Inicio >
Historias > Ciencia Viva
2006-03-01
)
Desde hace ya 15 años, el programa educativo
CIENCIA VIVA permite a estudiantes de bachillerato aragoneses acercarse al conocimiento científico con conferencias, talleres, exposiciones y viajes. Se trata de una iniciativa de las que deberían abundar, pero a pesar de que cada vez ha ido creciendo en Aragón, lo cierto es que por otros lados no ha cuajado algo así. Una pena, y desde luego, un logro el que Miguel Carreras y Javier García, con todo un equipo de colaboradores por multitud de centros educativos, realizan cada año. No lo hago por peloteo: echen un vistazo a la página web del programa y verán lo ambicioso, pero sobre todo lo atinado y entretenido del mismo. Es claro que el déficit científico de la cultura actual no se corrige sólo con esta iniciativa, pero sólo con iniciativas como esta podríamos llegar a pensar en corregirlo.
Varias veces en estos años he tenido el placer -y el honor- de colaborar con alguna conferencia, tanto para los alumnos como para los profesores. Ayer, en el Instituto de Educación Secundaria Domingo Miral, de Jaca, alumnos de ese instituto y del otro instituto jacetano, así como de los dos de Sabiñánigo, me tuvieron en su salón de actos de ponente. Hablaba de si se puede creer uno la pseudociencia, y hablaba del pensamiento crítico (algo en lo que, como saben los lectores habituales, ponemos mucho empeño desde
ARP - Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico).
Estos adolescentes/jóvenes, nacidos hacia el año 88 u 89 que llenaban el salón, tenían ya bien asimilado todo un bagaje pseudocientífico que -como pasa con el común de la sociedad- no cuestionarán apenas a lo largo de su vida. Para ellos, es natural pensar que "algo" hay en la astrología que sirve, y al menos todos saben su signo del zodiaco, o incluso saben normalmente cómo dicen los astrólogos que son los nacidos bajo ese signo. Desde luego, gran parte de ellos cree que realmente sí hemos ido a la Luna, pero saben también, porque lo han visto en la tele, o lo han oído en la radio, o encontrado en más de una página por Internet, que posiblemente algún engaño enorme hubo en todo ello. ¿Qué pasa con esa bandera que
ondeaba en la Luna? Posiblemente nadie hasta ayer (igual un sufrido profesor suyo, a lo más) les había planteado dudas sobre esas creencias. Y sobre otras bien asentadas no sólo en ellos, sino también en sus familias: muchos de ellos habían tomado
anticatarrales homeopáticos esta temporada, por ejemplo, como pude comprobar. Pero nadie les había explicado que eso que estudian de los moles y del número de Avogadro permite hacer dudar muchísimo de que algo como un medicamento tan diluido pueda ser llamado realmente medicamento. Desde luego, se sorprendieron al saber que no hay evidencias serias que permitan creer que existen esos "poderes" de la mente, que la telepatía no ha sido comprobada experimentalmente más allá de algunas curiosidades estadísticas, que lo de la psicocinesis es poco más que ilusionismo y a menudo tomadura de pelo.
Quizá fue la primera vez en que alguien les planteaba por qué necesitamos creernos tantas cosas, o cómo es tan sencillo engañarnos (ser engañados, o engañarnos nosotros mismos) anteponiendo las expectativas, no reconociendo las casualidades... No creo que, tras la charla, dejaran atrás esas creencias, y algunos me decían que a mí tampoco tenían por qué creerme (un buen comienzo, les comenté: no hay por qué creerse a nadie si no aporta buenas razones). Alguno de sus profesores me indicaba que, de hecho, hay supersticiones que invaden el aula -por ejemplo, los amuletos para los exámenes, que llenan sus mesas... Tras la charla, muchos alumnos venían a preguntar sobre alguna cosa en concreto: sobre esos pilotos que han visto ovnis, por ejemplo... ¿ellos no son fiables? Cuando uno les dice que claro que pueden ser fiables, pero que la cuestión es realmente si podemos creernos que son infalibles, tuercen la cara.
Ciertamente, cuando uno tiene ya dieciseis o diecisiete años, ha asumido que un montón de cuestiones, simplemente, ni se cuestionan. Si lo ven en la tele, será por algo. Si todo el mundo lo dice, ¿por qué dudar? Si hasta los adultos son complacientes con todo eso que ellos ni siquiera sabían que era pseudociencia... ¿a qué plantearse que pueden estar engañándonos?
2006-03-01 12:49 Enlace
Referencias (TrackBacks)
URL de trackback de esta historia http://javarm.blogalia.com//trackbacks/37852
Comentarios
1
|
De: Kea |
Fecha: 2006-03-01 13:23 |
|
Me parece muy acertado lo de contarrestar en las aulas a las inercias pseudocientíficas de la sociedad. En los colegios nos enseñaron muchas cosas pero nadie se preocupó, o no supo, inculcarnos sentido crítico ante lo que nos rodea.
Yo ahora valoro mucho algo a lo que no di importancia cuando me lo enseñaron en esas edades: leves retazos de lógica matemática. ¡Qué cosa más útil!
Tampoco hay que dar demasiada importancia a lo que pensemos a esa edad adolescente donde nos limitamos a interiorizar mensajes sin analizarlos. Yo creo que a esa edad no toca.
Más preocupante me parece ver como aumentan las tiendas llamadas "esotéricas", y como se llenan también de cuarentones como yo. Ahí sí que es más difícil cambiar las mentalidades.
|
2
|
|
Pero siempre es necesario confrontar esas ideas preconcebidas de muchos chicos, que se les haga dudar. Están demasiado acostumbrados a que se les diga a todo que sí.
|
3
|
De: Zacarias |
Fecha: 2006-03-01 15:21 |
|
Lleva mucha razón en lo que dice, mi admirado Pez, pero a parte de los magufos debería haberse mojado un poco más seÑalando a los culpables por omisión, principalmente profesores de ciencia y filosofía, para eso deberían de estar, para tomarse más en serio la educación, aunque supongo la excusa de siempre, mucho queme y poca motivación. Bueno, también mucha locura, porque hay profes de filosofía que se declaran sino escépticos al menos racionalista y van por ahí diciendo joyas como estas: "soy católico ateo", "uno puede ser racionalista y creyente", "el catolicismo es puro racionalismo" etc etc etc, el autor, como no, un filósofo, Gustavo Bueno. Así nos luce el pelo con el Bueno.
|
4
|
De: DaniÉ |
Fecha: 2006-03-01 17:06 |
|
Como siempre, me ha encantado tu post de hoy, lástima que sea tan superficial y no entre más a fondo en el problema... pero es que el problema es tan hondo, que no necesitas un post, sino escribir varios libros y dedicarte a ello toda tu vida.
Me sorprendo al abrir el periódico de universidad (la Pablo de Olavide de Sevilla) y ver que hay una sección dedicada a los horóscopos. ¡¡¡En una publicación universitaria!!!
|
5
|
De: Gustavito |
Fecha: 2006-03-01 17:27 |
|
Hombre, con el Bueno hemos topado, un "sabio" de letras opinando de ciencias. Yo que me he leido los tochos de su cierre categorial, he sacado las siguientes conclusiones de su pseudofilosofía:
Es un impostor que trata de copiar las ideas de la cibernética revistiéndolas de neologismos filosóficos de la forma más desordenada y descarada imaginable. Si quieren ser intelectuales famosos la fórmula es sencilla, nos la enseñó este personaje:
1. Comiencen leyendo unos cuantos libros de divulgación científica actual con términos novedoso (por ejemplo, hoy en día lean a Prigogine)
2. Apliquénlos a la filosofía y a la sociedad borrando cualquier rastro del hurto (sin desprestigiar a la fuente cultural de la cual bebió, es decir, a la ciencia), generando palabras nuevas que sigan significando relativismo epistemológico constructivista y circularidad recursiva.
3. Reivindique la supremacía de su perspectiva como si ésta fuera original. No deje que la ciencia lo desplace, más bien, desplace a la ciencia usando sus propios términos (descontextualizados), haciendo como si descubriera un nuevo paradigma del pensamiento.
4. Marque las distancias. No cite a sus fuentes más que para afirmar la impostura que creó. Pequeñas modificaciones semánticas a los términos originales, que compliquen la mente del lector, harán el truco.
5. Es importante que sea lo menos claro posible al escribir y que escriba mucho. Escriba todo el tiempo libros gruesos y voluminosos, complejos, para que nadie lo lea y los que lo lean queden extasiados por la confusión, cual narcótico que obnubila los sentidos y sumerge a sus consumidores en agradable sopor.
6. Una vez que haya sido marginado por la comunidad científica y filosófica, explote su situación de "outsider" con un buen "marketing" mediático (las comparaciones con Nietzsche, Spencer Brown u otros verdaderos genios no tardarán en aparecer). Declaraciones polémicas en los medios, aires de superioridad y un grupo de confundidos seguidores serán complementos imprescindibles.
7. Trate de provenir de un país cuya banalidad rampante haya arrasado con la reflexión en el 99,99% de su población y que posean un sistema universitario en crisis. La situación marginal en el pensamiento se potenciará al mezclarse con la situación marginal en lo geopolítico creando un aura inexpugnable de deslumbrante genialidad irreconicda (e irreconocible).
8 vestir observaciones banales en lenguaje pseudo-profundo para acariciar el ego del lector, cuando entienden se sienten muy listos
9. el uso táctico de metáforas matemáticas, para dar la ilusion de precision
10. la creación de un pequeño culto de personalidad.
|
portada | subir