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Historias > Sin Gritos
2004-08-24
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¿Se puede robar tan fácilmente un cuadro que es parte de la historia del siglo XX? Por lo que se ve sí, además se puede hacer que pasen varios días sin que nadie sepa nada del asunto. Bueno, uno se podría consolar diciendo que com oya se había hecho lo mismo hace 10 años, se veía venir. Porque "El grito", de Edvard Munch, fue ya sustraido de la Galería nacional de Oslo, aunque la policía lo encontró tres meses después. Así que lo mismo es que lo han llevado a darse una vuelta.
Lo que podría ser una especie de proyecto artístico en plan performance mundial bastante curiosa. Un día ponemos el cuadro delante de la mezquita de Nayaff. Ahí, ¿quién no va a gritar? Al día siguiente, está en Sudán. Otro día lo tenemos montado en un carguero de esclavos que se vaya a hundir en el Atlántico. La geografía de la infamia humana nos permite imaginar un largo viaje por todo el mundo, con parada en la Casa Blanca también, donde echar un grito.
Quizá lo más escandaloso de este cuadro es que ese terrible y deformante grito no lleva ni un solo sonido. ¿A qué suena Edvard Much? (podríamos preguntarnos si fuéramos la Coixet haciendo anuncios de compresas)
En fin, que aparezca, por favor. Un cuadro así no puede perderse. Y la responsabilidad de dejar que pueda hacerse da un poco de miedo. Al final, claro, por culpa de la existencia de desaprensivos así, uno acaba (como le pasó al Guernica de Picasso cuando volvió a España en el Casón del Buen Retiro) teniendo que contemplar estas obras secuestradas por ingentes medidas de seguridad, vidrios blindados, videovigilancia y guardias de asalto. Siempre me han producido escalofríos los museos en que parece que hay una ocupación militar para controlar a los visitantes (o sea, todos los importantes).
2004-08-24 01:00 Enlace
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