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artículos, escritos y demás piezas perfectamente obviables perpetradas por Javier Armentia (@javierarmentia por algunas redes)

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2006-11-29
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Cómo Pasa El Tiempo...
2006-11-29

Andaba rescatando viejísimos discos de 3 1/4, cosas de poner en orden -cada decenio o así- algunos cajones de esos que quedan siempre a desmano. He encontrado algunos documentos de hace más de 12 años, colaboraciones en prensa y en radio de las de 1994, como esta que rescato, porque me ha hecho gracia una frase que queda destacada en negrita.

(Publicado en Diario de Noticias, ca. 5 de octubre de 1994)

EL MAPA DEL SER HUMANO

Tengo extendido sobre mi mesa de trabajo un cartel que no puedo dejar de mirar. Lleva por título Mapa Genético Humano, y lo acaba de publicar la revista Science, en su número del 30 de septiembre. Es algo increíble, quizá este mapa representa lo mejor quehemos podido dar como Humanidad al futuro. Y también da vértigo pensar que es sólo un esbozo del mapa completo, que el trabajo sólo acaba de comenzar. Este mapa, como los de aquellas antiguas cartografías, nos delimita las tierras conocidas (en este caso,los genes identificados en cada cromosoma de las 23 parejas que componen el reservorio de información de cada célula humana), y nos marca la terra incognita, como antaño encontrábamos esa leyenda tan misteriosa: hic sunt dracones.

Leo en el artículo que lo acompaña, del Centro Cooperativo de la Herencia Humana (CLCH) y del Centro de Estudios del Polimorfismo Humano (CEPH): por vez primera, los humanos se han encontrado con la capacidad de comprender su propia composición genética y cómo ésta contribuye a la enfermedad de los individuos y las especies. Es un esfuerzo de cooperación entre más de 100 institutos y grupos de investigación a lo largo del planeta, sin duda la más importante de las hazañas humanas, muy por encima de la llegada a la Luna.

Los rápidos avances científicos en biología molecular, en genética y en informática están permitiendo el estudio de las causas genéticas de las enfermedades. Casi cada semana, nos encontramos con una noticia que habla de un hallazgo relacionado con este tema: hace menos de un mes fue la localización de dos genes responsables del desarrollo del cáncer de mama; dos semanas atrás descubríamos la base genética de la diabetes; la semana pasada conocíamos que la tetraciclina está siendo empleada para activar o desactivar individualmente ciertos genes... Casi parece una eternidad, pero fue en 1930 cuando Bell y Haldane encontraron la primera base genética de una enfermedad, al descubrir que en el cromosoma X se encontraban los genes que producían la hemofilia y la acromatopsia (ceguera para el color).

El mapa del genoma humano contiene ya identificados 427 genes, y un total de 5840 loci (zonas en cada cromosoma que por sus características son candidatas a representar el comienzo de la codificación de un gen). Se espera tener para el año que viene un mapa completo de baja densidad (o baja resolución), pero el final del Proyecto Genoma, es decir, la identificación del mapa físico del material hereditario humano, tardará todavía tiempo, quizá un par de decenios. Esto se debe a la gran cantidad de información genética que lleva cada ser humano, base de la diversidad que vemos cada día sin más que mirar a los que nos rodean.

Lógicamente, la utilidad de este vasto programa de investigación es indudable: conocer la base genética de una enfermedad abre las puertas a la detección precoz de la misma y a todos los estudios que conducirán eventualmente a su erradicación.

Hay también otros futuros usos de la biotecnología, y algunos podrían ser tan amenazadores como la eugenesia que nos narraba Huxley en Un mundo feliz. Los autores del mapa no ignoran esta dimensión social de sus estudios: debemos hacer notar que estas nuevos desarrollos y desafíos también crean una urgente necesidad de plantear los desafíos paralelos en las áreas de la ética, la ley y la política social.

Los humanos nos debemos plantear qué podremos y qué no deberemos hacer con estos conocimientos. El debate que se avecina es crucial, y sería penoso anteponer dogmatismos y credos particulares. La cosa es que tampoco deberíamos olvidar las opiniones de muchos sectores de la población que podrían verse afectados por estos avances.

¿Sería algo monstruoso la alteración del material genético de un feto para evitar que desarrolle la hemofilia, por poner un caso? Muchas confesiones ampliamente difundidas en nuestro planeta dirían que sí; ya se oponen a algo mucho menos sofisticado como es una transfusión sanguínea. Pero hay una pregunta similar: ¿no sería monstruoso permitir que ese ser humano tuviera la enfermedad si se podía haber evitado? Se empieza ya a hablar de bioética o gen-Ética, y poco a poco introduciremos en el léxico común términos como biopolítica o bioderecho.

De nuevo ante el mapa, con ese vértigo que da mirarse en un espejo sin saber de qué lado estás realmente, me aterra pensar que, como siempre, estamos demasiado ocupados en otros asuntos para preocuparnos por estos temas que parecen tan alejados de la vida diaria. Que cuando lleguen estos temas al cabo de la calle, la ignorancia general sea tan grande que sólo oigamos a los maximalistas de siempre. Que, en definitiva, mientras sigamos pensando que la ciencia va por su lado, y la sociedad y la cultura por otro, estas cosas nos van a suceder irremediablemente.

Por supuesto, las previsiones temporales eran ingenuas, sin tener en cuenta los avances en las técnicas de secuenciación, el incremento de velocidad del proceso que finalmente permitió publicar el 24 de abril de 2003 la secuencia completa del genoma humano. Aunque es cierto que en 1995 se publicó ese primer mapa de baja densidad. Pero en 8 años se completó la labor que se estimaba para 20.

Y es que cómo pasa el tiempo / que de pronto son años (que decía el cantor).

2006-11-29 03:36 Enlace

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