ves esta página sin formato por que esta hecha cumpliendo el estándar web CSS 2.
tú navegador no soporta este estándar, o tienes dicho soporte desactivado.
si estas en el primer caso, actualízate. merece mucho la pena.

la boca
artículos, escritos y demás piezas perfectamente obviables perpetradas por Javier Armentia (@javierarmentia por algunas redes)

Blogalia
FeedBurner

Mastodon
Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 España.

Para contactar con el autor:

Archivos
desde el 24 de enero de 2002

<Septiembre 2024
Lu Ma Mi Ju Vi Sa Do
            1
2 3 4 5 6 7 8
9 10 11 12 13 14 15
16 17 18 19 20 21 22
23 24 25 26 27 28 29
30            


Blogalia

Inicio > Historias > Gigantes Que Miran Al Cielo
2002-09-18
)

Gigantes Que Miran Al Cielo
2002-09-18

keck - mauna kea
Publicado en El Correo, TERRITORIOS, Ciencia/Futuro, miércoles 18 de septiembre de 2002

En 1609, el italiano Galileo Galilei apuntó al cielo con un catalejo que él mismo había realizado. Instrumentos similares, tubos con lentes que permitían magnificar las imágenes, eran ya conocidos, aunque se consideraban poco más que una curiosidad o juguete. Pero Galileo fue el primero que comprendió la enorme capacidad de ese tubo, que permitía ver con más detalle objetos como la Luna, o descubrir astros en el cielo tan débiles que el ojo no podía captarlos. Estaba naciendo la astronomía moderna, ayudada a partir de entonces de instrumentos capaces de ver lo que el ojo desnudo nunca podría haber siquiera imaginado.

Ahora, casi cuatrocientos años después, los astrónomos miran al cielo utilizando telescopios cientos de millones de veces más sensibles que el anteojo galileano. Con él, han conseguido obtener imágenes capaces de permitir entender cómo es el Universo. Aunque queda mucho por saber: la historia de la astronomía ha ido paralela a la de los desarrollos tecnológicos que se han ido incorporando a la observación, en una especie de lucha por llegar a ver lo más lejano, lo más conspicuo, por descubrir lo desconocido. Al fin y al cabo, la astronomía es una ciencia peculiar: tan lejanos son los objetos de interés, salvo unos pocos cuerpos de nuestro sistema solar adonde hemos conseguido llegar por medio de sondas espaciales, que toda la información se ha ido obteniendo a partir del estudio de la luz que emiten. Cierto es que en los últimos sesenta años, los astrónomos han ampliado el rango de visión, pues de utilizar solamente la luz visible han pasado a observar el cosmos a la luz de otros rangos del espectro electromagnético: desde las ondas de radio o las microondas a los energéticos rayos X y gamma, pasando por el infrarrojo o el ultravioleta, luces que bordean la pequeña franja del espectro visible. Se trata de una historia apasionante que, en los últimos diez años, se ha convertido en una verdadera carrera por conseguir disponer de telescopios gigantes, con aperturas (diámetro del espejo principal) superiores a ocho metros.

Desde el año pasado, en lo que antes fuera el Cerro Paranal, y que quedó desmochado por potentes excavadoras para permitir instalar el nuevo observatorio, están en funcionamiento los telescopios que componen la principal apuesta europea por la observación astronómica: el llamado VLT (Very Large Telescope, es decir, "Telescopio Enorme"). Antu, Kueyen, Melipal y Yepún (nombres mapuches para, respectivamente, el Sol, la Luna, la Cruz del Sur y Venus) son cuatro telescopios con espejos de 8,2 metros de diámetro, que en el futuro podrán además operar simultáneamente. El proyecto es organizado y regido por el ESO (Observatorio Europeo Austral), un consorcio de países europeos que dispone en Chile de grandes telescopios, aprovechando las características climáticas del desierto de Atacama, con una atmósfera estable y clara.

Porque la lucha de los astrónomos no es sólo por conseguir telescopios más grandes, sino por disponer de buenos emplazamientos para estos instrumentos. El gran problema de los astrofísicos es que la luz de los objetos que estudian llega hasta nuestro planeta casi sin alteraciones, pero en los últimos kilómetros, nuestra atmósfera introduce distorsiones y turbulencias que dificultan la observación astronómica. La resolución teórica de uno de estos grandes telescopios nunca se alcanza desde tierra, debido a la atmósfera terrestre. Por eso, los observatorios más importantes del mundo se ubican en lugares donde las condiciones sean idóneas: una atmósfera estable como la que produce un régimen seco y de vientos continuos como en el desierto chileno o la estabilidad que proporciona el mar que rodea a un cono volcánico en un isla, como sucede en la isla de La Palma, en Canarias, o en Mauna Kea, en Hawai. Allí, desde hace ya cinco años comenzaron a funcionar los telescopios Keck, dos gemelos con diámetro de 10 metros cada uno que coordinados equivaldrían a un telescopio de 14,6 metros.

El lugar es importante, pero no lo son menos las apuestas tecnológicas que permiten que estos gigantes de miles de toneladas de peso puedan moverse y apuntarse con precisión. Sistemas que permiten deformar las estructuras en tiempo real compensan las deformaciones debidas al peso, y también la llamada "óptica adaptativa" permite corregir los frentes de las ondas luminosas que han sido afectados por las turbulencias atmosféricas. Con ello, estos nuevos ojos son mucho más sensibles, debido a su tamaño, pero también son más precisos. Finalmente, la incorporación de detectores específicos, intrumentaciones complejas diseñadas para que los astrofísicos puedan sacar el mayor partido de estas instalaciones, permiten obtener datos astronómicos no sólo a un ritmo mucho mayor, sino con una calidad que nunca antes había sido posible.

En el futuro, la coordinación en tiempo real de diferentes telescopios, los nuevos telescopios espaciales y las nuevas tecnologías de materiales e instrumentación, permitirán una generación de telescopios que serán equivalentes a espejos clásicos de cien metros de diámetro, como el llamado OWL, del ESO, que se encuentra en fase de estudio para pasar a ser construido, quizá, a partir de 2010.


de la webcam del GTCEl Gran Ojo Español
La propuesta de nuestro país a la nómina de grandes telescopios es el GTC (Gran Telescopio de Canarias, a veces denominado Grantecán). Se trata de un proyecto que se vio demorado en sus comienzos por la falta de participación económica de otros países que ya habían apostado por las magníficas cualidades del cielo de la isla de La Palma, donde se ubican los telescopios del Observatorio Europeo Septentrional, en el Roque de los Muchachos. Tras un acuerdo entre el gobierno español y el autonómico canario, el GTC comenzó su andadura, incorporando desde el año pasado la participación de centros mexicanos y estadounidenses. El próximo año debería haber estado completado, pero recientemente sus responsables han informado que se va a demorar al menos un año más de lo previsto, debido a problemas tecnológicos y de suministro por parte de las empresas contratadas para el desarrollo de este "ojo" que tendrá 10,4 metros de diámetro. Cuando esté en funcionamiento, pasará a ser uno de los diez o doce telescopios gigantes que marcan a la vez el comienzo de las grandes exploraciones astrofísicas y el final de una era que dará paso a nuevos y sorprendentes instrumentos.

Enlace: la lista de los mayores telescopios

2002-09-18 00:06 Enlace

Referencias (TrackBacks)

URL de trackback de esta historia http://javarm.blogalia.com//trackbacks/2600

Comentarios

1
De: g Fecha: 2006-06-06 12:37

gethhhgf



portada | subir