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Historias > Desarrollo Sostenible En Los Bosques Del Quetzal
2002-07-24
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Publicado en El Correo, TERRITORIOS, miércoles 24 de julio de 2002
Las tierras que hoy forman Costa Rica emergieron del mar hace menos de cinco millones de años. Resultado de la interacción tectónica entre las placas de Norteamérica, Sudamérica y el Pacífico, el Océano Atlántico y el Pacífico quedaron separados por una cadena montañosa que ocupa desde el istmo de Panamá hasta Honduras. Una zona en la que la actividad volcánica sigue siendo hoy muy importante, y donde los plegamientos de la corteza han elevado cordilleras, como la de Talamanca, de más de 3.000 metros de altitud.
Este puente relativamente reciente (en términos geológicos) entre América del Norte y del Sur se convirtió en lugar de paso para la expansión de especies vegetales y animales, creando así un verdadero laboratorio donde la evolución biológica experimenta de manera incansable. Costa Rica, con una superficie de 51.100 kilómetros cuadrados, es el país del mundo con mayor densidad de biodiversidad, es decir, de especies, de variabilidad genética dentro de las especies y de ecosistemas. Y no sólo por ser ese puente interamericano, sino también por contar con una orografía muy variada: valles que descienden desde los tres mil metros de altura hasta el mar en poco más de cuarenta kilómetros, estratificándose en una gran variedad de tipos de bosque diferentes, desde la vegetación montana casi totalmente exenta de árboles al riquísimo bosque tropical húmedo, que ha sobrevivido a la explotación humana.
Aunque casi por los pelos. Desde la última guerra civil en el país, en el año 47, cuando se estableció la democracia actual (y se eliminó el ejército), la política costarricense favoreció el asentamiento de colonos en las zonas vírgenes del país, intentando descongestionar el valle central donde se asienta la capital, San José, y gran parte de la población del país. Entre 1950 y 1975, cuando se estableció una nueva política, de protección de los bosques, la colonización supuso una deforestación brutal: pasó de un 73% del territorio cubierto de bosques a poco más de un 20%. Desde entonces, esos bosques están protegidos, habiéndose paralizado la exportación legal de maderas tropicales y estableciéndose áreas de desarrollo en las que se intenta recuperar ese patrimonio naturalístico.
Entidades de investigación, como el Instituto Nacional de Biodiversidad (INBio), creado en 1989 como asociación civil gracias al esfuerzo de biólogos universitarios costarricenses, con la colaboración de las instancias oficiales y de numerosas universidades de todo el mundo, han sido los promotores de una concienciación sobre la biodiversidad que se palpa en todo el país: el tico (como los costarricenses se autodenominan) es un verdadero apasionado de estos temas, de manera que casi cualquier persona de la calle es un experto en estos temas. La labor del INBio fue reconocida en 1995 con el premio Príncipe de Asturias a la Ciencia y Tecnología, y por las numerosas colaboraciones científicas que permiten llevar a cabo las labores de inventario de especies (se estima que en Costa Rica existen casi noventa millones de especies de seres vivos, un 17% de las que pueden existir en la Tierra, de las que por el momento se conocen un millón setecientas cincuenta mil), de establecimiento de bases de datos para recoger y analizar la información y, sobre todo, los trabajos de bioprospección (buscando usos sostenibles, nuevos medicamentos y productos derivados de esa riqueza biológica) y de educación ambiental.
La cooperación española, a través de la AECI (Agencia Española de Cooperación Internacional) se centra, en los últimos años, en proyectos que permitirán desarrollar zonas del país en las que por un lado se pretende mantener el bosque primario (el que no ha sido tocado por el ser humano) y recuperar las zonas deforestadas o esquilmadas por la acción humana a la vez que se asegura el desarrollo de las comunidades que habitan en ellas, mejorando las infraestructuras y estableciendo sistemas productivos que favorezcan estos objetivos. Uno de los proyectos de la AECI, dentro del programa Araucaria, está trabajando en el valle del río Savegre, una zona de unas sesenta mil hectáreas en las que la mitad es bosque primario y donde subsisten veintitrés comunidades de colonos, unas 3.500 personas. Este valle, que se comenzó a poblar a mediados de los años 50, es una cuenca de 41 km de longitud que baja desde el Macizo de la Muerte, con casi 3.500 metros de altitud, hasta el Pacífico. Contiene ecosistemas muy valiosos, como el bosque nublado donde existe una gran variedad de especies, tanto animales (por ejemplo, el casi extinto en otros países pájaro quetzal, considerado portador de la divinidad por los mayas) como vegetales.
Desde el 2000, el proyecto Araucaria invierte un millón de dólares anualmente (la mitad se gestiona como canje de la deuda de Costa Rica con España, la otra mitad es subvención directa con contrapartida costarricense en técnicos, instalaciones y logística). En opinión del director de Araucaria en Costa Rica, Álvaro Pacheco, la consecución de un plan de ordenación del territorio, el establecimiento de prácticas de agricultura y ganadería conservacionista, la mejora en las infraestructuras, podrá asegurar el desarrollo sostenible del valle. Además, el ecoturismo supondrá en ésta y otras reservas del país, un aporte considerable de divisas y una mayor concienciación de la importancia de la conservación de la biodiversidad.
Historia Y Naturaleza
Entre el 28 de junio y el 12 de julio, los trescientos veintiocho jóvenes de cuarenta países que componen la expedición 2002 de la Ruta Quetzal-BBVA han recorrido Costa Rica, visitando algunos de sus espacios protegidos, y conociendo, de la mano de expertos que trabajan en ellos, muchos de los aspectos que hacen de este país uno de los que más se han aplicado en preservar la biodiversidad. Aunque la conmemoración histórica que sirve de marco para esta universidad ambulante es el quinto centenario del cuarto viaje de Cristóbal Colón, en el que se llegó por vez primera a costas centroamericanas, es en los aspectos naturalísticos donde más hincapié se ha ido realizando. La gran variedad de ecosistemas, el esfuerzo costarricense e internacional en estudiar y conservar todo el patrimonio, asegurando vías de desarrollo para un país emergente es, en opinión del director de la ruta, el periodista navarro Miguel de la Quadra Salcedo, uno de los aspectos que más han calado en los jóvenes de 16 y 17 años que participan en esta experiencia de intercambio cultural.
Tras recorrer Panamá y Costa Rica, la Ruta Quetzal-BBVA sigue hasta fines de julio un periplo en España, reuniendo de nuevo historia y naturaleza, recorriendo ciudades como Salamanca, Toledo, Córdoba o Sevilla, pero también estudiando a fondo uno de los patrimonios de la biosfera de nuestro país: Doñana.
Algunos enlaces:
INBio
AECI
Proyectos de Araucaria sobre sostenibilidad y biodiversidad
Ruta Quetzal-BBVA
2002-07-24 00:47 Enlace
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