Inicio >
Historias > Día De Orugas Y Plasmodios
2007-05-13
)
Permítanme un huequito en las
crónicas electorales. Una escapada al campo me permitió ayer disfrutar del lento, pero perceptible, movimiento de algo que parecía espuma blanquecina subiendo por las ramas de los arbustos. Eran esas masas gelatinosas que son realmente una sola célula, un tanto sui generis, cierto, con muchísimos núcleos, pero compartiendo membrana y protoplasma, de uno de esos hongos
ameboides de la división
Myxomycota. Mixomicetes, vaya, moviéndose a ritmo de mixomiocina, y recordándole a Josemere, como nos comentaba, uno de sus momentos más queridos de cuando estudiaba Botánica. Te podías fijar además en cómo funciona esa máquina enzimática que digiere los brotes por donde pasa...
En una zona de quejigos por la que paseábamos, descubrimos también el misterio de las orugas que hacen
puenting. Se lanzan y bajan varios metros hasta casi llegar al suelo. Entonces comienzan trabajosamente a recoger el hilo en la parte de sus segmentos donde tienen las primeras patas verdaderas (estas mostraban tres pares de patas cerca de la cabeza, como insectos que son estas larvitas de lepidóptero... las otras patas del abdomen son realmente falsas patas, aunque les sirven fenomenalmente cuando están deambulando por una ramita porque terminan con un gancho, lo mismo que el último segmento, donde -he leído- en algunas otras especies existe un par de patas verdaderas, teniendo sólo dos antes del abdomen). El hilo lo ahovillaban en su pecho -por decirlo en plan sencillo, realmente es el primer segmento del abdomen, donde producen la seda- y, llegadas a una cierta altura -como a dos metros del suelo, pero aún a un metro largo de la rama de la que partieron- volvían a repetir la operación: de nuevo hacia abajo y de nuevo a subir. Me fijé que algunas tenían ya cinco ovillitos de seda colgando del hilo.
El viento dificultaba enormemente el trabajo de recogida de la seda, provocando incluso que se rompiera todo el invento y la oruga acabara en el suelo. Estábamos sentados junto a un quejigo y en un momento había seis orugas colgadas, parecía un poco un adorno del árbol, balanceándose a veces sincronizadamente. Recordamos mirándolas que una oruga tiene unos 4.000 músculos -el ser humano dispone sólo de 629-, casi 250 sólo en el segmento de la cabecita. Imaginamos que esa conducta de hacer puenting tiene que ver con los preparativos de montar la crisálida, aprovechando un día cálido que les permite secar más rápidamente la seda producida. Pero lo cierto es que nos quedamos sin saberlo. Qué pena no haber tenido a mano una guía de campo como
Caterpillars a mano para ir disolviendo dudas... o descubriendo otras.
2007-05-13 10:32 Enlace
Referencias (TrackBacks)
URL de trackback de esta historia http://javarm.blogalia.com//trackbacks/49382
Comentarios
portada | subir