¿UN GOBIERNO OCULTO DEL MUNDO?
A continuación les ofrecemos un texto correspondiente a un artículo del periodista Manuel Barrios que apareció el pasado verano en el diario ABC, siguiendo la trayectoria de sus dos anteriores artículos publicados en ABC (23 y 24 de Noviembre de 1999) e igualmente reflejados en NUEVA ERA (pág. 23). Siendo éste uno de los pocos periodistas que se ha atrevido a denunciar la sumisión del poder político a los grandes financieros mundiales, al Gobierno secreto del mundo, así como origen y desarrollo, tiene si cabe, mayor importancia, al ser publicados por un diario de gran difusión, a la postre, también dependiente de ese mismo poder invisible.
Cuando la pasada semana aludí, en dos de mis artículos, a la inquietante duda sobre un hipotético Gobierno del mundo algo bastante serio que mucha gente toma a broma-, estaba lejos de sospechar que, dos días después, en la revista ENIGMAS, que dirige mi querido y admirado Dr. Jiménez del Oso, iba a hallar la más completa información sobre tal asunto, el magnífico trabajo de José Lesta y Miguel Pedrero, titulado La conspiración de los amos del mundo, para cuyos autores el iniciador de tan terrible plan fue el banquero Meyer Amschel Rothschild (1743-1812): mítico personaje, quien concibió la idea de que la mejor forma de hacer fortuna era prestar dinero a diferentes potencias europeas, con un alto interés. Esto, desde luego, implicaba el riesgo de ver impagado el préstamo, por lo que una forma de asegurar la devolución era lograr cierto poder en esos gobiernos y, por lo tanto, poseer facultad de intervenir en su política nacional. Si el gobernante se salía de las líneas marcadas por el gran magnate, siempre se podría financiar a su enemigo o rival. «Es decir, toda nación debe tener un enemigo. Si no existía, Rothschild se encargaba de crearlo». Hoy, junto al más directo descendiente del legendario Rothschild, se alinean nada menos que Warburg, Schiff, Morgan, Kuhn, Loeb, Rockefeller...
Para la consecución de sus fines, este poder originario, que con el mayor sigilo dirigía sus pasos hacia un Gobierno Oculto del Mundo, se hace realidad en la reunión de los grandes, a finales de 1910, en la isla de Jetkil, donde se creó el Banco Central estadounidense que, para evitar suspicacias prematuras, habría de llamarse Reserva Federal, cuya inmensa magnitud descubriría el senador C. A. Lindbergh, al decir, ante el proyecto de ley para su creación: «Este acto establece el trust más poderoso de la tierra (...) Cuando el presidente firme este acto, el Gobierno Invisible del poder monetario será legalizado». Un poder que planificará golpes, sublevaciones, guerras, gobiernos, dictaduras, falsas democracias, triunfos y fracasos.
Lo cierto es que tan inverosímil situación ha sido denunciada, más o menos veladamente, en reiteradas ocasiones, el gran Benjamín Disraeli lo dijo, con todas sus consecuencias: «El mundo está gobernado por personajes muy diferentes a los que creen los que no ven más allá de sus ojos». Un prohombre clave en la política del siglo XX, Winston Churchill, fue más allá: «Aquel que no vea que en la Tierra se está llevando a cabo una gran empresa, un importante plan en cuya realización nos está permitido colaborar como siervos fieles, tiene que estar ciertamente ciego».
En el otro extremo ideológico, el propio Lenin hubo de reconocer: «Detrás de la Revolución de Octubre hay personajes mucho más influyentes que los pensadores y ejecutores del marxismo». Como ha escrito Rodrigo Díaz Sitjar: «Es muy difícil creer que el rabioso comunismo actual que nos enfrenta en una competición agresiva para obtener más cosas, fue planeado hace varios siglos, pero los testimonios no dejan lugar a dudas».
Mis limitaciones intelectuales, políticas, informativas- no son pocas, pero, a pesar de ello, me atrevo a preguntar: ¿Puede creer alguien que un poder casi omnímodo, como el de la Unión Soviética fuera barrido, de la noche a la mañana, por un solo hombre (Mijail Gorbachov), si tal cataclismo no hubiese sido planeado por un gobierno en la sombra, con todos los medios a su alcance?... Hace años, J. Warburg, asociado a los Rothschild y a los Rockefeller, lo anunció en el Senado americano: «Nos guste o no, tendremos un Gobierno Mundial Único. La cuestión es si se logrará mediante convencimiento o por conquista». No olvidemos la frase que Gary Allen escuchó a un delegado de CFR: «No importa a quien vote el pueblo; siempre nos votará a nosotros».
Si usted, amable lector, tiene la oportunidad de agotar los últimos días de sus vacaciones con un viaje a Londres, no deje de visitar el Museo Británico, donde podrá contemplar los cheques con que el magnate Nathan Rothschild pagó a Karl Marx (sic)* para financiar la Revolución rusa de Octubre.
Notas:
CFR (Council of Foreign Relations)
*Hemos respetado el texto original del periódico (el resaltado los nombres y textos puestos en negrita es nuestro), por lo que el texto incluye errores como éste. La banca Rothschild (entre otros como los Kuhn, Loeb, Schiff, etc...) sí financió la Revolución de Octubre, pero, evidentemente, no a Karl Marx, sino a V. I. Lenin a través de la Nye Bank de Estocolmo.
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