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2003-04-03
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(MILENIO, 31 DE MARZO DE 2003), publicado en el
Diario de Noticias
Justo en el último momento el Parlamento de Navarra perdió la oportunidad de legislar sobre la forma en que encendemos las luces por la noche. La disolución que precede a las próximas elecciones ha llegado sin que se pudiera concretar qué pasaba con la proposición de ley "de ordenación del alumbrado nocturno" que había presentado Batzarre y cuyo trámite se había aprobado realizar el pasado 6 de febrero, y sin conseguir una regulación por parte del Gobierno, como determinó el mismo Parlamento que se habría de hacer, a instancias de IU. La cosa no ha tenido mayor trascendencia en los medios de comunicación, como era de esperar, porque se trata de algo que, en general, ni conocemos ni sentimos. A pesar de ser fundamental. Pensemos que con una adecuada iluminación se podría conseguir ahorrar un importante porcentaje en la factura eléctrica de nuestros ayuntamientos, aparte de contaminar menos; que se evitaría una agresión demostrada a los ecosistemas cercanos a los núcleos humanos, que afectan especialmente a los seres vivos de conductas nocturnas; que, finalmente, podríamos racionalizar el asunto de la iluminación nocturna, alumbrando lo que interesa (el suelo) en vez de despilfarrarlo lanzándolo hacia arriba, y dejando así de nuevo el cielo oscuro, para quienes amamos la noche.
Demasiadas luces, demasiado mal pensadas (es decir, pensadas sólo con criterios estéticos -además discutibles-, buscando efectismo -como cuando se pone tanta luz que casi hay que ir con gafas de sol por la noche o cuando se iluminan a lo loco los edificios, además de abajo a arriba-, un verdadero despilfarro). Desde donde uno vive, en el cielo no se ve ya más que la Luna y algún planeta, y unas pocas estrellas. Ese patrimonio, que así lo declaró la UNESCO, nos lo han hurtado. Luego, en el Planetario, intentamos contar a la gente lo que se pierden pero, ¿no sería mejor poder verlo en la versión original? Por el momento, en Navarra no va a poder ser. Como suele pasar, entre demasiadas luces y demasiadas pocas (de algunos), así nos acaba luciendo el pelo.
2003-04-03 06:54 Enlace
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Comentarios
1
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De: JR |
Fecha: 2003-04-03 22:22 |
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Algo escandaloso: el Ayuntamiento de Águilas (Murcia) emprendió la renovación del alumbrado público hace año y medio con, nada más y nada menos, ¡faros halógenos! Aparte del despilfarro energético y la *ilegalidad* de esa absurda empresa, ni que decir tiene el perjuicio que acarreó a la calidad del cielo nocturno.
Ninguna autoridad regional o, digamos, nacional ha tomado nota del asunto.
Un saludo.
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