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2004-03-11
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Adiós, Abeja
2004-03-11


El Correo, Territorios, Ciencia-Futuro, miércoles 10 de marzo de 2004

Los apicultores franceses dicen que cientos de miles de millones de sus abejas han muerto en el último decenio por culpa del uso de pesticidas.




El ser humano se ha aprovechado del trabajo de las abejas desde muy antiguo. Y no es el único ser vivo del planeta que lo hace, evidentemente. Aunque no se ha podido nunca domesticar a estos insectos sociales, sí se ha aprendido a criar y mantener sus sociedades y poder aprovechar el producto de su trabajo de interés para nosotros: la miel, la cera, el polen y la jalea real. Se conocen vasijas de barro de hace siete mil años que eran empleadas como colmenas, aunque seguramente antes se empleaban troncos cortados o construcciones de madera para asentar los grupos de abejas y permitir la extracción de los productos.

Resulta paradójico que ahora la apicultura pueda llegar a desaparecer por falta de rentabilidad: aunque ahora se dispone de técnicas y métodos mejores (desde el punto de vista humano, pero también más adecuadas para las colonias de insectos), hay menos abejas. O eso parece, porque la producción mundial de miel, no ha disminuido sensiblemente. Al año se cosechan 1,2 millones de toneladas de miel, siendo Asia el principal continente, con una tercera parte del total (y en Asia, principalmente China, el principal país productor, con algo más de doscientas mil toneladas).

Hasta 1561 no se publica el primer tratado entomológico donde se describe qué sucede dentro de una colmena. Se atribuye a Luis Méndez de Torres el ser el primero en identificar a la reina y describir su labor como ponedora de huevos. Los zánganos fueron descritos por el inglés Charles Butler en 1609, quien los identificó como machos. Y las obreras, las otras hembras no reproductoras, tuvieron que esperar al trabajo de Richard Remnant en 1631. El siglo XVII produjo, con el mayor conocimiento de la conducta de estas sociedades de himenópteros, una mejora en las condiciones de la apicultura. Por otro lado, al llevar colmenas de la Apis melifera, la especie de abeja productora de miel, se produjo un cambio fundamental, llevándose a América. De todas formas, las colmenas con cuadros móviles son un invento del siglo XIX, y marcaron las producciones modernas. El último censo europeo, de 2002, muestra que se explotan en la Unión Europea casi nueve millones de colmenas (algo menos de la mitad consideradas como profesionales, que son las dedicadas -normalmente- a la gran producción), con un total de 470.000 apicultores. España está en cabeza con un 22% del sector, seguida por Francia con un 20%.

Hace diez años, la Unión Nacional de Apicultores Franceses (UNAF), comenzó a alertar de una disminución de las poblaciones de abejas, posiblemente debida a la utilización de insecticidas que usan el fipronil (Imidacloprid) como principio activo (las principales marcas son Gaucho ®, de Bayer, y Regent ®, de Basf. Esta sustancia, descubierta por los investigadores de la empresa química francesa Rhône-Poulenc en 1987 supuso una verdadera revolución en el mundo de los pesticidas, cuando se comenzó a comercializar de forma masiva a partir de 1993. La molécula, muy activa, es un potente disruptor del sistema nervioso central de los insectos, que son atacados de forma selectiva. Esto quiere decir, según fueron demostrando los ensayos preceptivos anteriores a su comercialización, que la toxicidad de este pesticida era menor en mamíferos, pájaros, peces y otros invertebrados. Es soluble en agua y tiene baja persistencia en el ambiente, debido también a su volatilidad y destrucción por la acción de la luz solar. Al ser mortal tanto por contacto como por ingesta, actuando en unas 8-12 horas, fácilmente el insecto contaminado puede hacerlo a otros de su especie, consiguiéndose mayor efecto pesticida que otras sustancias que matan en menos tiempos.

Su efectividad es así rápida tras rociar una cosecha, aunque los propios fabricantes, y los análisis presentados a la Organización Mundial de la Salud (que establece para esta sustancia un nivel de toxicidad, o clase, 2) que la persistencia en el vegetal puede ser de varios meses. Según el presidente de la UNAF, Jean-Marie Sirvins,
La UNAF ha encabezado las protestas contra el fipronil, llevando a la justicia el asunto, y promoviendo acciones como las manifestaciones delante de la factoría de Bayer en Cremony en octubre de 2000. En la actualidad la UNAF mantiene una batalla legal con Basf, debido a la desaparición de medio millón de colmenas en el decenio 1993-2003.

Sin embargo, en países como España, el efecto no llega a ser apreciable. ¿La razón? Gran parte de las colmenas francesas usan como alimento para sus abejas los campos de girasoles. Y en segundo lugar, la colza y la alfalfa. Los tres cultivos son, precisamente, en los que más se una el fipronil o sustancias similares. El efecto en Francia, aseguran los apicultores, es una menor producción, noventa mil millones de abejas muertas en 10 años por culpa de los pesticidas, y un incremento de un 24% de las importaciones de miel en un país que era uno de los principales productores europeos. Un informe publicado esta semana de la Agencia Francesa de la Seguridad Sanitaria de los Alimentos, con investigaciones llevadas a cabo en el año 2000, sin embargo, no establece daños en las abejas o las colmenas por el uso de estos insecticidas. La empresa Bayer asegura que la mortalidad de las abejas se debe más a parásitos de las mismas, como los ácaros Varroa, que se han demostrado como responsables de problemas en colmenas de otros países. Y desde luego, la varroasis causa estragos...


Pesticidas Sí O No
Posiblemente se llegue a establecer más restricciones en el uso de pesticidas en las fases de floración de las plantas, como existen en el Reino Unido, lo que disminuiría estos efectos sobre las poblaciones de abejas. De todas formas, los apicultores pretenden la completa prohibición del insecticida, a pesar de que los agricultores lo apoyan porque, dentro de las normas de uso, es mucho más efectivo.

En los últimos treinta años se han desarrollado nuevos pesticidas cuyo principio activo es un neurotóxico para los insectos. Ciertamente, con ellos se ha conseguido una mayor especificidad y, consecuentemente, menor toxicidad para otros seres vivos. Pero las condiciones que existen en muchos países para homologar estos pesticidas no son siempre las adecuadas. Por otro lado, se controla muy poco la forma en que se usan los insecticidas por parte de los agricultores, lo que supone riesgos adicionales para otras especies de insectos. En esto, hay que reconocerlo, las abejas tienen todas las de perder.

2004-03-11 01:00 Enlace

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Comentarios

1
De: ENRIQUE GASTÓN Fecha: 2007-12-21 10:22

Agradecería si alguien pudiera ponerme en contacto o darme la dirección de los apicultores franceses (UNAF) Gracias.

Enrique Gastón. Universidad de Zaragoza



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