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2002-08-07
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Una Cuestión Bacteriana
2002-08-07

H. Pylori
publicado en El Correo, TERRITORIOS, Ciencia/Futuro, miércoles 7 de agosto de 2002

Se estima que en promedio una de cada diez personas tendrá a lo largo de su vida una úlcera péptica. Se trata de una llaga en el revestimiento del estómago o del duodeno que produce incomodidad abdominal: un dolor sordo, persistente, que suele aparecer un par de horas tras la comida o en mitad de la noche, cuando el estómago está vacío, y que se repite en varios días o semanas, mitigándose si se ingieren alimentos o medicamentos antiácidos. A comienzos del siglo pasado se comprobó que esa herida en la pared estomacal o duodenal era provocada por el propio ácido que existe en el interior del sistema digestivo. En condiciones normales, el revestimiento de la pared interior, la mucosa, la protege de este ataque. Pero, según estableció el médico alemán Karl Schwartz, un aumento de ese ácido debilitaba la mucosa y producía la llaga, siendo posible incluso una perforación completa. Los causantes: principalmente las comidas fuertes, o muy especiadas, que producían una mayor cantidad de ácido clorhídrico. Posteriomente se comprobó también que el estrés era un factor añadido, creándose la imagen de la persona que muy posiblemente tendrá una úlcera: un profesional activo, con presión importante en el entorno laboral o familiar, que no sigue una dieta adecuada.

Curiosamente, esa imagen sigue siendo hoy muy común, aunque sea completamente falsa, lo que muestra qué difícil es ir cambiando conceptos en torno a nuestra salud. Hoy se sabe que virtualmente todas las úlceras pépticas son causadas por el ataque de una bacteria, Helicobacter Pylori, que vive en el sistema digestivo humano. De hecho, se estima que en aproximadamente la mitad de las personas hay cepas de esta bacteria, aunque normalmente no producen ningún daño. (Por mor de exactitud, deberíamos añadir que en algunos casos se ha comprobado que algunas úlceras son propiciadas por la administración prolongada de algunos medicamentos o también por algunos procesos cancerosos en el estómago o el páncreas).

Fue hace justo 20 años cuando, estudiando cultivos de células gástricas de pacientes con gastritis Warren y Marshall descubrieron la bacteria (que era ya conocida, pero que nunca se había asociado a las úlceras pépticas). Y entonces se comenzó a sospechar que la H. Pylori podría tener que ver con esta enfermedad, por mucho que la imagen tradicional de la misma siguiera apostando por el estrés y las comidas. En cierto modo, se puede entender esta inercia entre los propios médicos: en los años 70 se había avanzado mucho en el tratamiento de las secreciones ácidas del estómago, con el descubrimiento de la bomba de protones, los receptores H2 y la subsiguiente aparición de medicamentos que inhibían los procesos que daban lugar a las úlceras. Eran, en cualquier caso, soluciones parciales que no conseguían evitar la reaparición de los síntomas si se interrumpía el tratamiento.

Un hecho, sin embargo, resultaba insólito: que fuera una enfermedad que únicamente afectaba a los humanos, aunque nuestro sistema digestivo no fuera muy diferente del de otros mamíferos. El estudio de la bacteria H. Pylori explicó el misterio: sólo sobrevive en nuestro estómago, siendo un parásito exclusivamente humano. También permitió explicar por qué la incidencia era menor en el mundo desarrollado (aunque el estrés y la mala alimentación abundan en él) que en el tercer mundo. Entendiendo las úlceras como una enfermedad infecciosa esta distribución geográfica queda bien establecida en sus causas.

Aceptando la úlcera como enfermedad infecciosa, además, aparecieron tratamientos que no sólo paliaban los efectos (lo que se consigue con medicamentos inhibidores de la bomba de protones y de los receptores H2, como el omeprazol y la famotidina respectivamente, o con protectores del revestimiento gástrico como el subsalicilato de bismuto), sino añadiendo también antibióticos que ataquen la bacteria. Actualmente se consideran adecuadas terapias múltiples que en unas pocas semanas acaban con la enfermedad: aunque a veces supone una ingesta masiva de pastillas que nunca resulta cómoda, con efectos colaterales, lo que ha producido que no siempre se haya aceptado este tipo de tratamientos.

La acción de la Helicobacter Pylori produce una debilitación de la mucosa gástrica, de manera que el ácido afecta a la superficie sensible de la pared estomacal y duodenal. La bacteria no es afectada, porque produce sustancias que neutralizan la acción del ácido sobre su propia membrana. Igualmente, según ha descubierto recientemente un equipo internacional (sueco, estonio, francés y estadounidense, sus resultados se publicaban en la revista Science el pasado 25 de julio), el propio sistema de protección del estómago ayuda a la bacteria a agravar el problema: las células de la mucosa se protegen de la infección bacteriana presentando en sus superficies ciertos tipos de moléculas de azúcar, que normalmente ayudan a las células del sistema inmune a reparar los daños en el tejido. Pero a la vez, son empleadas por la bacteria, usando un tipo especial de receptor en su membrana, una "adhesina", para anclarse en su posición y de esta manera asegurar su zona de ataque.

De esta manera, el proceso ulceroso se ve ayudado por la propia defensa interna del organismo, haciendo el ataque más efectivo y, de paso, permitiendo a la bacteria multiplicarse más fácilmente. Los investigadores creen que, dado que este mecanismo es único y específico de la bacteria, si se establece una manera de inhibirlo se podrán desarrollar medicamentos y vacunas que sean más efectivos y específicos. Desde 1997 se conoce el genoma completo de esta bacteria y de esta manera el estudio de las proteínas que utiliza, como las adhesinas, promete proporcionar soluciones más específicas a esta infección.

Remedios Populares
Hay una tendencia a pensar que los remedios populares o tradicionales son siempre adecuados: esa botica de la abuela que tantas veces se invoca como alternativa, sin embargo, ha de ser valorada en su justa medida. Por ejemplo, en el caso de las úlceras, podemos ver cómo unas veces la idea era buena y en otras en absoluto (especialmente si tenemos en cuenta que se ha demostrado que la infección de la H. Pylori puede en algunos casos generar enfermedades cancerosas). Lo cierto es que comer algo, tomar leche u otros antiácidos suponen en general un paliativo para los dolores, aunque no una solución a la infección.

Sin embargo, en algunas zonas de Sudamérica y África, se recomendaba comer coliflor o brócoli para paliar los efectos de la úlcera péptica. Y hace unos años se descubrió que estas plantas contienen algunas sustancias, como los isotiocianatos, capaces de atacar a la bacteria. En países donde el tratamiento antibiótico resulta complicado, por carecerse de redes sanitarias adecuadas y por el precio que suponen, estos "remedios tradicionales" han sido una buena alternativa.

Algunos Enlaces De Interés (en castellano)
Un interesante artículo sobre el tratamiento de la úlcera péptica.
Otro, del National Digestive Disorders Information Clearinghouse.
Y otro sabroso, de Vicente Valdivieso Dávila.

2002-08-07 00:23 Enlace

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Comentarios

1
De: andrea Fecha: 2006-02-02 23:20

kerria saber si mi madre se va a morir porque, tiene una ulcera y m gustaria saber si matan a las personas



2
De: yanina Fecha: 2006-12-29 22:30

quiero saber si la gastritis cronica se va a tener de por vida



3
De: Anónimo Fecha: 2006-12-29 22:32

Yanina, el unico que te puede contestar a eso es el medico.



4
De: yanina Fecha: 2006-12-29 22:34

QUIERO SABER SI LA H.PYLORI OCASIONA ULCERA



5
De: Iván Fecha: 2006-12-29 22:37

No sabria decirte, ¿has buscado por google? es facil que en el encuentres respuestas, pero vamos yo sigo diciendo que deberias preguntarle todo eso al medico, que para eso es el que sabe de estas cosas.

P.D: el anterior era yo, se me olvido poner el nombre.



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