Inicio >
Historias > Deslizándose
2003-01-17
)
Recorrer las avenidas de Madrid a ciertas horas, en las que el tráfico es más fluido y uno puede dejarse ir deslizando con el coche es una sensación que me encanta. La tenía perdida, desde hacía tiempo: ni vivo ya en Madrid y además las últimas veces siempre me había movido de un lado a otro en horas de mucho tráfico. Hace dos días no: entraba por la nacional 2 hacia avenida de América y casi no había coches (era tarde por la noche, claro), todo era muy fluído, los movimientos del volante suaves, las aceleraciones y frenadas nada fuertes, manteniendo una velocidad desde luego prohibida en un casco urbano... pero es Madrid y todo el mundo pasa a mi lado a velocidades similares.
Las luces van creando sobre el capó destellos naranja, todo tiene un toque de irrealidad que hace que uno se sienta a bordo de un patín, mirando una pantalla. O algo así.
María de Molina sin tráfico, y los semáforos son lo bastante educados como para no frenarme hasta bien entrado en Serrano. La sensación de deslizarse aumenta cuando veo un enorme banderón (por cierto, ya ajado: nuestra enseña tan celebrada, no ha durado entera ni un trimestre) a la derecha. Está helando, o casi, nadie por la calle, otros dos coches que van, como yo, fluyendo por esa arteria ahora sobredimensionada.
Los edificios y los monumentos iluminados pasan hacia atrás, enfilo por Alcalá hacia Cibeles y salto a su lado subiendo hacia la Gran Vía.
...
Luego aparqué el coche al lado de un café abierto, tontamente dejé el móvil conectado al manos libres, un poco demasiado a la vista. No pasaron ni cinco minutos y ya estaba la ventanilla del conductor rota, el teléfono desaparecido, la alarma sonando y servidor jurando. Ya no me deslizaba. Luego, hora y media en la comisaría para poner la denuncia, un buen rato de charla con la teleoperadora del servicio de asistencia, esperar a que encontraran una luna idéntica en un taller, ir allí, pasarme ya la mañana esperando a terminar... Me perdí la inauguración a la que iba, las citas que tenía, un par de reuniones.
...
Al final la ventanilla ya está puesta. Y me he comprado un movil nuevo con el que jugar a mandar fotitos. Estoy por abrir una sección de la bitácora, en venganza, con las fotos tontas del día. Eso sí, la agenda de mi móvil, se perdió del todo y, como siempre pasa, no tenía copia en ningún otro soporte. (Lo pongo aquí para que me mandeis mensajes de vuestros teléfonos... los he perdido todos). Llegué por la tarde, tras la inauguración pasada (me quedé sin verle a Aznar y demás prebostes, y sin canapés, pero sobre todo sin saludar a un montón de amigos) al Centro de Astrobiología: quedaba, afortunadamente, el Simposio inaugural, donde he estado estos días metido, aprendiendo cosas de eso que llamamos vida.
...
Y esta madrugada, de nuevo, he podido patinar en mi coche, deslizándome por otras avenidas madrileñas. Me he deslizado hasta Pamplona. Ya he vuelto.
...
PD1
Luego de escribir esto he visto el día negro (esto sin duda será políticamente incorrecto... digo, lo de negro) que tuvo la
Bibliotecaria de Babel. Yo tuve un poco de todo: igual es que me encanta deslizarme, así que se me escapó un poco la mala leche de lo del robo. O será la inconsciencia (en cualquier caso, a mi no me gusta el nescuí, ni el colacao, dicho sea de paso)
...
PD2
Ya puestos: Murray Gell-Mann, encantador a sus setentaypico, freaky total, Premio Nobel de física, dio el martes una charla en el Centro de Astrobiología, titulada "The Regular and the Random". Divertidísima, si tengo tiempo algún día contaré más cosillas. Dejo sólo una de las anécdotas más divertidas que introdujo. Más o menos transcribo sus palabras...
Podemos coincidir todos en ello, así que lo tomaremos como punto de partida: existe vida inteligente en la Tierra...
...Bueno, excepto quizá en Roswell, Nuevo México
2003-01-17 00:09 Enlace
Referencias (TrackBacks)
URL de trackback de esta historia http://javarm.blogalia.com//trackbacks/4835
Comentarios
1
|
De: JJ |
Fecha: 2003-01-17 10:26 |
|
Habría que calcular el tiempo medio entre que un forastero llega a Madrid y le guindan algo. Me da la impresión de que es bastante pequeño, y cada vez más.
|
2
|
De: El Pez |
Fecha: 2003-01-17 11:27 |
|
Pues igual tienes razón: en los casi diez años que fui "ciudadano" madrileño, no me robaron nada. Luego, como "forastero" ya he sufrido el robo de todo el coche (incluído el mismo, quiero decir) y el robo del móvil con rotura de luna...
|
3
|
De: canopus |
Fecha: 2003-01-17 12:06 |
|
La verdad es que es lamentable. A mi me pasó hace un mes algo parecido. En el aparcamiento de un hospital, que ya es delito.
Rotura de cristal trasero, y todo para buscar la radio que nunca llevo. Eso si, todo revuelto y sensación de que no somos nadie. Y eso que sí soy de madrid.
|
4
|
De: JJ |
Fecha: 2003-01-17 12:39 |
|
Y ya que estamos todos, ¿se os ocurre alguna solución, ahora que se está discutiendo tanto del nuevo código penal? ¿O mejor se piden unos piterpanes?
|
5
|
De: El Pez |
Fecha: 2003-01-17 14:47 |
|
La esperanza de que un nuevo código penal con más penas, más cumplimiento de condenas y más de todo en plan todo-lo-controlo-y-lo-penalizo es al problema planteado una solución menos efectiva que regalar a todos los ciudadanos el mejor móvil de última generación gratis total para que no se roben más.
Solución que tampoco me parece tal, ni mínimamente adecuada.
|
6
|
De: rvr |
Fecha: 2003-01-17 15:08 |
|
Pez: Hoy Fernando Savater habla sobre ese tema en un brillante artículo en El País (como suelen ser todos los que escribe, dicho sea de paso). Está disponible en Periodista Digital: ¿Vale la pena?
|
portada | subir