En efecto: había colocado mal la hora. Pero el acto comenzó a las 19.15, así que quedó a mitad de la hora oficial y la errónea que yo di.
Y había bastante gente que, misericorde, aguantó el rollo que les metí. Hasta un visitante de esta pecera, que me saludó al final y todo.
Y, como siempre, me quedo más con el gusto de estar entre gente que tenía ganas de que hablara de ciencia y de que comentáramos algunas cosas. Y más con la gente estupenda del Museo de la Ciencia de Valladolid, que todo hay que decirlo, y con la iniciativa de Caja de Burgos, que también hay que decirlo. Más en una semana de la ciencia, y siempre que las instituciones apuesten por estas cosas. Y no lo digo porque sea yo, que bien sé que hay muchas personas con más valía y conocimiento que podrían haber hablado del tema. Y que lo harán.
Yo me he quedado muy contento. No con lo que he contado, que siempre me doy cuenta de que podría haber sido mucho mejor, sino con la gente a la que, espero, no haber defraudado.
Gracias.
Lo único malo es que ahora no me puedo quedar mucho por aquí, que mañana hay mucho trabajo en Pamplona, y todo el fin de semana, con actividades: exposición, jornada crítica...
Al menos tuve un ratito para sentarme y pasear por la exposición de los sonidos del Museo de la Ciencia. Una gozada, para leer y escuchar, y descubrir cosas curiosísimas.
No se la pierdan. De verdad. Otro día hablo más, a ver si puedo. Qué gozada de exposición.
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