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Historias > El Valor De La Imagen
2008-01-11
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Con eso de que andan reponiendo
REDES en televisión española, hace unos días me volví a encontrar con un programa de hace unos cuantos años, en el que Moncho Núñez (el futuro director del
Museo Nacional de Ciencia y Tecnología y actual director de los
Museos Científicos Coruñeses) y el biólogo y periodista
Javier Sampedro hablaban con
Eduard Punset sobre la vida, el universo y todo lo demás. Una conversación puntuada por interesantes documentos, alguno de ellos, precisamente, sobre el creacionismo del diseño inteligente del que
hemos hablado recientemente.
En uno de esos momentos en que los invitados lograban hablar un poco a su aire (que es lo que Punset hace todo el rato, pero no deja hacer fácilmente a los demás, con lo que es todo un espectáculo muy entretenido ver qué experto consigue ganarle alguna bola...), Núñez comentó algo ciertísimo, que aprovecho en un ratito de actualización de la web del pamplonetario para colocar como reflexión.
La cosa es la imagen que habitualmente tenemos de Albert Einstein: la de un sabio un tanto provecto, con melena blanca (a veces con la lengua fuera, que es uno de los iconos más repetidos, o en otras andando en bicicleta de aquella manera). Son fotos de finales de los 40 o comienzos de los 50 del siglo XX, cuando el científico tenía ya más de 60 años. Como estas (vienen de
esta página alemana):
Nos dan la
imagen de Einstein. Y, por extensión, casi el estereotipo de cualquier científico. Mayor. Raro. Desaliñado incluso... Pere Estupinyà, que escribe un blog interesantísimo titulado
Apuntes científicos desde el MIT, hablaba de ese estereotipo a raíz de su descubrimiento de cuántos científicos
llevan tatuajes (que además tienen a veces que ver con su materia de investigación).
Comentaba:
“Científicos tatuados! que curioso…”, pensé. Pero… Curioso, ¿por qué? A ver si a estas alturas voy a tener yo una imagen estereotipada del científico! Claro que también se tatúan, como cualquier hijo de vecino.
Pero esta anécdota me hizo pensar una vez más en la desconexión que hay entre ciencia y sociedad. El investigador suele trabajar aislado. Nadie “va a ver al científico”, o se lo encuentra trabajando en la calle, o le llama para que le repare algo, o “acude al laboratorio a comprar cualquier cosa”. Además, no es un personaje que tenga mucha presencia en los medios de comunicación, y cuando aparece en cine, cómics o series de animación, suele hacerlo de forma un tanto caricaturizada. Esto conlleva que el proceso de la investigación sea desconocido, y que efectivamente exista un cierto estereotipo de científico, a veces bastante alejado de la realidad.
Pero ¿Qué hay de cierto y de falso en esta imagen popular del científico?
Dejando aparte los tatuajes (aunque me ha recordado que a veces me da la tentación de incluir alguno
astronómico entre los míos... ¡qué friki!), volvamos esa imagen del señor mayor que todos asociamos con Einstein y, por ende, con la relatividad.
Comentaba Moncho Núñez que, sin embargo, cuando publicó sus artículos del Año Maravilloso de 1905, Albert tenía
sólo 26 años (los cumplía el 14 de marzo y había nacido en 1879). Una imagen de esa época nos muestra a otro Einstein completamente diferente:
Cuesta más imaginarse a este tipo un tanto relamido, pero bien parecido y hasta convencional (bueno, con la chaqueta un poco currita, todo hay que decirlo...) describiendo el movimiento browniano, el tamaño de las moléculas, el efecto fotoeléctrico o la relatividad especial. ¿Por qué? Nos han enseñado a relacionar a ese genio con un señor mayor, quizá porque es de personas mayores ser sabios y listos y doctos. Sin embargo, la ciencia avanza con las intuiciones y trabajos de gente muy joven, de menos de treinta años o por ahí.
Cerrando el año de la ciencia, habrá que pensar en que, de las muchas cosas que tenemos que ir haciendo, es vencer las imágenes que nos han enseñado a ver la ciencia como algo tan ajeno al mundo real...
Actualización 18.37
Precisamente completando los enlaces que me había dejado al poner la historia, he visto que en blog de Punset la última entrada se titula, precisamente
El poder de las imágenes, aunque su reflexión trata sobre otro tema en relación también al valor icónico... qué coincidencias.
2008-01-11 18:41 Enlace
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Comentarios
1
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El caso es parecido al de Charles Darwin. Nos lo imaginamos siempre como un viejo barbudo de pelo blanco, con la pinta que tenía al final de sus días y no cuando hizo sus principales descubrimientos.
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De: ElPez |
Fecha: 2008-01-11 19:52 |
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Se me olvidó comentarlo, Paleofreak... precisamente fue viendo la imagen del Darwin octogenario que acompañaba la publicidad de la gira Creatas'2008 cuando recordé lo que comentaba Moncho.
Charles Darwin en la gira creata:
Una imagen más próxima a 1857:
(Aunque, en el caso de Darwin, se podría decir que el problema es que la fotografía acababa de nacer y sólo se popularizó cuando Don Carlos era más viejito... que no es el caso de Einstein, realmente)
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4
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De: MJ |
Fecha: 2008-01-11 21:38 |
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Acepto que aún haya gente de letras que se sorprenda de que los científicos sean "normales" (yo misma tuve que escuchar algún que otro comentario de este tipo cuando me pasé de la veterinaria al periodismo). Pero me extraña que Estupiñá, que es químico, afirme que se sorprendió de que hubiera científicos tatuados: lo curioso del caso es el "frikismo" de los tatuajes con temas de ciencia, pero no que los científicos se hayan tatuado, ¿no?
Saludos de una colega. --MJ
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De: MJ |
Fecha: 2008-01-11 21:46 |
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Agh, es Estupinyà.
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6
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De: ElPez |
Fecha: 2008-01-12 00:38 |
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Yo lo veo perfectamente normal (lo de los tattoos), MJ, pero es cierto que la "imagen" del científico no casa con ese tipo de cosas. Así es la historia: los científicos no tienen pinta de personas normales, dice la norma no escrita.
Es una pena porque no tengo a mano mis notas, pero recuerdo que en el pasado Congreso de Comunicación Social de la Ciencia el responsable de la Dirección General de Investigación de la Comisión Europea, José Manuel Silva, presentó resultados de alguna encuesta reciente sobre qué características tenía "el científico".
Salían cosas como que era hombre, de más de 40, habitualmente desaliñado, con gafas, con problemas de relación, despistado, se expresaba mal,... eran las caracterizaciones más repetidas por la gente, creo recordar.
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De: La Hermana Bastarda de Lisa Simpson |
Fecha: 2008-01-12 20:51 |
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Yo tengo varios piercings y estoy hasta las narices de que cuando cuento que trabajo como docente me pregunten: ¿y te dejan?.
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8
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De: Iván |
Fecha: 2008-01-12 21:01 |
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Ya ves, es como una profesora de Almeria, que el primer dia que entro a clase a darnos clase de Ingenieria, nadie se inmuto porque parecia una alumna con rastas mas XD
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De: Andercillo |
Fecha: 2008-01-12 22:34 |
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Jeje Iván mi profesor de Física es de ese estilo. Con el pelo largo y barba, en plan heavy, y suele llevar camisetas a favor de la anarquía. Y el tio es catedrático, vaya crack, jaja. Tiene pinta de ser un fumetilla que no veas xD
Un saludo,
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