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Inicio > Historias > Nota De Lectura: 'Laura y Julio' de Juan José Millás
2007-04-11
)

Nota De Lectura: 'Laura y Julio' de Juan José Millás
2007-04-11

Tiene, Juanjo Millás, una poderosa capacidad de crear situaciones en que lo surreal se apodera de una situación cotidiana. Disecciona la pasión humana (o la falta de pasión, como es el caso) en una especie de autopsia que se convierte de repente en lista de ingredientes de algún menú. O algo así. El triángulo de Laura, Julio y Manuel es la excusa en este libro -que, como otras veces es también una suerte de metarrelato en el que se imbrican otras historias que giran siempre sobre la misma ausencia humana- para sumergirnos en un mundo que es muy cercano, pero a la vez trasunto, espejo o sombra del propio mundo un poco mezquino en el que viven. Sombras y espejos son referentes continuos en esta historia que, y no es la primera vez que me pasa con las novelas de Millás, acaba un poco como rompiéndose en un descuido. De repente has llegado al final y te quedas mirando esa última página, esperando que -algo que sería perfectamente compatible con lo que hace el escritor- aparecieran nuevos capítulos. Como eso no sucede, cierras el libro y miras alrededor y te das cuenta de que, una vez más, ha conseguido convertirte en ese esquizofrénico espectador de la realidad que relata en sus escritos. Millaseando entonces, sientes la tentación de usurpar la sombra de otro, o de hacer de tu vida un espejo de la del otro, de seguir los dictados de ese extraño manual de conducta que es la novela.

Como he hecho otras veces con Millás, esta novela se ha convertido en una lectura interrumpida, aprovechando desplazamientos en autobús: sólo la abría tras sentarme en el urbano -las villavesas de Pamplona- y mientras recorría la ciudad, bien de mañana, bien hacia el mediodía. En cuanto lo hacía, era como si el espacio surgiera de las páginas y me metiera dentro de él. En más de una ocasión creí ver en la ambulancia que nos adelantaba la que llevaba a Manuel, o a Laura en la cara de una mujer joven que miraba hacia los letreros del bus, o a una Julia que no paraba de sorprenderse del mundo a sus siete años. Y yo tenía miedo de ser Julio.

Unos párrafos, como siempre:
Un día, tuvo con Manuel una conversación acerca del alma y el cuerpo. Manuel sostenía que se trataba de una distinción fantástica, irreal. Julio le preguntó entonces por qué él los percibía como instancias distintqas, a lo que su vecino respondió que la historia de la humanidad podía resumirse en un combate contra la percepción, creadora infatigable de espejismos.

-Los sentidos -añadió- dicen que el Sol se pone, pero el Sol ni se pone ni se quita. Según los sentidos, los objetos, al alejarse, se hacen más pequeños, pero lo cierto es que tienen el mismo tamaño aquí y a cien metros de aquí. Los sentidos nos hacen mantener la ilusión de que los cuerpos son macizos, cuando el 80% de un átomo es puro vacío. La realidad es un agujero. ¿Has oído hablar de la materia oscura?

Seguramente llevaba razón, Manuel no tenía otro objeto en su vida que el de llevar razón, pero, contra toda evidencia científica, Julio sentía que su cuerpo (como el de su vecino, en el hospital) era ahora una especie de sombra, una suerte de traje abandonado sobre una cama. Tenía que decidir si recorgerlo u olvidarlo para siempre allí, al otro lado del espejo. No fue una decisión fácil, pero la posibilidad de que Manuel sí recogiera el suyo le mortificaba hasta el punto de que al tercer día se incorporó al fin y salió de entre las sábanas como el que abandona un sepulcro. Había periddo varios quilos, pero también la fiebre se había retirado. Quien tenía fiebre ahora era la realidad. Así lo percibió al entrar en el cuarto de baño y tocar el lavabo, la bañera, el agua, el jabón, los frascos con los ungüentos para evitar la caída del cabello... Todo tenía fiebre, todo estaba enfermo, porque todo -también objetos humildes como la maquinilla de afeitar- estaba vivo.

Juan José Millás, "Laura y Julio", Seix Barral (Biblioteca Breve, 2006), pp.152-3


2007-04-11 12:37 Enlace

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Comentarios

1
De: Evil Preacher Fecha: 2007-04-11 14:02

Describes muy bien la sensación que produce Millás cuando hablas de la relación entre lo surreal y lo cotidiano. Desde luego el fragmento que has escogido es estupendo y da ganas de leer el libro. Hay otro aspecto de este escritor que considero fundamental, aunque no esté presente en el fragmento, que es el humor; en ese ámbito también es un maestro.



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