artículos, escritos y demás piezas perfectamente obviables perpetradas por Javier Armentia (@javierarmentia por algunas redes)
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2004-03-28
Cielo Y Tierra
MILENIO, Diario de Noticias, domingo 28 de marzo de 2004
En el cielo, para quien quiera mirar ahí arriba, estos atardeceres han sido maravillosos. La Luna creciendo día a día, Venus brillando como un farol, y Mercurio, Marte y Saturno formando una tenue línea imaginaria en el cielo que se podía prolongar, ya más lejos hacia el otro lado, hasta Júpiter. Incluso antes de poder ver las estrellas, esos planetas en pequeña conjunción nos ofrecían un espectáculo sorprendente.
En la Tierra, mirando al cielo. Al cielo de los católicos en un incomprensible acto de Estado, funeral por las ciento noventa víctimas del atentado terrorista del 11-M convertido en acto confesional en la catedral de la Almudena. No es comprensible que un acto en memoria de esas víctimas inocentes se haga con un rito y en un templo perteneciente a una creencia determinada. El Gobierno hace mucho que olvidó que este país es aconfesional, por su gusto en presidir misas y encabezar procesiones (y otras actitudes de regalía muy poco aceptables). Pero, ¿no había ateos, agnósticos, musulmanes o budistas entre los muertos? ¿Por qué obligarnos a los ciudadanos a tener que contemplar una vez más a Rouco Varela pretendiendo monopolizar la ética en España, cuando desde su propia diócesis, y también en las demás, se protege a sacerdotes abusadores y pederastas?
Los antiguos miraban a esos planetas del cielo intentando encontrar los designios de la divinidad, les honraban y colocaban en sus altares. Ahora, desde una tierra dolida por los asesinatos, el Estado juega a recuperar religión única y obligatoria, omnipresente y, lo que es peor, omnipotente.
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Cielo Y Tierra
2004-03-28
MILENIO, Diario de Noticias, domingo 28 de marzo de 2004
En el cielo, para quien quiera mirar ahí arriba, estos atardeceres han sido maravillosos. La Luna creciendo día a día, Venus brillando como un farol, y Mercurio, Marte y Saturno formando una tenue línea imaginaria en el cielo que se podía prolongar, ya más lejos hacia el otro lado, hasta Júpiter. Incluso antes de poder ver las estrellas, esos planetas en pequeña conjunción nos ofrecían un espectáculo sorprendente.
En la Tierra, mirando al cielo. Al cielo de los católicos en un incomprensible acto de Estado, funeral por las ciento noventa víctimas del atentado terrorista del 11-M convertido en acto confesional en la catedral de la Almudena. No es comprensible que un acto en memoria de esas víctimas inocentes se haga con un rito y en un templo perteneciente a una creencia determinada. El Gobierno hace mucho que olvidó que este país es aconfesional, por su gusto en presidir misas y encabezar procesiones (y otras actitudes de regalía muy poco aceptables). Pero, ¿no había ateos, agnósticos, musulmanes o budistas entre los muertos? ¿Por qué obligarnos a los ciudadanos a tener que contemplar una vez más a Rouco Varela pretendiendo monopolizar la ética en España, cuando desde su propia diócesis, y también en las demás, se protege a sacerdotes abusadores y pederastas?
Los antiguos miraban a esos planetas del cielo intentando encontrar los designios de la divinidad, les honraban y colocaban en sus altares. Ahora, desde una tierra dolida por los asesinatos, el Estado juega a recuperar religión única y obligatoria, omnipresente y, lo que es peor, omnipotente.
2004-03-28 01:00 Enlace
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