En el festival Punto de Vista de cine documental que ahora tiene lugar en Pamplona estuvo ayer Patricio Guzmán, un hombre grande, impresionante, sencillo, chileno y memorioso, un documentalista que todos asociamos a "La batalla de Chile", y por lo tanto a la ignominia de la dictadura, la democracia truncada, el exilio... Ayer nos presentó "Nostalgia de la luz", un recorrido por la búsqueda en la historia de gentes muy diferentes, de chilenos que intentan poder escribir el pasado: unos mirando al cosmos desde el desierto de Atacama, en los telescopios que son máquinas de retroceder en la historia del Universo, y los arqueólogos, historiadores y las mujeres (viudas de desaparecidos, madres, hijas... ) que siguen intentando desenterrar los restos de esos asesinados por la dictadura de Pinochet. Otro viaje en el tiempo que, en cierto modo y esa es la conmovedora propuesta de Guzmán, es el sino de los chilenos. Hora y media de imágenes y testimonios que te dejan impresionado. Y, sobre todo, por la serenidad del director, que partiendo de esa especie de conexión mística bajo el lema de desenterrar el pasado, sufrió durante cinco años la imposibilidad de que ninguna cadena de televisión apostara por el proyecto y que al final, por más que sea el gran documental más premiado de este año, haya sido una empresa en la que además ha tenido que poner su dinero. La memoria, ya saben, no tiene buena prensa.
Me encantó la mirada al mundo de la ciencia desde la perspectiva de quien se preocupa por el mundo en que vive, y espero que también a los demás espectadores les permitiera encontrarse con una mirada que no separa entre ciencias y letras. En estas tierras en las que la memoria histórica también parece algo proscrito nos falta un Patricio Guzmán capaz de recoger el dolor de las familias que no pueden cerrar el duelo de sus muertos desaparecidos con el también enorme trabajo científico que apoya esa búsqueda, tan poco querida por el Estado. Ayer, en el coloquio tras la proyección, una mujer de la asociación navarra agradeció precisamente al director chileno esa apuesta. Y fue la contribución más aplaudida, afortunadamente.
Guzmán comienza su viaje con el lugar donde de niño comenzó a amar la astronomía, como muchos otros chilenos, en el Observatorio de Cerro Calán, que se sitúa sobre la ciudad de Santiago, y que depende de la Universidad de Santiago. En el telescopio Hayde, alemán, que sigue funcionando allí desde 1910, junta a las mujeres con el joven astrónomo y ese encuentro me ha recordado el que tuve la ocasión de tener allí mismo hace año y pico, cuando la Ruta Quetzal BBVA visitó el observatorio, y tuve la oportunidad de hablar allí mismo, en ese telescopio.
Servidora quiso poner "Nostalgia de la luz" hace unos meses en A Coruña, pero le dijeron que no había copia disponible. Tocará este año, supongo. La película inaugural, "Nenette", también te habría interesado mucho.
De democracia truncada nada, Chile iba camino con Allende a la democracia popular, como la de gadafi,la de fidel, la del frente popular, la de corea, la de china... Además Allende, psiquiatra, odiaba a los homosexuales, gitanos y judios y a todos quería curar con esterilización o eliminación.