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2004-07-21
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Territorios, Ciencia-Futuro, miércoles 21 de julio de 2004, EL CORREO
Javier Armentia
Hace dos siglos llegaba a América la primera expedición sanitaria de la historia: dirigida por el doctor Balmís, consiguió extender la vacuna de la viruela por América y Oceanía
Fueron llamados "los galleguitos": 22 niños expósitos coruñeses a los que se había inoculado el virus de la viruela y que embarcaron el 30 de noviembre de 1803 camino de América a bordo del María Pita. Se trataba de la "Real Expedición Filantrópica de la vacuna de la viruela", patrocinada por el rey Carlos IV, muy sensibilizado ante la viruela por haber perdido un hijo debido a esa enfermedad. Unos años antes, en 1796, el inglés Edward Jenner había inoculado la linfa de las pústulas de una mujer enferma de "viruela bovina" al niño James Phipps, consiguiendo inmunizarlo ante la viruela humana, bastante similar. Habían nacido las vacunas (nombre obviamente alusivo a la enfermedad bovina).
Hoy la viruela es historia: se trata de una enfermedad extinta, cuyo virus se conserva en algunos laboratorios de alta seguridad biológica. Pero se trataba de una enfermedad con alta mortalidad, que había afectado a millones de personas. De hecho, la llegada accidental (mediante marinos infectados) del virus de la viruela a México, en los barcos de Hernán Cortés en 1520, fue posiblemente uno de los factores decisivos en la victoria sobre los mexicas de Tenochtitlán: la población indígena resultó diezmada por enfermedades que venían de Europa y contra las que nunca el organismo de los americanos había sido preparado.
Francisco Javier Balmís (nacido en Alicante en 1753, murió en 1819) fue el elegido para la expedición científica de Carlos IV. Tenía una amplia experiencia médica y quirúrgica, y conocía América. Había además traducido al castellano el primer tratado sobre vacunaciones, y se erigió como la autoridad nacional en la nueva vacuna jenneriana. Los trabajos de Jenner se habían publicado en 1798, y habían llegado a España las primeras vacunas y tratados sobre su uso en 1880. El primer año del nuevo siglo XIX se comenzaba la vacunación de forma masiva en el viejo mundo, consiguiendo evitar la mortalidad del 30% de la enfermedad, para la que realmente seguía sin haber cura. Se trataba de la primera experiencia internacional de medicina preventiva, que sería continuada a lo largo del siglo con el desarrollo de nuevas vacunas, como la de la rabia de Pasteur.
Sin embargo, no era fácil saltar el Atlántico: los viajes duraban más de un mes, de manera que una persona inoculada con la vacuna desarrollaría la enfermedad y la superaría antes de llegar a América. El mecanismo ideado resultó efectivo: al partir se había infectado a dos de los "galleguitos", que fueron desarrollando las vesículas características de la enfermedad bovina en la primera semana. Mediante un contacto "brazo a brazo" del fluido de las pústulas frescas (antes de que se desarrollara la inmunidad, durante los primeros días), estos dos pasaron la enfermedad a los dos siguientes, y estos a otros dos... De esta manera, y con el almacenamiento de los fluidos vacunos por parte de Balmís en ampollas específicas, se consiguió llegar con la vacuna a las costas de Puerto Rico en febrero de 1804, tras parar, y dejar la vacuna también, en Tenerife en diciembre. La expedición recaló después en Venezuela, donde se dividió en dos grupos: el primero, dirigido por el propio Balmís se encaminó a Cuba y México; el segundo, a cargo del médico catalán José Salvany, recorrió Sudamérica: Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Bolivia y Argentina (donde murió Salvany en 1810). De la vacuna de Salvany se nutrió también al Brasil, como la de Balmís llegó a Guatemala desde México. Unos meses después, Balmís partió de nuevo en barco por el Pacífico, hacia Filipinas y China, donde llevó la vacuna. Regresó circunnavegando el mundo a España en 1806.
Realmente, la innovación de la vacuna de Jenner suponía que inmunizaba por completo ante el ataque del virus de la viruela. Pero desde hacía varios siglos (se data en el siglo X en China y la India) una técnica denominada posteriormente "variolización", que suponía la inoculación a una persona sana de los fluidos de un enfermo. La supervivencia era cinco veces mayor que si uno se exponía al virus. Hay que hacer notar que con muy pocos virus (entre 10 y 100) se puede producir el contagio: un solo estornudo libera al aire millones de ellos. Estas técnicas de variolización eran usadas en el Imperio Otomano habitualmente, desde donde pasaron a Europa, especialmente gracias a Lady Mary Wortley Montague quien la llevó a Inglaterra.
Las vacunas "modernas", derivadas de los trabajos de Pasteur, permitieron que se inmunizara usando el mismo virus causante de la enfermedad (era en cierto modo una vuelta a la variolización), pero empleando cepas que se habían atenuado en actividad. La introducción de las vacunas, incluso esta expedición de Balmís no estuvo exenta de controversias: la Iglesia se opuso durante muchos decenios a este tipo de actividades que, en su opinión, alteraban el curso de la naturaleza y los designios divinos.
Los Niños De La Ciencia
Los Museos Científicos Coruñeses inauguraron a finales del año pasado una exposición titulada "Vacunas para todos" donde se recogen numerosos datos sobre la expedición de Balmís, pero también sobre la viruela y las vacunas en general. En el segundo semestre pasará al Museo de las Ciencias Príncipe Felipe de Valencia y el año que viene irá al Parque de las Ciencias de Granada. Con un enfoque lúdico (como es marca de la casa coruñesa) y muchos guiños a los visitantes, se recorre la azarosa historia de este viaje de vacunación, la primera campaña internacional antivariólica, además de adentrarse en los mecanismos de acción de las vacunas, a través de la activación del sistema inmune del organismo.
La exposición está dedicada, en palabras del director de los Museos Científicos Coruñeses "como homenaje a los niños de la ciencia, que son todos los niños". Hoy puede resultar sorprendente el uso de niños de un orfanato para preservar la vacuna durante el largo viaje transatlántico, pero en aquella época resultó la manera más efectiva de comenzar la lucha contra una enfermedad que, hace dos siglos, mataba anualmente a casi medio millón de personas, sólo en Europa. El uso del niño, un verdadero descubrimiento para la medicina, supuso también el nacimiento de la pediatría como rama de la medicina específica, de igual forma que esta campaña sirvió como experimento para establecer en España la sanidad pública.
Enlaces
Exposición
VACUNAS PARA TODOS en Domus - Museos Científicos Coruñeses
Instituto de Sanidad Carlos III y Ministerio de Sanidad y Consumo:
página web de los actos del bicentenario de la expedición Balmís
Asociación Española de Pediatría: libro sobre Balmís en versión electrónica (PDFs). "
En el nombre de los Niños. Real expedición Filantrópica de la Vacuna 1803-1806", de Emilio Balaguer Perigüell y Rosa Ballester Añon
Fundación Francisco X. Balmís - Rotary Club de Alicante.
2004-07-21 01:00 Enlace
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Comentarios
1
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De: jamnia habriela |
Fecha: 2009-12-04 01:52 |
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es muy buena imformacion pero me gustaria
que hubiera mas informacion como para llenar un contenido o proyecto
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