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artículos, escritos y demás piezas perfectamente obviables perpetradas por Javier Armentia (@javierarmentia por algunas redes)

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2004-05-05
)

50 Años De La Vacuna De La Polio
2004-05-05


El Correo, Territorios, Ciencia-Futuro,miércoles 5 de mayo de 2004

Hace ahora 50 años se descubrió la vacuna contra el virus de la polio, que produce una enfermedad incurable. Las vacunaciones masivas han conseguido casi erradicar la enfermedad. Pero la situación actual de África puede provocar una catástrofe.

El 26 de abril de 1934, por primera vez en la historia, un preparado del virus de la polio desarrollado por el doctor Jonas Salk, se comenzaba a inyectar en los alumnos de una escuela elemental norteamericana. En aquella época, había cientos de miles de niños que cada año sufrían esta enfermedad vírica. Un año después, tras las pruebas, se comenzaba una campaña de vacunación en muchos países. Una lucha que ahora hace medio siglo comenzó a ser fructífera. Pero no ha acabado.

El caso más antiguo de polio conocido aparece en una estela egipcia de hace unos 3.500 años, en la que se muestra a un sacerdote con una pierna atrofiada, uno de los efectos del ataque del poliovirus, que sufre un 1% de los infectados. Hasta un 10% sufren un ataque neurológico que puede producir parálisis en los músculos respiratorios, con riesgo de muerte por asfixia. En el 90% de los casos, sin embargo, la infección es asintomática. El virus (del que se conocen tres tipos diferentes) tiene como único reservorio al ser humano. La transmisión se produce principalmente de persona a persona, por vía oral o fecal, también por saliva, heces o aguas contaminadas.

Fueron dos médicos austriacos, Landsteiner y Popper quienes descubrieron e 1909 el origen vírico de esta infección que afecta habitualmente a los niños menores de cinco años. Históricamente, el virus ha cohabitado con el ser humano en todo el mundo, provocando a veces importantes epidemias, como una registrada en 1915 en Nueva York, que mató a unas nueve mil personas y provocó parálisis a casi treinta mil. Franklin D. Roosvelt, presidente de EEUU, contrajo la enfermedad a los 39 años, en 1921, y fue él quien abanderó las primeras campañas de sensibilización pública ante este problema sanitario infantil a finales de los años 20, la famosa "March of Dimes" (la "marcha de los reales"), que solicitaba una pequeña cantidad de dinero para ampliar la red de sanatorios y las terapias para los infectados, incluyendo pulmones artificiales que llenaron el país.

Sin embargo, la búsqueda de una vacuna segura y efectiva tardó todavía varios decenios. Las vacunas son, en esencia, preparados de versiones atenuadas del virus, que son inactivos a la hora de producir los efectos perniciosos, pero permiten al organismo desarrollar defensas contra un posible ataque del poliovirus. Jonas Salk desarrolló el primer preparado inyectable en 1954, y poco después Albert Sabin preparó una vacuna oral.

La vacuna habitualmente usada en España es un preparado oral (VPO) que se administra en cinco ocasiones: cuatro antes de los tres años y una última de recuerdo antes de los seis años, aunque en cada Comunidad Autónoma rige un calendario diferente. Evidentemente, el pediatra informa siempre a los padres del calendario de vacunaciones. En otros países, como EEUU, se prefiere la vacuna inyectada (VPI). Las incompatibilidades de estas vacunas son escasas, de manera que no suele ocasionar problemas. Hace dos años se certificó a España como país libre de polio (aunque el último caso se había registrado en 1988).

En efecto, la aparición de las vacunas a mediados de los años cincuenta y las amplias campañas de vacunación infantil que comenzaron en todo el mundo permitieron reducir drásticamente la incidencia de la poliomielitis. Aún hoy, sin embargo, se calcula que unos 20 millones de personas sufren atrofias como resultado de la poliomielitis. El genoma del poliovirus, relativamente sencillo, está secuenciado desde hace años y, a mediados de 2002, se convirtió en el esquema que un equipo de bioquímicos dirigido por Eckard Wimmer utilizó para crear el primer virus completamente sintético. Para ello ensamblaron los fragmentos de genes siguiendo el preciso mapa de su genoma. Wimmer resumía la labor: "el poliovirus es una sustancia química que se puede representar con una fórmula compuesta de 332.652 moléculas de carbono, 492.388 de hidrógeno, 98.245 de nitrógeno, 131.196 de oxígeno, 7.501 de fósforo y 2.340 de azufre y con un ciclo vital". La publicación de este trabajo en Science generó una amplia controversia sobre el posible uso de un genoma vírico para crear nuevas enfermedades susceptibles de ser utilizadas como arma de guerra.

El último gran ataque contra la polio nació hace quince años como una iniciativa internacional coordinada desde la Organización Mundial de la Salud (OMS). En 1988 había casi medio millón de casos al año, y el objetivo era erradicar por completo la enfermedad para el año 2005. Se está cerca, pero aún quedan unos años antes de que podamos decir, como sucedió con la viruela en 1980, que esta enfermedad ha pasado a la historia. Se calcula que tras inmunizar a 500 millones de niños, unos cinco millones se han salvado de padecer parálisis gracias a estos programas.


La lucha continua con vaivenes.
El pasado 14 de abril la OMS anunciaba el primer caso de polio en los últimos trece años. Esta organización viene alertando desde hace varios años que los planes de erradicación de la enfermedad se ven seriamente comprometidos por las epidemias que se dan en Nigeria y países cercanos. Las cepas autóctonas del virus pueden ser atacadas, y lo están siendo, con vacunaciones masivas de niños (para este año se quieren vacunar 250 millones en todo el mundo). Pero la situación actual de África tiene un cruel reflejo en el estado sanitario de la población. Se estima que más de cincuenta millones de niños están aún sin vacunar y, potencialmente, la epidemia de polio podría afectarles.

A finales del siglo pasado se llegó a la cifra récord en la lucha contra la polio de tener menos de 500 enfermos al año. Sin embargo, en 2003 fueron dos mil los afectados. Los planes iniciales de la OMS calculan una completa erradicación de la enfermedad para el 2007, y los expertos aún confían en poder cumplir plazos, pero la realidad es que en Ghana, Togo, Benin, República Centroafricana, Burkina Fasso, Chad, Camerún y Costa de Marfil vuelve a haber enfermos de poliomielitis, tras años de haberse olvidado la enfermedad. Junto con India, Pakistán y Afganistán, estos países aún tienen el poliovirus endémico.

Enlaces.
- End of Polio (en castellano, acojonante galería de imágenes de Sebastião Salgado)
- Poliomielitis por la OMS
- Polio erradication



Addendum.
Lo que es la vida. Cuando estaba escribiendo este artículo la cosa es que todo me sonaba demasiado conocido. Tras acabar todo y enviarlo al periódico, puse en google "polio javier armentia" y lo que el olvido había conseguido el buscador ahora en bolsa me lo devolvió con creces. Tal y como consta en El Escéptico Digital, en el año 2001 -año 1 antes de ElPez bitacorero- había escrito, para el mismo periódico, un artículo que en parte era el mismo: El fin de la polio. El artículo lo pego a continuación, no sin hacer notar que algunas cifras cambian... ¿cuál es la más certera? tiendo a pensar que las que he puesto en la versión 2004, pero vaya usted a saber. Como mínima reflexión, mira que uno es tonto que hasta para copiarse a sí mismo se toma el trabajo de no leer el artículo... En fin, cosas de la vida.

El fin de la polio.
La poliomielitis, una enfermedad vírica que hace medio siglo afectaba a millones de personas, matando a decenas de miles de niños anualmente sólo en el mundo industrializado, está cerca de ser erradicada. La Organización Mundial de la Salud (OMS) espera declarar al mundo libre de polio en el 2005. La introducción de vacunas efectivas a finales de los años 50 permitió que la polio comenzara a ser historia, al menos en los países desarrollados. A mediados de los 90, la OMS estableció una campaña de erradicación mundial que se concretó en el 98 con la aprobación por parte de la Asamblea Mundial de la Salud en Ginebra (Suiza) del objetivo de erradicarla por completo en el 2000. Se establecieron así los programas de inmunización rutinaria en los países aún afectados (actualmente algunas zonas de África, especialmente Angola y Somalia, y parte de Asia, principalmente India y Pakistán). Ya están certificados como libres de virus los continentes americanos y Australia, China y el Sureste Asiático. Y en breve, Europa, los países de la antigua Unión Soviética y el África Sahariana, así como el cono sur africano lo estarán también.

En los lugares donde aún se detecta prevalencia del virus, se siguen llevando a cabo actividades de inmunización “de barrido”, recorriendo los núcleos de población donde se han detectado casos y vacunando a los habitantes. Por otro lado, se mantienen las redes de vigilancia para estudiar todos los casos de parálisis flácida aguda, potencialmente relacionados con el poliovirus. En los años anteriores, se han realizado además campañas de sensibilización social, los “días nacionales de inmunización”, completando así una estrategia que ha visto sus esfuerzos, institucionales y económicos, recompensados.

Se ha producido un retraso, aunque los planes siguen su curso: de los 350.000 casos registrados en el 98, se pasó el año pasado a sólo 3.500. Un verdadero logro contra una enfermedad que ha sido posible por afectar solamente a humanos, por la existencia de vacunas eficaces que aseguran la inmunidad de por vida y por las características del virus, incapaz de existir en el ambiente durante plazos prolongados. Dentro de unos años, el virus de la polio sólo permanecerá en algunos laboratorios de alta seguridad biológica, donde se irán desarrollando estudios finales de carácter genético y bioquímico. Posiblemente dentro de unos 10 años se destruirán las últimas cepas del virus, y esta enfermedad pasará a la historia.

Como lo hizo la viruela, de la que el último caso confirmado se dio en 1977. Afortunadamente, según los epidemiólogos, porque la aparición del Sida en el mundo desarrollado en los 80 habría supuesto grandes problemas: la vacuna elaborada a base de virus con actividad atenuada, pero vivos, habría sido mortal para los enfermos con problemas inmunológicos. El 8 de mayo de 1980 la OMS declaró erradicada la viruela, aunque todavía se conservan los peligrosos virus en laboratorios. En el caso de que este virus flagelado se soltara de nuevo en libertad, posiblemente se tendría de nuevo una de las más peligrosas enfermedades. Por eso numerosas voces han venido exigiendo la destrucción de las cepas de laboratorio, especialmente después de la secuenciación del genoma del virus. Sin embargo, tanto Rusia como EEUU, quienes disponen del mismo, lo siguen considerando como de interés estratégico.

No son las únicas enfermedades que la OMS tiene como objetivo erradicar. La filariasis, la lepra, la dracunculosis, el tétanos, la enfermedad de Chagas y el sarampión tienen también programas de erradicación.

Aunque no siempre es posible hacer desaparecer, como sucedió con la viruela y seguramente con la polio, el agente causante. Por ejemplo, en el caso del tétanos, la bacteria responsable (el Clostridium tetanii) puede vivir, y abunda, libremente sin necesidad de portadores humanos. Por esta razón, la erradicación del tétanos supone la inmunización completa de la población ante su ataque, de manera que de forma efectiva suponga la desaparición de la enfermedad. Aunque en estos casos se deberá mantener tanto la vacunación como los programas de vigilancia.

Otra enfermedad que puede desaparecer en menos de cinco años es el sarampión. Y eso que hace sólo treinta años parecía una enfermedad “que había que pasar”, controlando sus efectos mediante medicación para evitar la mortalidad natural de esta enfermedad infecciosa. El descubrimiento de la vacuna antisarampionosa en los años 60 logró empezar a frenar a una enfermedad que afectaba anualmente a más de 135 millones de personas, causando unas cifras de mortandad infantil anual cercanas a los ocho millones. Aunque todavía existen niños que mueren por sarampión, la cifra está disminuyendo de forma brutal, como sucedía con la polio. Sólo en América del Sur, por ejemplo, se ha pasado en el 97 de contabilizar más de 50.000 casos a menos de 3.000 el año pasado. Como suele suceder con otras enfermedades infecciosas, sigue siendo el mundo pobre quien sufre todavía el sarampión, aunque los programas de vacunación infantil, que proporcionan una inmunización efectiva de por vida, alcanzan ya a más de un 98% de la población mundial. La OMS quería que para finales del año pasado se pudiera completar el programa de erradicación, pero por el momento se ha alargado la fecha de cierre.

Y otra enfermedad que parece haber acompañado a la civilización desde sus comienzos, la lepra, causada por el Mycobacterium leprae, está también viviendo sus últimos años de vida. Del aislamiento social al que se condenaba a los leprosos hasta hace unos decenios, se ha pasado, gracias a los desarrollos médico sanitarios, a un horizonte de erradicación para antes de cinco años. La lepra es una enfermedad curable en los primeros estadios de degeneración de la piel y los nervios producidos por la bacteria responsable: su diagnóstico precoz es sencillo, y desde comienzos de los ochenta se comprobó que las terapias múltiples de varias medicinas conseguía matar al agente patógeno. La mejora en las condiciones sanitarias y alimentarias son la condición que permitirá reducir a cero la incidencia de una enfermedad que, todavía a comienzos del año pasado afectaba a una persona de cada 8.000 en África, América Latina y Asia.

Aún queda mucho por hacer
A pesar de los avances que la OMS ha favorecido en la lucha contra las enfermedades infecciosas, aún queda mucho trabajo pendiente. Sin duda, el mapa de las enfermedades mortales es un mapa de la pobreza y del hambre. Y no conviene pecar de optimismo cuando el Sida sigue siendo una epidemia en avance en África, o mientras el paludismo y la tuberculosis siguen provocando la muerte de más de cinco millones de personas al año.

Tengamos en cuenta además que enfermedades como la tuberculosis aumentan en las bolsas de pobreza del mundo desarrollado, que aún no se ha desarrollado una vacuna efectiva contra el paludismo, la principal enfermedad infecciosa, responsable de unos dos millones de muertes anualmente. Por otro lado, las diarreas, debidas al consumo de agua y alimentos contaminados, causa un número de niños estimado entre los 3 y 4 millones al año.

Las comisiones de expertos de la OMS reclaman más dinero para investigación y desarrollo de fármacos, para la elaboración de campañas de prevención, pero sobre todo hace falta mejorar las condiciones de vida de cientos de millones de personas que no tienen acceso a agua corriente y que están mal nutridos. Asignaturas pendientes que siguen siendo una gran lacra sin erradicar.

2004-05-05 01:00 Enlace

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Comentarios

1
De: SILVIA VALERO Fecha: 2005-09-10 18:27

soy estudiante univesrsitaria y quede impactada con le infomacion que esta propuesta aqui en gogle !! no me habia imaginado lo gran importancia que tienen las vacunas jamas me habia interesadop en algo asi ... esta genial... aa y por cierto saque 10 en mi investigacion gracias



2
De: brayan julian dias peres Fecha: 2007-03-05 17:52

eres fea o vonita



3
De: brayan julian dias peres Fecha: 2007-03-05 17:53

eres fea o vonita



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