artículos, escritos y demás piezas perfectamente obviables perpetradas por Javier Armentia (@javierarmentia por algunas redes)
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2003-03-03
Ir Por La Vida Con Una Nariz De Payaso
Sí, claro, son carnavales. Aunque este fin de semana yo pasaba bastante: no habíamos previsto especialmente disfrazarnos, ni celebrar las carnestolendas, aunque un grupo de amigos nos habíamos dado cita para pasar el fin de semana en una deliciosa casita rural al lado de Hondarribia, recorrer un poco el monte Jaizkibel, recorrer esa zona donde dos países confluyen, o se separan, aunque el territorio sólo está partido por el Bidasoa realmente y, ya de paso, pegarnos una cenita de sidrería (o sea, sagardotegi en el lenguaje de quienes por allí viven) y las fechas son las fechas.
En cualquier caso, Ana, que es quien organizaba todo el lío -hace un par de meses íbamos a ser veinte, luego acabamos siendo 9 venidos un poco de todos los lados-, había previsto el asunto "carnavales" y nos colocó unas narices. Unas eran de payaso, otras de bruja. A mí me tocó de payaso y, obediente que soy, me la puse y la llevé casi todo el sábado y hoy domingo sin rechistar. He de reconocer que durante muchos momentos me la colocaba a modo de excrecencia sobre la frente, un poco a medio camino entre un tumor imposible y una luz de emergencia de esas que están sobre las ambulancias o los coches de policía. Pero ahí estaba, yendo por la vida con una nariz de payaso, como único disfraz. Realmente ridículo, sobre todo cuando ninguno de los otros la llevaba también. Para colmo, no conseguía del todo disimular quién era yo, así que me reconocieron varias veces (en un bar oí un comentario posiblemente hecho no precisamente con la intención de que yo lo oyera: "mira, ése es el del planetario, el de la nariz de payaso..."). Como se ve, la diferencia apenas se nota, de hecho. Y prefiero no extraer demasiadas conlusiones de algo tan obvio.
Mañana voy a ponérmela en el trabajo, a ver si alguien lo nota. Me temo que no.
(Postdata: El caserío, el de la foto, es Arotzenea, y Jenobeba y su mozo, que lo llevan, son realmente una gente encantadora. Aunque a mí me adoptó Tturko, un perro labrador negro que me eligió desde el momento en que bajé del coche).
2003-03-03
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Ir Por La Vida Con Una Nariz De Payaso
2003-03-03
Sí, claro, son carnavales. Aunque este fin de semana yo pasaba bastante: no habíamos previsto especialmente disfrazarnos, ni celebrar las carnestolendas, aunque un grupo de amigos nos habíamos dado cita para pasar el fin de semana en una deliciosa casita rural al lado de Hondarribia, recorrer un poco el monte Jaizkibel, recorrer esa zona donde dos países confluyen, o se separan, aunque el territorio sólo está partido por el Bidasoa realmente y, ya de paso, pegarnos una cenita de sidrería (o sea, sagardotegi en el lenguaje de quienes por allí viven) y las fechas son las fechas.
En cualquier caso, Ana, que es quien organizaba todo el lío -hace un par de meses íbamos a ser veinte, luego acabamos siendo 9 venidos un poco de todos los lados-, había previsto el asunto "carnavales" y nos colocó unas narices. Unas eran de payaso, otras de bruja. A mí me tocó de payaso y, obediente que soy, me la puse y la llevé casi todo el sábado y hoy domingo sin rechistar. He de reconocer que durante muchos momentos me la colocaba a modo de excrecencia sobre la frente, un poco a medio camino entre un tumor imposible y una luz de emergencia de esas que están sobre las ambulancias o los coches de policía. Pero ahí estaba, yendo por la vida con una nariz de payaso, como único disfraz. Realmente ridículo, sobre todo cuando ninguno de los otros la llevaba también. Para colmo, no conseguía del todo disimular quién era yo, así que me reconocieron varias veces (en un bar oí un comentario posiblemente hecho no precisamente con la intención de que yo lo oyera: "mira, ése es el del planetario, el de la nariz de payaso..."). Como se ve, la diferencia apenas se nota, de hecho. Y prefiero no extraer demasiadas conlusiones de algo tan obvio.
Mañana voy a ponérmela en el trabajo, a ver si alguien lo nota. Me temo que no.
(Postdata: El caserío, el de la foto, es Arotzenea, y Jenobeba y su mozo, que lo llevan, son realmente una gente encantadora. Aunque a mí me adoptó Tturko, un perro labrador negro que me eligió desde el momento en que bajé del coche).
2003-03-03 08:09 Enlace
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