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Historias > When The Leaves Come Falling Down
2007-09-02
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Recorría hoy España de sureste a norte, y llegando a las verdes regiones donde habitualmente resido, especialmente verdes en este verano sin verano, se puso a sonar en el coche la melancólica voz de Van Morrison, cantando
I saw you standing with the wind and the rain in your face
And you were thinking 'bout the wisdom of the leaves and their grace
When the leaves come falling down
In September when the leaves, come falling down
And at night the moon is shining on a clear, cloudless sky
And when the evening shadows fall I'll be there by your side
When the leaves come falling down
In September when the leaves, come falling down
Follow me down, follow me down, follow me down
To the place beside the garden and the wall
Follow me down, follow me down
To the space before the twilight and the dawn
(sigue)
La anterior madrugada, una densa capa de nubes impidió que viera
Aurígidas (yo prefiero pronunciar "auríguidas", aunque escrito quede feo), aunque Manu Chao cantaba por Vera. O igual nada tenía que ver un suceso con otro...
Salimos aún de noche, dejando un par de semanas ahí, de las que me deshice antes de las 7 en el último baño en la piscina, contemplado por Orión y sus perros, flanqueado por Marte y Venus... Me sequé y me puse la ropa, casi por vez primera en un par de semanas, y ya me sobraba. La noche antes había empaquetado toda una maleta de libros de referencia que había traído con intención de acabar un libro que aún tengo sin acabar... y que necesitarán de unos días de hojas cayendo (será en Irlanda, claro, por aquí aún falta mucho para que las hojas amarilleen, ya decía al comienzo, en este verano que no hubo verano por Navarra). Lo que no se puede empaquetar es el montón de buenos ratos pasados con los amigos, el no hacer nada, la lectura, hasta la contemplación horrorizada de la especulación inmobiliaria que llena de urbanizaciones los desiertos entre el Aguas y el Antas... y muchas otras zonas, hasta frágiles humedales que, hace una semana, renacieron con una lluvia feroz de agosto.
Otros días tuvimos aire africano, que quemaba la garganta, y que llenaba de polvo naranja los capós. Y las tumbonas en el jardín. Un día el mar decidió saltar por encima del Playazo e inundar la evidencia de que los ayuntamientos no cuidan la exigua red de alcantarillado. Con las berenjenas de Jesús, sin embargo, deliciosas y recién recogidas de su huerta, nos olvidamos de la calima y de todo lo demás. Y con otras mil naderías que han ido llenando una quincena que me ha durado suspiro y medio, no más.
Ahora es septiembre, y la vuelta al trabajo. Y todo lo que había pendiente cuando me escapé corriendo y sigue amontonado. En ese espacio entre el crepúsculo y el amanecer.
2007-09-02 19:31 Enlace
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Comentarios
1
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De: Iván |
Fecha: 2007-09-02 19:53 |
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Bienvenido de nuevo por aqui Javier, y espero que hayas aprovechado esas vacaciones por Almeria, desde luego este año hizo mucho menos calor que el pasado que fue horrendo.
Lo dicho bienvenido de nuevo, y a la dura realidad de nuevo, unos a trabajar, otros a los examenes que se avecinan, ambos pensando en hace una semana que en mañana :P
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2
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De: Martin Pawley |
Fecha: 2007-09-02 19:54 |
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Bueeeeeeno, vaaaaaaale.
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3
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De: aparicio |
Fecha: 2007-09-03 17:33 |
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Sí, bienvenido
La verdad es que cuando se llevan ya más de dos semanas trabajando, lo único que puedo sentir es depresión prepostvacacional del verano 2008.
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