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Historias > Il Gabinetto Segreto
2003-12-12
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El visitante del Museo Arqueológico Nacional en Nápoles, llega siempre a la taquilla con cierto aire de complicidad o culpabilidad. Cualquier guía le habrá permitido saber que hay una estancia en ese impresionante museo a la que hay que acceder con un permiso específico. En ese "gabinete secreto" hay una colección obras de arte y otros objetos de caracter obsceno -"oggetti pornografici" leía yo- que son, de hecho, parte obligada de la visita. Y eso que en el palacio "degli Studi Pubblici", impresionante edificio que fue dedicado a museo por Fernando IV de Borbón, rey "de las dos Sicilias" a mediados del XVIII, guarda muchas otras maravillas. Como los del gabinete secreto, muchos de ellos provienen de la afición coleccionista de estos borbones monarcas napolitanos (iniciada por Isabel de Farnesio, madre de Carlos III de Borbón, que tenía una muy relevante colección de antigüedades y arte en Roma, Parma y la propia Nápoles).
En aquellos años de establecimiento del museo farnesiano-borbónico, se estaba en una fase intensiva de exacavación de las ruinas de Pompeya. La pasión por la antigüedad era una constante en la época. (Y eso que la ciudad perdida de Pompeya había sido descubierta siglo y pico antes, cuando, realizando unas obras de conducción de agua, el arquitecto Domenico Fontana encontró por vez primera las ruinas... hacia 1595). La cosa es que iban apareciendo, también en Ercolano (Herculano), otra de las poblaciones sepultadas -esta última en barro, Pompei en cenizas- por la erupción del Vesubio del 29 de agosto del año 79 de nuestra Era, objetos de tema erótico que sorprendían e incluso avergonzaban a la sociedad de la época. De hecho, de entonces data la idea que se vendió de que Pompeya era poco más o menos un lugar de vicio y perversión, como posiblemente toda la Roma pagana, y que fue por esos pecados nefandos que murieron sepultados. El volcán había sido el instrumento de Dios. Como en Sodoma y Gomorra...
(Nota: tan peregrina idea sigue hoy día arraigada en el imaginario popular, pero también promovida por quienes más la jalearon. Que no podían ser otros que la propia Iglesia Católica. El otro día, visitando la actual Pompei, un lugar entre turístico y paso obligado del devocionario Mariano de la zona, con una horrorosa basílica dedicada a Nuestra Señora del Rosario, ví un libro "De Pompei a Pompei" firmado por Juan Pablo II en el que se plantea el gran cambio -inducido por el rezo del rosario, sin duda- que ha permitido pasar de la Pompeya antigua, la pecadora y castigada, a la actual, próspera y tan mariana y divina ella. Es la leche, claro... Cierro la digresión)
Lo cierto es que los borbones napolitanos, una corte muy moderna y jocosa por lo que cuentan las crónicas, aun considerando inmoral el asunto, decidieron recoger las obras picantonas y exponerlas al público en el Palacio degli Studi. Con gran éxito de público, pero no de crítica: rápidamente se levantaron indignadísimas protestas de los moralistas para que los excesos pornográficos se prohibieran. La excusa, cuenta la historia, fue una visita de la hija del rey Francisco I. La tierna infanta vióse turbada por la contemplación de sátiros, enormes penes, coyundas más o menos contra natura y otras delicias de la colección.
En la guía del Museo Arqueológico Nacional leo: "triunfó el espíritu reaccionario, y la colección secreta acabó emparedada en el primer piso y olvidada por la mayoría de la gente". Lo cierto es que desde comienzos del XIX hasta casi hoy ese gabinete secreto ha ido apareciendo y desapareciendo según lo ñoños que eran los tiempos, y sus dirigentes. Unas veces completamente cerrado para todos, salvo investigadores (que, por otro lado, tampoco encontrarían en este gabinete nada especial: aunque hay obras de gran belleza no son fundamentales para nada, y el propio criterio de la colección invalida cualquier estudio serio, salvo que uno quiera estudiar la necedad humana, o por qué se considera pornográfico un relieve si un pene está erecto, pero no cuando la escultura no tiene una erección, que en ese caso puede estar en las salas de cualquier museo -eso sí, si no ha pasado antes algún cura de esos rompechorras que dieron al traste con más de las tres cuartas partes de los penes marmóreos de la historia de la escultura antigua, como se comprueba en el Museo Vaticano, por ejemplo (Nota: ¿se los quedarían para usarlos como consoladores? No creo porque en gran parte del repertorio clásico los pitilines son poco aprovechables en ese sentido...)
Así que cuando Garibaldi llega a Nápoles, los tiempos de mayor libertad hacen que se abra de nuevo. Los meapilas Saboya lo cierran. Mussolini hace lo mismo... En cualquier caso el Gabinete de los Objetos Obscenos sólo puede ser visitado por adultos en la actualidad. Y hay que apuntarse en una lista para las horas en que se abre, que no son todas las de apertura del museo. La funcionaria que te da el ticket (gratuito) de entrada a la estancia, no hace ningún comentario, ni te mira a los ojos: te despacha como esas farmacéuticas que te venden los condones como si fuera algo que quemara o algo así. Pero, bueno, "personas de edad madura y reconocida moralidad" son quienes, desde el susto de la niña, pueden visitar la colección.
Obviamente, con el criterio escogido, uno se encuentra saltando por casi un milenio de objetos en los que se exhiben, principalmente, pollas, o portadores de pollas. Y actos de sexo que se suele decir "explícito". (Nota: aunque no entiendo por qué un martirio sadomasoquista de un santo puede estar tranquilamente en un retablo de una iglesia y un Pan follándose una ninfa se convierte en algo que deba ser visto por mayores "con reparos"... siempre la misma historia: ¿qué le sucede a la iglesia católica con el sexo?)
Ahora hay más museos "eróticos", y desde luego en muchas otras colecciones uno puede contemplar sin rubor la exhibición de cuerpos y acciones de esas que son consideradas impúdicas con cierta libertad. Es cierto, pero sólo a medias: todos recordaremos casos como los de las fotos homoeróticas de Mapplethorpe tan difíciles de exponer; pollas de negro y flores son, en opinión de tanto necio "bienpensante" algo muy peligroso, mucho más que la telebasura al uso, cabe pensar.
Hace un par de semanas, me paseaba por ese "gabinetto segreto", junto con otras diez personas. Todos mirábamos, al principio, de manera un poco furtiva, como deliberadamente desapasionada. Pero, poco a poco, nos íbamos inclinando y acercando a las pequeñas piezas, contemplando frescos o mosaicos, con más desparpajo. El silencio que al principio reinaba se iba convirtiendo en una sucesión de comentarios en bajito y, luego, indisimuladas risitas... La gente que entraba como pidiendo perdón por acercarse a algo pornográfico, salía con sonrisas cómplices. Bueno, vi uno que no, que entró, dio un paseo breve, mirando de un lado a otro y a veces hacia arriba, como queriendo dejar de ver lo que era tan patente, y salió escopeteado bufando algo en italiano. Me imaginé que era un meapilas. Lo mismo luego escribió una nota de protesta por esa exhibición tan impúdica. O se fue al lavabo a aliviar una pecaminosa erección (Claro, que todo esto me lo imagino... jejee)
Entre lo que más me llamó la atención, algo que pude además explorar más a fondo en otras salas del Museo y también en las propias casas pompeyanas, fue la pasión que levantaba el mundo de los pigmeos en aquellos tiempos. Habitantes sorprendentes del Nilo, con eso de que eran de pequeña estatura, pero sus miembros no eran proporcionados sino, decían, de tamaño del humano normal, despertaban envidias y curiosas sensaciones. Esos mosaicos y frescos que recogen la fauna sorprendente de las regiones egipcias, esos pigmeos como niños traviesos y animalescos, dedicados al placer y al sexo, se convirtieron en la imaginación de aquellos pompeyanos en un tema recurrente: un paraíso en tierra.
En fin, si se acercan por Nápoles, no se olviden del rito propiciatorio de visitar el gabinete secreto. Mucho más interesante que encontrarse en la capilla de San Genaro, en la catedral, la tontería de la sangre licuefante esa...
(Nota final: por supuesto, las imágenes son de obras del Gabinetto. Véase también la web del
Museo)
2003-12-12 18:15 Enlace
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Comentarios
1
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De: Algernon |
Fecha: 2003-12-12 19:37 |
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Wohoo! Cuánto Priapo suelto :D
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De: carmen |
Fecha: 2003-12-12 22:06 |
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muy aleccionador! :-)
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De: owenwang |
Fecha: 2003-12-13 13:46 |
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Pues... perdone Usted, Señor Pez, pero la Ninfa esa a la que se está follando Pan, parece una cabra...
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4
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De: ElPez |
Fecha: 2003-12-13 18:26 |
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Obviamente, owenwanng, no me estaba refiriendo a la imagen que se incluye, "Pan y cabra", bellísima escultura encontrada en la Villa dei Papiri, de Ercolano, sino a otra de las obras que se encuentran allí. Por cierto, que ese grupo al que se refiere es una de las piezas más notables, y sin duda la más fotografiada de la sala.
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5
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De: rvr |
Fecha: 2003-12-13 22:51 |
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Unos colegas iban hoy a ver Las marionetas del pene. Es muy curioso el tabú que existe sobre este órgano -uy, que me equivoco de instrumento musical, quiero decir, flauta.
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6
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De: Vendell |
Fecha: 2003-12-13 23:23 |
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Juer Pez, impresionante despliegue, dan ganas de coger un avión y largar zumbando para Italia. ¿Podría hacer otra historia fotonovelada de su visita al Vaticano?
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7
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De: ElPez |
Fecha: 2003-12-13 23:33 |
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A ver si puedo... :-)
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De: ocar |
Fecha: 2007-02-23 23:43 |
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que guarro!!
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