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la boca
artículos, escritos y demás piezas perfectamente obviables perpetradas por Javier Armentia (@javierarmentia por algunas redes)

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2004-04-07
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Crónica Desde El Castillo
2004-04-07

Nota: puede que llegue usted por aquí porque buscaba información sobre el nuevo planeta, sobre el aceite de Lorenzo, sobre Mendeleiev o la tabla periódica, igual lo mismo metió en Google algo sobre peces y su fisiología, o -cosas que pasan- buscaba información sobre Javier Armentia, o incluso sobre el programa de Gestmusic para Antena 3 "El castillo de las Mentes Prodigiosas". En fin, lo mismo éste es su sitio. Pase y siéntase cómodop porque muchos de los que vienen por aquí gustan de comentar lo que por aquí se lee.

Ayer fue la tercera "Gala" de "El castillo...". Por tercera vez me puse una toga entre profesoral inglesa y tribunalicia, que me aprieta mucho el cuello y me deja sudando durante las cuatro horas de programa (los focos típicos de cualquier set de televisión ayudan lo suyo). Una vez más, y van tres, me quedé con ganas de decir más cosas, de saltar como otros compañeros (están a mi lado y con la misma vestimenta y función, así que compañeros son) y poder meter alguna frase más o menos ingeniosa en este programa espectáculo que podríamos decir inclasificable si no fuera porque es obvio que es clasificable y bien definido. La gente habla de "telebasura", habla de "frikis" o "freaks"... Juan Ramón Mainat, que de esto sabe mucho porque lleva en ello mucho tiempo, habla de "SURREALITY SHOW" y, más que nada porque el palabro tiene su encanto, habrá que darle razón.

Habrá una cuarta, lo aviso... al menos por mi parte ese es el compromiso. E independientemente de muchas otras consideraciones, es de agradecer que incluso en algo tan vacuo y superfluo como el mundo de la televisión, los compromisos personales siguen siendo algo importante. Es evidente que la televisión es lo que es, espectáculo muy criticable (afortunadamente todavía queda gente capaz de hacer crítica sobre el mundo en que vivimos y el que se nos representa: el día que desaparezca habremos perdido toda una dura lucha...) y que al estar "en el candelero" uno sabe donde se mete. Salvo que sea idiota, por supuesto. Pero a lo que iba: estoy conociendo gente trabajadora, que cada día pone lo mejor que sabe -e incluso más porque las exigencias son muy altas en esta productora- para hacer un trabajo que es el que se les pide. Y no hablo de mí, que soy uno de esos pocos afortunados que son contratados para hablar como se les venga en gana, para ser espectadores de lujo con derecho a frase en esta historia que tiene sus guiones pero que cede a las necesidades complejas del prime-time. En estas condiciones, uno sabe que no podrá decir lo que quiera, o que no sabrá hacerlo. Pero junto a él, que uno (yo, ojo con la tercera persona que no nos despiste) sabe dónde está y qué se espera de él, hay gente que está currándoselo de lo lindo. Está la dirección del programa, la productora, la cadena, los grandes intereses o pequeños intereses, conveniencias e inconveniencias. Está producción, gente que tiene que cuidar de unos y otros, el elemento humano y cuánto cuesta todo eso. Hay técnicos que se lo curran continuamente, porque un directo es un directo, y un programa donde hay tantas cabezas parlantes y que dura tanto tiempo exige una sincronización inusitada. Están todos los gremios que funcionan -porque no podría ser de otra manera- que aseguran eso de que "the show must go on": maquilladoras, chóferes, seguridad, catering... me dejo mucha gente, pero espero que el lector se haga una idea de lo que es una troupe de este tipo. ¿Lo imaginan? Pues multiplíquenlo por dos, para que sea más cercano a la realidad. Yo, uno que pasaba por ahí, no soy mucho más y desde luego no soy mejor que cualquiera de los otros. Y hay que saberlo y reconocerlo, porque las divas son un verdadero coñazo en la televisión. Cierro el párrafo resumiendo: compromiso y conocimiento, o reconocimiento de dónde está uno y qué ha de hacer. No es fácil controlar todas estas variables, no es sencillo moverse por aquí. Sólo, al menos esa es mi experiencia, siendo lo que uno es, se puede tirar adelante.

Pero, claro, eso genera frustración. Porque yo tengo mis expectativas, mis necesidades, mis querencias. Y la vida se mueve normalmente bastante ajena a ellas. Y la televisión más. Así que por más que uno (moi) se haya hecho su composición de lugar y planteado sus objetivos, lo que sucede realmente está demasiado dentro de un entramado complejo de intereses y dependencias como para quejarse cuando no consigue que las cosas sean como uno desearía.

Y perdónenme la verborrea. Perdón por todo esto que puede sonar a autojustificación, como ya lo comenté hace varias semanas (en efecto, el tema está dando para mucho en esta bitácora, y lo mismo alguien se piensa -la blogosfera es así de pueril- que esto marca algún paso o estadío relevante en el mundo pequeño y cenutrio de las mismas). Lo siento por ellos, aprovecho para malmeter que es algo que siempre me encantó. A lo que iba, ayer fue el tercer programa, la tercera gala. Y creo que logré colar dos o tres frases, ni siquiera brillantes. Me consuela estar convencido de que eran pertinentes, es decir, relacionadas con lo que yo he ido a hacer ahí y con las ideas que pienso necesarias transmitir. Habrá quien crea que algo así es demasiado poco, otros piensan que es demasiado... No voy a entrar en un debate sobre el particular: cualquier persona que ha trabajado para medios de comunicación sabe de lo difícil que es comunicar lo que uno quiere como uno lo quiere. Mi sentimiento es de que es poco, de poca utilidad. Pensar que si yo no hubiera estado allí algo así como lo que llegué a colar no se habría dicho tampoco me consuela. Pero, ojo, no me quejo: a lo más, me vale como enseñanza personal, porque hay que aprender las estrategias y las maneras, las formas y todo eso. Y son cosas de las que no vienen en los libros, ni en los manuales de ciencia o escepticismo, o de comunicación. Lo comentaba el otro día al hablar del asunto de la "exposición".

En fin: como cabía prever, el programa va centrándose en la experiencia humana de unos personajes con cierta vis cómica o patética, en la experiencia que están viviendo. En los roces y bajezas que tiene la cosa de la relación humana... Luego resulta que en este Castillo ellos pretenden tener poderes paranormales, pero esto es casi lo de menos. A mi me hunde el que sea lo de menos, porque la única razón por la que se puede comprender que yo esté participando en el asunto es que sus afirmaciones colisionan con lo que conocemos del mundo, representan (ellos y ellas) a un mundo que vive del engaño aprovechándose de la incultura y la necesidad de la gente, vendiendo afirmaciones que no sólo no están demostradas sino que pertenecen a algo que todos conocemos sobradamente que es puro fraude, engaño y aprovechamiento. Por ejemplo, estaba ayer a punto de entrar en el castillo una nueva bruja, esa Marisa Sevillano que largaba sapos y culebras sin venir a cuento. Y yo quería contar, o preguntarla, qué había sido del asunto de Dolores Vázquez, de ese juicio absurdo en el que se había admitido el testimonio de la bruja mentirosa para inculpar a alguien. ¿Quieren saber más del tema? Pues miren por Google para conocer las andanzar de la Sevillano. De juzgado de guardia, desde luego. Pero ahí quedó: es decir, el programa tenía un recorrido que hacer y que en cierto momento pasó de esta señora. Y ahí se quedó el tema. Lo he puesto como un pequeño ejemplo de lo que pasa cuando uno va a la tele. Sin más. Y ojo, que reconozco que al fin y al cabo el único responsable de que no se hablara del tema fui yo, que podía haberlo sacado a colación.

En fin. Que estas cosas son las que pasan en el Castillo, porque la televisión es así. No quiero, contando todo esto, buscar una justificación que no es necesaria, ni acudir al jurado de los lectores para que se apiaden de mí. Todo lo contrario, como siempre lo escribo deliberadamente, porque lo creo y creo conveniente contarlo.

Aboche estuve por tercera vez en el tribunal o jurado de ese programa. Una vez más me quedé con ganas de haber sido capaz de dar más juego (juego a las cosas a las que soy fiel). Y, esta noche en la que tenía a mano un ratito, quería expresarme para mí -es decir, para los lectores...

2004-04-07 01:00 Enlace

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