijeras de los políticos que, en cuanto ven que la cosa anda mal, recortan en nuestro país unos presupuestos ya de por sí magros e insuficientes. Además, las personas que consideramos de éxito socialmente son de las que afirman sin ambages haber tenido alergia a las mates y a la física desde su más tierna infancia. Y ese analfabetismo no les ha impedido triunfar, ser grandes, codiciados... e imitados.
Paradójicamente, no dejamos de oir la necesidad de que haya imasdé y demás, que se invierta para el futuro y que... etcétera. ¿Cómo casar lo uno con lo otro? No hay manera, y menos con unos medios de comunicación en los que la cultura científica también es una cosa rara, exótica, prescindible. Hace 30 años, un científico, Carl Sagan, demostró que podía hacerse buena televisión hablando del Cosmos. Hoy sigue siendo una maravilla esa serie que nos conmueve con sus historias de la humanidad. Parece que aquella sociedad, sin embargo, ya no existe. Mal futuro nos espera.
2010-09-23 12:56 Enlace
Referencias (TrackBacks)
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El que ahora no se haga buena televisión hablando del Cosmos no creo que sea todo culpa de la sociedad.
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Ahora nadie quiere ser científico porque, quieras que no, la gente lo que va queriendo cunado va teniendo una edad es ganarse el pan.
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Hasta abril, yo trabajaba de "investigador". Pongo comillas porque con el tema de los proyectos Universidad-empresa mi trabajo consistía realmente en una subcontrata, picando código de manera indistinguible a lo que haría en cualquier empresa privada.
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Y por aqui tambien hubo grandes divulgadores: Felix Rodriguez de la Fuente hizo cambiar la visión sobre la naturaleza de millones de españoles. Efectivamente parece que hay un tipo de televisión (o de forma de pensar en la sociedad) que ya no existe, lamentablemente.
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Suscribo los comentarios 2 y 4, que no necesitan de mi apoyo para nada.
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Además, las personas que consideramos de éxito socialmente son de las que afirman sin ambages haber tenido alergia a las mates y a la física desde su más tierna infancia. Y ese analfabetismo no les ha impedido triunfar, ser grandes, codiciados... e imitados.
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Pues yo creo que la gente de a pie, está encantada con que se investigue y que sabe darle el valor que merece.
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