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2005-05-17
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MILENIO
Publicado en Diario de Noticias
Domingo 15 de mayo de 2005
En cuanto el equipo local consigue un triunfo, todos somos parte de ese equipo. No quiero decir lo obvio: que uno se identifique de alguna manera con el equipo que reside en su ciudad, al que ha visto -o al menos del que ha oido hablar- desde niño. Me refiero a que siempre se dice: “hemos ganado”, “somos campeones”, “hemos estado ahí...”. Siempre es la primera persona del plural, como si fuéramos en algo partícipes, incluso elementos necesarios, del triunfo o de la gloria. Por supuesto, los complacientes expertos de la cosa deportiva y los siempre atentos comunicadores de lo mismo siempre se encargan de recordarnos lo fundamental que es una afición para ese estado de ánimo que puede llevar a la victoria.
Pero la afición es (somos) muy poco misericordiosa. Cuando llegan las vacas flacas, cuando la derrota se hace marca de la casa, entonces son “ellos” los que pierden, los que no valen, los que incluso avergüenzan los colores y los sentimientos de la tierra que les da cobijo. Tendría que estar regulado: si “hemos” ganado, también “hemos” perdido. Y si “ellos” ganan, también “ellos" pierden. Es decir, el mismo equipo es al que colaron seis goles que el que consiguió llegar a la final de la Copa. Con los mismos responsables, mismo entrenador y mismos jugadores... Su mérito, que siempre lo tienen -ganen o pierdan- deberá ser reconocido en su justa medida. Y criticada cada actuación con idéntica actitud.
Si solo pasara con el deporte, malo sería. Porque al fin y al cabo el deporte profesional es cosa de ocio, de espectáculo, de dineros y mercancías, y es normal que se intente vender como sea ese sentimiento popular, que asegura que el negocio siga de forma adecuada. Lo malo es que idénticas apropiaciones de la victoria y denuestos de la derrota se aplican, cada vez más, a todos los órdenes de la vida. En todo lo que vaya bien, esta tierra es la mejor, y somos parte de ella y gracias a nosotros va bien. En lo que va mal, es culpa de los demás, y de inepcia de quienes están ahí. Como la política: no hay gobierno que se no se eche todas las flores posibles y a la vez que no acuse de sus errores a los demás. Cosas de la gloria.
2005-05-17 17:49 Enlace
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Comentarios
1
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Es que en el deporte, en la política y en la vida en general, podemos ir con el talante palante si eso nos da puntos, pero lo que no se tolera en ningún caso es la autocrítica. De eso, cero. Ya están los demás para criticarnos, y ante eso lo mejor es descalificar lo que dicen en bloque, así no flojeamos. ¿Parece simplista? Pues así se llega a presidente, a líder de la oposición... vamos, a todas partes.
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De: Virdi |
Fecha: 2005-05-18 13:42 |
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No es por ser melindroso, pero juraría que "inepcia" es portugués.
Respecto a lo que comentas... ya de peques nuestra madre en su día le decía a nuestro padre eso de: "Tu hijo has suspendido mates otra vez..." jejeje, ciertamente es uno de los métodos más habituales para evitar responsabilidades.
Saludos.
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De: Delfín |
Fecha: 2005-05-18 18:27 |
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No hay que jurar en vano, Virdi. Inepcia es tan castellano como ineptitud, y sinónimo también de necedad.
En cuanto a eso que llamas deporte, Pez, en fin... El fúmbo, fúrbo, fútbol o lo que sea es un juego convertido en espectáculo y en negocio. Si me apuras, también en narcótico. Se parece al deporte lo que un huevo a una castaña. Sé de lo que hablo.
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De: Virdi |
Fecha: 2005-05-18 19:37 |
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Inepcia la mía, ni consultar un diccionario sé ya. Aunque más habitual en portugués es perfecto castellano, así que he puesto un huevo.
Mis disculpas :)
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De: Si no lo digo reviento |
Fecha: 2005-05-19 00:19 |
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Todo el mundo se apunta al carro de la victoria. En el de la derrota se produce la búsqueda implacable del culpable.
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De: Paquito Chocolatero |
Fecha: 2005-05-19 15:40 |
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"Siempre es la primera persona del plural, como si fuéramos en algo partícipes, incluso elementos necesarios, del triunfo o de la gloria"
Cuando un equipo gana lo hace porque ha tenido X jugadores en sus filas y esos jugadores estan en ese equipo gracias a los curreles que pagan el abono de socio, la bufanda de sus colores y compran los productos que esos anuncian, etc..
Claro que es un triunfo colectivo, es un conjunto de voluntades que apuntan a un objetivo: ganar la liga, copa, etc..
Es una estrutura piramidal donde cuanto mas abajo estas menos aportas (simpatizantes) y arriba de todo (jugadores, presidente) más determinante es tu aportación. Otra cosa es la implicación emocional que acostumbra a ser inversa.
Pero que una persona celebre un triunfo de su equipo con un "hemos ganado" lo veo totalmente lógico. Al fin y al cabo en la vida uno cambia de mujer, de gustos musicales, de gustos culinarios, de ideología, de chaqueta o de amistades, pero lo único que jamás cambia es de equipo de futbol. Por algo será.
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De: Delfín |
Fecha: 2005-05-19 16:12 |
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Supongo que cada cual es muy libre de elegir sus plurales. Y no deja de ser inteligente la decisión de adherirse en el éxito y desvincularse en caso de derrota.
En otros órdenes de la vida me parece de bien nacidos el precepto de "estar a las duras y a las maduras". Pero en un juego, lo de "sentir los colores a muerte" es una majadería.
Sin embargo ocurre. Una porción nada despreciable de los hooligans sufre los reveses del club de sus entretelas como si fueran duelos íntimos. Me pregunto si es masoquismo, o erróneo sentido de la lealtad, o consecuencia de las dichosas identidades.
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De: José Ángel |
Fecha: 2005-05-19 21:08 |
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Pues de las identidades, Delfín, de las identidades. Todos tenemos que colgar nuestra identidad de algún clavo, y el fútbol es el que se nos da de oficio para eso en este país; en otros será el béisbol, o el Islam, o el Pequeño Libro Rojo. Y en general, el personal se apunta con fervor a donde va Vicente. Da conversación, ahorra trabajo y también problemas - muchos, muchísimos, y el primero de ellos: cómo hacerme yo una identidad, leches, eso requiere pararse a pensar, o partirse los cascos, o diversificarse - mejor ponerse el uniforme cerebral, y que viva el aleti, o lo que viva.
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