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la boca
artículos, escritos y demás piezas perfectamente obviables perpetradas por Javier Armentia (@javierarmentia por algunas redes)

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Inicio > Historias > Cuestiones De Tono
2003-01-09
)

Cuestiones De Tono
2003-01-09

Confrontation, 2 by Chaim Koppelman
Hoy me habían echado la bronca en casa. Por el tono que uso para discutir, para decir las cosas. Igual es que discuto demasiado, que ando todo el día en plan "tertuliano", como me acusaba hace algo más de un mes un homeópata, y me he aficionado a eso de contraponer argumentos y demás, sin pararme a pensar que no siempre la cosa es debatir. Luego, cuando uno tiene una división de opiniones en un entorno familiar, pues la cagas. En el curro me ha pasado también más de una vez, -y según escribo esto estoy asistiendo y participando en una discusión en la que el "tono" también es objeto de denuncia o debate. Me da también la sensación de que es un tema en cierto modo recurrente, que ya he comentado algo en esta bitácora del asunto. O en otro foro.

Quiero pensar que en parte la culpa no es sólo mía, o de los que como yo encuentran en el debate de las ideas una de las más provechosas formas de conocer: conocer otras posturas, sus argumentos, la solidez de tus propios razonamientos cuando se ven enfrentados por otros. Creo que vivimos en un lugar y un tiempo en el que eso no se valora, ni se educa para debatir, ni para hablar adecuadamente siquiera. Así, cuando uno se pone el chip en modo discusión, queda extraño. Lo normal es que la gente largue lo que sea, como sea, sin más. Ni se espera, y menos se desea, que lo que uno dice sea atacado. "Es mi opinión" ("y punto", parece añadir sin decirlo). Ahí rápidamente entramos en una cuestión de si, entonces, cuando uno dice "pues será tu opinión, pero eso es erróneo por esto y por aquello y ..." parece que toca los derechos y libertades de expresión, y rápidamente se deriva a ataques a la persona más que a los argumentos y.. bueno, ya saben por dónde se acaba.

Pero esto no me explica todo el asunto: realmente estoy descubriendo -o asumiendo, mejor, pues ya era conocido- una faceta beligerante en lo verbal/escrito que siempre he empleado en unas ocupaciones pero que, cada vez con más frecuencia, se extiende en general a mi vida diaria. ¿Es parte de mi tendencia a querer tener razón? Emplear tan a menudo el mecanismo argumentación-contraargumentación-etc ¿es siquiera mínimamente conveniente? Siempre he creído que este tipo de actitud es estimulante, te hace estar al día, preocuparte por conocer las cosas, las facetas (seguro que de todo esto habrá escrito E. de Bono y que lgs lo explicaría mucho mejor...). Más aún, estoy razonablemente convencido de que cuando dos personas, o más, entran en esta dinámica, se puede llegar no sólo a un entendimiento (a veces, dependiendo de la materia de discusión evientemente puede ser casi imposible) pero casi siempre a un estupendo rato, fructífero para todos los participantes. Y, sobre todo, mi experiencia al respecto ha sido que uno puede llegar a una fase (meta- diríamos) en la que analizas por qué defiendes un tipo de posturas, qué creencias o dogmas subyacen en tus argumentaciones. Sin embargo, ese análisis medianamente aséptico choca con la realidad: todo parece tener un tono abroncado.

Digo todo esto (me lo estoy diciendo ahora mismo, pero con altavoz al público) porque en cierto modo creo que cuando uno se pone en ese modo argumentativo en cierto modo establece también un "modo batalla" que tiende a ser percibido como un tono arisco en la persona. En mí. Es difícil calibrar cuando uno larga el saco de la argumentación cómo va a ser percibido tu "tono". He intentado algunas veces explorar los diferentes estados en que uno puede ponerse a debatir: más o menos sereno, con mayor o menor uso de la ironía, evitar (o por el contrario abusar de) el sarcasmo, jugar a ponerse más bien socrático... No suele funcionar: ya uno se va creando aureola de mala hostia o algo así. Vamos, que a ver quién me tose, parecen pensar, que si se me dice algo que no me vaya me voy a poner como Don Pepito.

No se me ocurre cómo concluir, quiero decir: no tengo una respuesta. He intentado a veces desactivar ese "modo batalla" pero se me dispara en cuanto tiene ocasión. Igual es una consecuencia (un tanto indeseable socialmente) de convivir en lugares como esta Blogalia donde se estimula intelectualmente la discusión -obviamente, entre otras cosas. O, simplemente, tiene razón mi madre: tengo un carácter simplemente insoportable.


2003-01-09 14:32 Enlace

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Comentarios

1
De: Chewie Fecha: 2003-01-09 16:16

Pez, me sucede exactamente lo mismo. Nada más que decir :-)



2
De: eledhwen Fecha: 2003-01-09 16:26

Mmm... ¿tu madre no será colega de la mía, verdad?



3
De: Vendell Fecha: 2003-01-09 20:01

Pez, hágale caso a su madre, que le conoce mejor que nadie. Aparte de las cuestiones filosóficas que aborda en su provocativo texto, creo que sería interesate analizar la situación desde el punto de vista social y hormonal.

La discusión también tiene algo de descuerne entre muflones: discutiendo establecemos nuestro rango en el grupo y extendemos nuestro poder sobre los demás. Es lógico que en esas situaciones le salgan las malas pulgas, que para eso tiene hormonas. Por eso las discusiones con mujeres tienen otro talante, a no ser que sean las típicas señoronas populares en modo "yo quiero ser concejal".



4
De: Arvirago Fecha: 2003-01-10 00:01

Aunque la discusión es una actividad entretenida y enriquecedora, sólo suele serlo cuando ambos quieren discutir.
Podemos obligar a un tipo en una lista a discutir sus ideas (o meternos un filtro), pero intentar "obligar" a un familiar o compañero de trabajo puede ser efectivamente contraproducente, si no están por la labor.
A mí me acusan muchas veces de sacarle punta a todo, debí ser afilador en otra vida, voy a ver qué dice Brian Weiss...



5
De: Juan Carlos Fecha: 2003-01-10 12:54

En todo este tema existe una cuestión que en pocas ocasiones se contempla: el derecho a estar equivocado/a, en cualquier cuestión, sin que eso merezca ningún menosprecio para la persona equivocada. También me gustaría apuntar que, como ya se ha dicho en múltiples ocasiones, la persona sabia no es aquella que más sabe, sino la que más abierta está para aprender de los demás o de la propia experiencia.
Un saludo, y perdón si me he equivocado en algo.



6
De: ElPez Fecha: 2003-01-10 17:50

Gracias a todos por vuestras opiniones, especialmente a Juan Carlos... es cierto, en el análisis que hacía obviaba, más bien olvidaba, ese derecho a equivocarse.

Y desde luego, toda la razón: aunque uno ande errado (incluso con hache), no debe ser menospreciado. Otra cosa es que cuando uno se te enfrenta de forma malintencionada no debamos defendernos adecuadamente. Eso de poner la otra mejilla nunca me ha parecido mínimamente útil. Aparte de que siempre duele.



7
De: Vendell Fecha: 2003-01-10 23:07

Me gusta lo que dice Juan Carlos. Es una opinión minoritaria, pero me gusta.



8
De: Ctugha Fecha: 2003-01-11 01:42

Bueno, y algo que veo poco últimamente y que comentaba Alabuena: voluntad de educar. Si uno está equivocado, está en su derecho de recibir muy bien mascada la información de parte del que está más acertado. Aquí el vencedor ha de pagar :D



9
De: Rigel Fecha: 2003-01-11 11:45

Me parece muy bien su reflexión aunque no coincida en todo con ella. Habría que añadir, a mi entender, lo que dicen Juan Carlos y Ctugha y desterrar el insulto to-tal-men-te, aunque lo pida el cuerpo.
Creo que se insulta cuando faltan argumentos y se pierde la posición dominante a la que nos hace tender la testosterona.



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