artículos, escritos y demás piezas perfectamente obviables perpetradas por Javier Armentia (@javierarmentia por algunas redes)
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No lo encontraron dieciséis becariosAsí ataca el comienzo de su soneto -que parece de una serie titulada Toda ciencia trascendiendo- el filósofo positivista impenintente Jesús Zamora, una de mis lecturas diarias, a bordo del Otto Neurath.
dando vueltas por el laboratorio,
ni el viejo catedrático tenorio,
ni su alumna de gestos refractarios.
(sigue)
Hay entre nosotros un prejuicio completamente irracional con eso del electoralismo. En realidad, los buenos políticos deben ser "electoralistas", es decir, deben utilizar todos los argumentos que puedan (dentro de la ley) para ganar las elecciones. No es sólo que deban hacerlo "porque si no lo hacen, perderán las elecciones" (en este caso, el "deben" significa que "es lo que les conviene"). Lo importante es que es bueno para los ciudadanos que los políticos se comporten así, como comprobará cualquiera que lo piense un momento.Desde un punto de vista ciudadano, cuando un partido cumple sus promesas, y además estás de acuerdo con él y le has votado, suena estupendo. Otra cuestión es, claro, la profundidad de cumplimiento de esas promesas, o si se quedan en un barnicillo pour la galerie, que me temo es demasiado popular. Zamora atiende a eso y reclama más que se reconozca el derecho al beneficio del electoralista el controlo sobre quien hace promesas que luego incumple. El engaño a los ciudadanos, eso es lo imperdonable...
(...) en estos últimos años cruciales, la voz de la izquierda ha sido casi por completo silenciada, tanto respecto a la enseñanza secundaria como respecto a la superior. Hartos de estrellarnos contra este muro de silencio, en el momento en que vimos que la implantación de la Educación para la Ciudadanía era ya un hecho consumado, los autores de este libro decidimos hacer de la necesidad virtud. Nos dijimos que, si querían una Educación para la Ciudadanía, la iban a tener, pero que la iban a tener en serio. En lugar de utilizar la asignatura para encubrir el hecho de la realidad capitalista, podíamos utilizarla para denunciarlo. El racismo, la xenofobia, el trabajo ilegal de los sin papeles y el trabajo basura de los con papeles, la desestructuración social, la precariedad laboral, la marginación y todo lo que ella conlleva, la imposibilidad de acceder a una vivienda digna y las consiguientes dificultades para la vida familiar y la procreación, todos estos asuntos tienen su causa en problemas sociales y económicos enraizados en las estructuras más básicas de esta sociedad en la que vivimos. Es ridículo, patético e hipócrita pretender que todo ello hay que afrontarlo con una “educación en valores”. Pero, sobre todo, se trata de una estafa que pretende encubrir y legitimar las verdaderas causas de estos problemas. Así pues, lo primero que debe quedar claro en una Educación para la Ciudadanía es el carácter capitalista de nuestra realidad social. Después habrá que decidir en qué consiste y qué posibilidades tiene la vida ciudadana en semejantes condiciones.En fin, una vez más me sentía roedor, pero ahora disfrutando de otro trocito de queso. Sin darme cuenta, había ido pasando de un filósofo a otro, por escuelas diferentes, de diferentes opciones políticas... Mínimos, perdidos, como todos los roedores, pero sintiendo el consuelo -si con algo podemos consolarnos- de que al menos no todo es como lo cuentan en la tele o en los periódicos. Pensar, se sigue pensando. Aunque sea a la ratonesca.
2007-10-30 20:14 Enlace
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