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Historias > Ginkgo Para La Memoria
2002-08-28
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Publicado en EL CORREO, Territorios, Ciencia/Futuro, 28 de agosto de 2002
Los chinos llamaban a este árbol "albaricoquero de primavera", porque su semilla parece un albaricoque pequeño de tono plateado. El
Ginkgo biloba (biloba proviene del latín, haciendo referencia a los dos lóbulos que tiene su hoja) es actualmente un árbol relativamente popular en parques y jardines, aunque su fama le viene de ser una de las especies vegetales más promocionadas dentro de la farmacopea alternativa. Se ha afirmado que el extracto del ginkgo podría curar o prevenir la enfermedad de Alzheimer y preparados de este tipo se venden como "suplemento dietético", un eufemismo proveniente de los Estados Unidos y que se aplica a sustancias que, para evitar los más rigurosos criterios que se exigen a las medicinas, se comercializan en parafarmacias, herboristerías o tiendas "naturistas".
Desde antiguo, las hojas del ginkgo se usaban en China como remedio para numerosos males. El carácter antioxidante de su extracto se ha utilizado como excusa para afirmar que previene el daño de los radicales libres. Se recomienda habitualmente para mejorar la circulación sanguínea, contra los dolores de cabeza, las inflamaciones, la pérdida de memoria y, cómo no, el Alzheimer. Un estudio de 1997, realizado en el New York Institute for Medical Research, publicado en la prestigiosa revista médica
JAMA (Journal of American Medical Association) parecía demostrar ese último efecto, así como alivio de las llamadas demencias vasculares. Tales análisis fueron ampliamente publicitados, principalmente por las empresas que vendían el extracto, de manera que, como ya había sucedido en otras ocasiones(y cabe pensar que volverá a suceder), el "antiguo remedio proveniente de Oriente" se convertía en medicina de moda.
Análisis posteriores, sin embargo, han puesto en duda las virtudes del ginkgo, además de poner de manifiesto que su ingesta puede provocar efectos secundarios nada deseables, como hemorragias y problemas circulatorios. El pasado 21 de agosto, también en JAMA, se publicaba un importante estudio que parece desmontar todas las afirmaciones sobre la bondad del ginkgo. Utilizando 230 voluntarios sanos de más de 60 años, los investigadores del
Williams College de Williamstown, Massachussets (EEUU), dirigidos por el doctor
Paul R. Solomon, se sometieron a diferentes exámenes que evaluaban su memoria, atención, concentración y capacidad de aprendizaje. Paralelamente, los familiares de estas personas eran también usados como "evaluadores" de su estado mental.
Adecuadamente distribuidos en dos grupos, uno que tomaría el extracto de ginkgo y otros un placebo (mediante aleatorización y
doble ciego, es decir, asegurando que ni los sujetos de estudio ni los investigadores supieran la condición del mismo como sujeto de control o de test), el estudio analizó si, como afirmaba el fabricante de la sustancia, la memoria de estas personas mejoraría tras un mes de tomar el ginkgo. El resultado ha sido patente: no había diferencias sustanciales entre los grupos.
Para los responsables de la investigación, son necesarios más ensayos de este tipo, exigiendo controles y un criterio estrictamente científico que en muchas otras pseudopruebas con las que los fabricantes de esta y otras sustancias avalan usualmente sus productos no se respetan. Sólo cuando los tests tienen fallos metodológicos aparecen los resultados positivos. Comentaba Solomon que "como sucede con muchas otras sustancias que se venden en las tiendas, las personas que están tomando ginkgo, o que piensan en hacerlo, deben decidir por ellas mismas lo que está bien, pero para ello deben estar informados de los estudios científicos sobre el particular; además, deben conocer los posibles efectos secundarios, sobre todo si están tomando otras medicinas".
Algo que resulta realmente difícil, especialmente teniendo en cuenta el tirón popular (y la campaña comercial) que tienen muchas de estas sustancias vendidas como panaceas no reconocidas por la
ciencia oficial. En España, el Real Decreto 1907/1996 prometía regular la publicidad de esos "productos milagro" con pretendidas virtudes terapéuticas. La posterior Ley 3/1998 que regula en general la publicidad permite actuar ante la propaganda de muchos vendedores, aunque en la práctica los anuncios de este tipo siguen inundando las publicaciones semanales. Por su parte, la
Agencia Española del Medicamento, que en lo que va de año ha retirado del mercado más de
120 productos de
medicina natural (muchos de ellos, por cierto, con extracto de ginkgo) vela también por las sustancias que se venden como medicamentos. Pero las leyes dejan un amplio espacio de impunidad, sobre todo cuando el producto se vende no como medicina sino como complemento dietético (aunque sentencias recientes indican que se está considerando el anuncio de pretendidos efectos terapéuticos como indicador de que se trata de una medicina ilegal, lo que ha permitido retirar del mercado alguno de estos productos).
Pero incluso cuando el Ministerio de Sanidad declara fraudulento un medicamento y ordena su retirada del mercado, la red de venta permanece, como ha sucedido con el producto denominado Inmuno-PFS. Como denunciaba recientemente
El Escéptico Digital, sigue siendo anunciado como "la esperanza natural contra el cáncer y el sida avalada por científicos" en diversas revistas pseudocientíficas. Por supuesto, el único efecto de esa sustancia es engrosar los resultados de la empresa que lo vende. Igualmente, unas píldoras supuestamente para adelgazar con vinagre de manzana, Calipso Natural, siguen a la venta más de dos años después de ser denunciadas por la
Federación Andaluza de Consumidores y Usuarios ante las autoridades. Son demasiado importantes los beneficios económicos para frenar esta invasión de productos que, como los que vienen del ginkgo, se siguen vendiendo como panaceas sin base científica alguna.
Un Árbol "Fósil"
Independientemente del uso, o abuso, que se le den a las hojas del ginkgo, lo cierto es que este árbol no deja de ser sorprendente. Se trata del último de un antiguo linaje de plantas que nacieron hace unos 240 millones de años. El ginkgo sobrevivió a la catástrofe ecológica que sucedió hace unos 70 millones de años y dio al traste con los grandes saurios. Muchas otras especies relacionadas con el ginkgo dependían de los dinosaurios para esparcir sus semillas y, al desaparecer éstos, fueron extinguiéndose. Y casi lo hace este árbol, que desapareció de América hace unos 7 millones de años y de Europa hace unos 2,5. De hecho, se pensaba que era una especie extinta, pero había permanecido en Asia, siendo cultivada por monjes. En 1691, Engelberto Kemppero (Engelbert Kaempfer) lo descubrió en Japón y lo trajo a Europa de vuelta. Y fue Darwin quien lo calificó de "fósil viviente".
En la actualidad, se especula que en algunos bosques de la China subtropical podría existir este árbol en estado salvaje, especialmente teniendo en cuenta que puede vivir mucho tiempo, incluso tres mil años.
Algunas Referencias
Información sobre el ginkgo en el centro ADEAR (Alzheimer's Disease Education and Referal Center)
La
nota de prensa del Williams College sobre el artículo de Solomon et al.
The Ginkgo Pages, simplemente todo lo que usted querría saber sobre el ginkgo y nunca se le ocurrió preguntar. Además, en castellano y todo...
El
artículo de Luis Alfonso Gámez en su
"En el candelabro", sección de
El Escéptico Digital (alojado en
Los Cien Gaiteros Del Delirio, una imprescindible bitácora blogalita)
2002-08-28 00:26 Enlace
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Comentarios
1
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De: Daurmith |
Fecha: 2002-08-28 09:51 |
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A mí me gusta mucho el ginkgo. El árbol, digo. Es precioso y en otoño las hojas se vuelven de un amarillo muy limpio y uniforme que queda de lo más molón. La panacea en cuestión me da bastante igual, qué le vamos a hacer, nunca me lo tragué del todo. Pero lo que es el árbol, me cae muy bien.
En Valencia hay un solo ginkgo: está en el Jardín Botánico, y es famoso. En Corvallis hay toda una avenida bordeada de ellos. Vivir para ver.
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De: El Pez |
Fecha: 2002-08-28 11:05 |
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Es curioso... porque a mí también me "cae bien" el ginkgo. Iba a escribir, como tú, que "me gusta", pero me da la sensación de que es algo más. Me cae realmente bien. En la zona residencial donde habito (es de vpo así que no piensen mal), con muchas zonas verdes, colocaron unos cuantos ginkgos que están preciosos y, sí, en otoño son sencillamente adorables. Llaman, desde luego la atención.
Lo que no sé es si me empezaron, los ginkgos, a caer mejor cuando supe lo crudo que lo habían tenido para sobrevivir hasta hoy. Puede ser, eso de saberte cómplice de una desgracia familiar, la del ginkgo, puede ser un factor emotivo.
En fin, que tampoco sé por qué a uno le "caen bien" ciertas cosas. Pero eso sucede.
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