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Historias > El Mundo De Los Corales
2004-06-11
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Territorios, Ciencia-Futuro, miércoles 9 de junio de 2004, EL CORREO
Los arrecifes coralinos constituyen el ecosistema más variado del mundo marino, comparable en biodiversidad a las selvas tropicales, y el que más biomasa genera en nuestro planeta. La forma en que se regula su crecimiento comienza a ser comprendida mejor. Irónicamente, esto puede pasar sólo unos decenios antes de que desaparezcan víctimas del cambio climático.
Como en muchos otros aspectos de la biología, le debemos a Darwin la explicación primera de la evolución de los atolones coralinos de los mares tropicales. En la base de todo está un microorganismo constructor, que vive en colonias, un animal invertebrado conocido como hermatípico, del que existen muchas especies diferentes. A pesar de que visualmente asociamos el coral a las construcciones de estos animales, deposiciones calcáreas fundamentales en la formación de los arrecifes (las estructuras de origen orgánico más grandes de la Tierra), realmente estamos hablando de animales. O, mejor dicho, de colonias que viven en simbiosis con algas (genéricamente conocidas como zooxantellas). El papel de esta colaboración comenzó a ser conocido a partir de los estudios sistemáticos de los ecosistemas coralinos en los años 50.
Esta semana se han publicado en la revista Science dos estudios diferentes sobre la interacción entre las zooxantellas y los hermatípicos. Una relación tempestuosa que muestra cómo el término "simbiosis" tiene un variado abanico de posibilidades. A menudo, el crecimiento de la colonia animal se hace a expensas del crecimiento de la colonia vegetal. Y viceversa. La causa está en que se trata de un ambiente pobre en nutrientes, y ambas especies han de compartir los mismos recursos. Esta interacción, además, es mucho más compleja, incorporando la proliferación o desaparición de diferentes especies de algas conforme el coral va madurando y creciendo, o cuando las condiciones externas son alteradas. Más complejidad si tenemos en cuenta que estos ritmos desfasados pueden ser alterados por múltiples circunstancias, y condicionan el desarrollo de la colonia coralina y su capacidad de producir estructuras calcáreas.
Cynthia L. Lewis y Mary Alice Cofforth, del Departamento de Biología de la Universidad de Nueva Cork en Buffalo, han estudiado los episodios de "blanqueado" que sufren muchos corales, y que se deben a la desaparición de las algas simbióticas. Esto se puede producir por múltiples causas, como aumento en la temperatura del agua, incremento de la radiación solar y otras alteraciones del entorno. Las algas desaparecen y el coral pierde el color (de ahí el término que se suele usar). De hecho, si la situación se prolongara, al faltar el elemento productor de oxígeno y alimentos mediante la fotosíntesis, la colonia de coral puede llegar a morir.
En los últimos años se ha comprobado este fenómeno cada vez más extendido en los ecosistemas coralinos, debido a cambios en la temperatura de los mares tropicales y el establecimiento de nuevos sistemas de corrientes, muy probablemente resultado de los cambios que en todo el océano están sucediendo debido al calentamiento global (es decir, antropogénicos, generados por la actividad humana, por más que ésta se dé a miles de kilómetros de distancia). Hay una alta posibilidad de que el coral acabe muriendo, pero también se han encontrado numerosos casos en los que tras la fase de desaparición de las algas (dinoflagelados), puede establecerse una simbiosis con otra especie diferente de alga. Hasta ahora se ignoraba cómo se establecían estas nuevas relaciones, o si los simbiontes derivaban de las anteriores o venían de fuera. Para conocer la respuesta, estas investigadoras han analizado genéticamente las diferentes especies en simbiosis (y en conflicto), encontrando que las poblaciones de algas no son de una única especie, encontrándose variedades cercanas en diferentes proporciones. Esto permite que, cuando las condiciones cambian, la variedad genética permita a alguna de ellas tener más posibilidades de sobrevivir, al resultar mejor adaptada. La existencia de poblaciones diferentes asegura, además, que los corales que consiguen recuperarse de su población de algas, que crece gracias a encontrar un territorio sin competidores, adquieren con esta nueva relación una mejor capacidad de adaptarse ellos mismos.
En cierto modo, así, los corales se aprovechan de la biodiversidad vegetal que mantienen para asegurar su supervivencia. ¿Cómo se ha llegado a establecer este complejo entramado de relaciones? La respuesta la aportan los estudios de un equipo de la Escuela de Biología Marina y Acuicultura de la Universidad James Cook (Townsville, Australia), que han comparado las poblaciones simbióticas de corales jóvenes y maduros, gracias a marcadores genéticos. Angela F. Little y sus colaboradores han encontrado que un coral joven resulta "infectado" de las zooxantellas por proximidad de otros corales cercanos. La infección llega a un nivel interno, lo que se denomina una endosimbiosis, porque las algas se introducen en el endodermo de los corales.
Al principio hay diferentes variedades de especies cercanas de los dinoflagelados, pero la diferente eficacia de la simbiosis provoca que algunas partes del coral, con poblaciones de animales que tienen el alga que más eficientemente fija el Nitrógeno, crezcan más, estableciéndose así, con el tiempo, una selección natural del alga que resultará predominante.
Un mundo amenazado
Los arrecifes coralinos constituyen uno de los termómetros históricos que usan actualmente los climatólogos para analizar la evolución de la temperatura de nuestro planeta a lo largo de grandes periodos de tiempo. Las épocas de mayor o menor crecimiento de los arrecifes coralinos están directamente relacionadas con los cambios de temperatura y de otras condiciones físicas. Los estudios dendrocronológicos (analizando el crecimiento anular de los árboles) y los análisis del hielo glaciar proporcionan datos que resultan coherentes, y que han permitido en los últimos quince años reconstruir los cambios del clima global del planeta.
Los cambios radicales que se están produciendo en los océanos provenientes de la actividad industrial humana, el conocido "cambio climático" puede estar alterando de manera irreversible el arrecife coralino, ecosistemas muy sensibles a las condiciones térmicas y las consecuencias derivadas de ellas (el cambio en la concentración de nutrientes, la densidad y salinidad del agua, que conlleva también cambios en la insolación submarina, o incluso el posible incremento en el nivel de los mares debido a la fusión de masas de hielo polar no flotantes) podrían llegar a ser irreversibles. La forma en que los episodios cada vez más frecuentes de "blanqueo" de corales se va solventando, o no, permitirá comprobar si el efecto es letal a medio plazo o si aún quedan esperanzas. Tengamos en cuenta que el 25% de las especies marinas están asociadas a estos ecosistemas en peligro de extinción. Y no olvidemos que, de forma directa, la actividad depredadora humana, unida a la contaminación de aguas que necesitan un grado de limpieza extremo, han conseguido ya la desaparición de entre un 10 y un 15% de los arrecifes coralinos (según diversas estimaciones).
2004-06-11 01:00 Enlace
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Comentarios
1
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De: Macarena |
Fecha: 2006-05-25 01:46 |
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realmente fascinante... anonadada con lo maravilloso del mundo de arrecifes y su relacion endosimbionte que hace de estos complejos y unicos individuos unos verdaderos microorganismos "de primera categoria" .. FELICITACIONES!
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2
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De: Luz María Romero Villalta |
Fecha: 2007-10-06 00:13 |
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Muy bueno el artículo.
Quisiera saber exactamente que muestra la foto del artículo.
Muchas gracias.
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3
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De: Anónimo |
Fecha: 2008-01-02 21:09 |
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Los arrecifes coralinoes constituyen el ecosistema más variado del mundo Marino, comparable en biodiversidad a las selvas tropicales, y el que más biomasa genera en nuestro planeta. La forma en que se regula su crecimiento comienza a ser comprendida mejor. Irónicamente, esto puede pasar sólo unos decenios antes de que desaparezcan víctimas del cambio climático.
Como en muchos otros aspectos de la biología, le debemos a Darwin la explicación primera de la evolución de los atolones coralinos de los mares tropicales. En la base de todo está un microorganismo constructor, que vive en colonias, un animal invertebrado conocido como hermatípico, del que existen muchas especies diferentes. A pesar de que visualmente asociamos el coral a las construcciones de estos animales, deposiciones calcáreas fundamentales en la formación de los arrecifes (las estructuras de origen orgánico más grandes de la Tierra), realmente estamos hablando de animales. O, mejor dicho, de colonias que viven en simbiosis con algas (genéricamente conocidas como zooxantellas). El papel de esta colaboración comenzó a ser conocido a partir de los estudios sistemáticos de los ecosistemas coralinos en los años 50.
Esta semana se han publicado en la revista Science dos estudios diferentes sobre la interacción entre las zooxantellas y los hermatípicos. Una relación tempestuosa que muestra cómo el término "simbiosis" tiene un variado abanico de posibilidades. A menudo, el crecimiento de la colonia animal se hace a expensas del crecimiento de la colonia vegetal. Y viceversa. La causa está en que se trata de un ambiente pobre en nutrientes, y ambas especies han de compartir los mismos recursos. Esta interacción, además, es mucho más compleja, incorporando la proliferación o desaparición de diferentes especies de algas conforme el coral va madurando y creciendo, o cuando las condiciones externas son alteradas. Más complejidad si tenemos en cuenta que estos ritmos desfasados pueden ser alterados por múltiples circunstancias, y condicionan el desarrollo de la colonia coralina y su capacidad de producir estructuras calcáreas.
Cynthia L. Lewis y Mary Alice Cofforth, del Departamento de Biología de la Universidad de Nueva Cork en Buffalo, han estudiado los episodios de "blanqueado" que sufren muchos corales, y que se deben a la desaparición de las algas simbióticas. Esto se puede producir por múltiples causas, como aumento en la temperatura del agua, incremento de la radiación solar y otras alteraciones del entorno. Las algas desaparecen y el coral pierde el color (de ahí el término que se suele usar). De hecho, si la situación se prolongara, al faltar el elemento productor de oxígeno y alimentos mediante la fotosíntesis, la colonia de coral puede llegar a morir.
En los últimos años se ha comprobado este fenómeno cada vez más extendido en los ecosistemas coralinos, debido a cambios en la temperatura de los mares tropicales y el establecimiento de nuevos sistemas de corrientes, muy probablemente resultado de los cambios que en todo el océano están sucediendo debido al calentamiento global (es decir, antropogénicos, generados por la actividad humana, por más que ésta se dé a miles de kilómetros de distancia). Hay una alta posibilidad de que el coral acabe muriendo, pero también se han encontrado numerosos casos en los que tras la fase de desaparición de las algas (dinoflagelados), puede establecerse una simbiosis con otra especie diferente de alga. Hasta ahora se ignoraba cómo se establecían estas nuevas relaciones, o si los simbiontes derivaban de las anteriores o venían de fuera. Para conocer la respuesta, estas investigadoras han analizado genéticamente las diferentes especies en simbiosis (y en conflicto), encontrando que las poblaciones de algas no son de una única especie, encontrándose variedades cercanas en diferentes proporciones. Esto permite que, cuando las condiciones cambian, la variedad genética permita a alguna de ellas tener más posibilidades de sobrevivir, al resultar mejor adaptada. La existencia de poblaciones diferentes asegura, además, que los corales que consiguen recuperarse de su población de algas, que crece gracias a encontrar un territorio sin competidores, adquieren con esta nueva relación una mejor capacidad de adaptarse ellos mismos.
En cierto modo, así, los corales se aprovechan de la biodiversidad vegetal que mantienen para asegurar su supervivencia. ¿Cómo se ha llegado a establecer este complejo entramado de relaciones? La respuesta la aportan los estudios de un equipo de la Escuela de Biología Marina y Acuicultura de la Universidad James Cook (Townsville, Australia), que han comparado las poblaciones simbióticas de corales jóvenes y maduros, gracias a marcadores genéticos. Angela F. Little y sus colaboradores han encontrado que un coral joven resulta "infectado" de las zooxantellas por proximidad de otros corales cercanos. La infección llega a un nivel interno, lo que se denomina una endosimbiosis, porque las algas se introducen en el endodermo de los corales.
Al principio hay diferentes variedades de especies cercanas de los dinoflagelados, pero la diferente eficacia de la simbiosis provoca que algunas partes del coral, con poblaciones de animales que tienen el alga que más eficientemente fija el Nitrógeno, crezcan más, estableciéndose así, con el tiempo, una selección natural del alga que resultará predominante.
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4
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De: Iván |
Fecha: 2008-01-02 21:33 |
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Chapó anonimo :)
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5
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De: kl |
Fecha: 2008-04-30 02:12 |
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hgjyhgj
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6
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De: SATURNINO LOPEZ DEL PINO !! |
Fecha: 2008-06-03 16:33 |
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ME GUUUSTA.... ;)
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