Ayyyyy, señor Jorge, cuánta ingenuidad o desconocimiento. Mire: si lo que pretende en este blog es hacer apología de sus teorías marxistas comete dos errores. Uno, por innecesariedad. Otro, por desfase.
Innecesariedad porque no necesita hacer apología del marxismo y sus pensamientos en este blog. Tanto el Pez como sus babeantes contertulios son marxistas de facto y de los pies a la cabeza. El celcanto en concreto suma a tal condición (realmente le prepondera) la de nacionalista vasco en su vertiente izquierdista, aunque ya debería saber que en temas de nacionalismo poco importa derecha o izquierda: ahí tiene al Pez colaborando en medios de comunicación subvencionados por el peneuvismo tradicional como Navarra hoy, el reconvertido Diario de Noticias, el Gara proetarra, etc,; ya sabe, para la causa nacionalista igual sirven los nogales que las nueces. Además el pez, que es astuto a la par que ignorante, sabe que la burra nazionala se vende mejor actualmente en clave izquierdosa y progresista que con la cruz de San Andrés, el breviario de Sabino Arana y monseñor Setién a cuestas: de ahí su anticlericalismo progreta, su ecologismo lemoniztarra y su antiglobalismo arcoiris. Pero el fin justifica los medios: igual de separatistas son los que ponen bombas como los arciprestes que los refugian o los columnistas que justifican sus masacres. Lo único que cambia es el método, pero no los fines. En cuanto a sus adláteres, participan ciento por ciento de sus exabruptos, dada su extracción marxista y en algún caso nacionalista (pongo aparte a Sumimona, cuyo arrimamiento a la panda se deriva básicamente de problemas de autoestima y a Diego, sub-lacayo del lacayo Yabba); el caso de Yabba es paradigmático, pero lo comentaré más adelante por sus características. Pero en resumen: si a esta horda les hace una regresión hipnótica o les enchufa el suero de la verdad, hablarían casi igual que usted. Armentia quizá más parecido a Otegui, pero vamos, con similar retórica y leiv motivs izquierdistas.
¿Cuál es su verdadero problema, Jorge? Que sufre un desfase expresivo notable a la hora de comunicar sus aberraciones marxistoides. La dialéctica de los nuevos marxistas cambió desde la caída del Muro de Berlín y la exhibición de la desvergonzada burocracia soviética que prometía el hombre nuevo. Hoy todo el que quiera informarse sin prejuicios sabe que el marxismo es una ideología deshumanizadora y asesina que busca el dominio totalitario del hombre a través de su embrutecimiento moral, y de ahí al económico, social, cultural, etc, tal y como se aplicó en los países comunistas de entonces y hoy. En el siglo XX colaban sus engaños, pero ahora no. Lo que pasa es que el marxismo era un montaje cojonudo para quienes desean vivir sin dar ni golpe, apropiarse de los bienes privados de producción que ha reunido el prójimo con el sudor de su trabajo y eliminar a quienes discutiesen el poder absoluto del estado orwelliano en el que quienes arrastran poca iniciativa, ideas y capacidad emprendedora se ven como pez (o celacanto) en el agua. Así que no era cosa de tirar la moto porque no chuta, sino repararla para dar el pego en el nuevo siglo. ¿De qué manera? A través de la mentira y la hipocresía revestida de lo que se llama progresismo y que no es sino un falso canto a los valores humanos universales, al relativismo actuacional, a la tolerancia infinita y a la defensa de lo aberrante revestidos de retórica ya no grandilocuente, sino posibilista, ya no afectada y barroca sino rousseoniana y pacifista, toda ella enfocada a disfrazar con discursos alambicados las viejas exhortaciones al odio y a conseguir la desestructuracion social en cuya revuelta quienes saben pescar recogen peces (o celacantos). En el fondo, y como la historia es un eterno retorno, estamos en la etapa hipócrita y falsa de la Revolución, en la pre-Gironda, en aquellas jornadas del campo de Marte donde junto a los bailes enaltecedores de la libertad se afilaban las bayonetas contra los disidentes; las guillotinas estaban todavía en la cadena de montaje, pero ya en preparación.
La personalidad de Yabba es un claro ejemplo de la evolución del marxismo contemporáneo. Supuestamente sus experiencias vitales le han abocado a abrazar tal ideología, aparte de las derivadas de su condición sexual y los efectos sociales de la misma. Por eso su marxismo es el clásico del odio, del resentimiento, de la desestructuración, pero como buen camaleón disimula sus miserables características bajo la pátina de la tolerancia, el respeto,el multisexualismo, el progresismo light al uso de la new age izquierdista, etc. Unos cuantos pases de muleta, empero, revelan al lagarto de V bajo el disfraz: su anticlericalismo, críticas exclusiva y únicamente orientadas a la derecha o a liberalismo, su aquiescencia con los terrorismos (ya de dominio general en el blog), su podredumbre moral en suma. Pero un ejemplo a considerar de cómo debe orientar el lenguaje en lo sucesivo si quiere conseguir la aclamación en este blog, un caballo de Troya más en la estrategia agit-prop de la izquierda post-berlinesca y zapaterilesca.
En cualquier caso, tranquilícese que no le han de expulsar. Lo tiene fácil para conseguir el aplauso en esta cochambre: como reconocerá, tampoco le han obsequiado con lindezas como nazi, hijo puta y tal con las que suelen argumentar mis puyazos. Al fin y al cabo le consideran un vástago descarriado de su camada, pero vástago a la postre. En cambio conmigo tienen una buena bicha, porque les revelo de continuo la basura intelectual que tratan de ocultar y propagar, aunque cada vez engañan menos afortunadamente, salvo a quien se quiere engañar.
Pero si me acepta un consejo siga como está. Es usted un marxista de pura cepa, como debe ser. Muerte al patrón, dictadura del proletariado, viva Fidel y arriba los parias del mundo; con dos cojones. No como esos giliprogres.
¡Salud!
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