artículos, escritos y demás piezas perfectamente obviables perpetradas por Javier Armentia (@javierarmentia por algunas redes)
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Publicado en Diario de Noticias (MILENIO)
el lunes 16 de mayo de 2010
FINALMENTE se ha aprobado en las dos cámaras con gran mayoría una nueva ley de la ciencia. Desde la ley de 1986 el mundo es, simplemente, diferente, y la realidad social y económica española tiene poco que ver con lo que había hace un cuarto de siglo. Solo por eso, bienvenida la ley. Es cierto que casi ninguno de los sectores implicados en esta regulación del sistema de ciencia de nuestro país está contento y los expertos de los diferentes ámbitos han hecho notar que su farragoso articulado hace demasiados equilibrios semánticos para tener contentos a los poderes de todo tipo. En ese sentido es una nueva ley ñoña, pero vivimos una época de política ñoña y tocará irla convirtiendo en algo más concreto y sobre todo comprometido con los fines que declara. Una ley sectorial de este calado, con varios años de idas y venidas, redacciones y estudios, renuncias y saltos en el vacío en los que se ha ido convirtiendo en la única esperanza de avanzar un poco el país, se ha encontrado también en el peor momento económico, y por eso, sin acompañamiento presupuestario específico, tiene cosas que pueden ser simplemente un brindis al sol.
Con ello (o por ello quizá) uno se encuentra en los detalles de la ley alguna sorpresa, grata, para quien como yo lleva varios decenios dedicándose a la divulgación científica. Por vez primera se reconoce el estatus troncal para la vida cultural de este país de la ciencia, y se encomienda a la divulgación de la misma, a los museos de ciencia y planetarios, un papel dinamizador y transmisor fundamental. Las administraciones públicas habrán de responsabilizarse de este papel, del patrimonio científico y tecnológico que existe, de asegurar una educación en la que la ciencia sea un eje transversal (mal que les pese a los ultracatólicos como el arzobispo de Granada) y deberán apostar por esta comunicación social de la ciencia. A ver si ahora se nota ese apoyo a la cultura y la educación científicas. Por el momento, en los programas electorales de los partidos no he visto gran cosa... pero eso, ya saben, tampoco es nuevo en este país.
PS: Moncho Núñez, director del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología escribe hoy en EL PAÍS una recomendable "tribuna" sobre el tema. Imprescindible, de hecho: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/estamos/matriculados/Ciencia/elpepusoc/20110517elpepusoc_5/Tes"Ya estamos matriculados en Ciencia".
2011-05-18 09:06 Enlace
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¿Te extraña que de ciencia en los programas no se diga ni mu? si son incapaces de cumplir sus promesas como para andar metiendo cosas de ciencia con lo analfabetos que son en ese aspecto.
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Pues zorionak, que aun que se puede quedar en nada, al menos es un cambio.
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Esta ley es una "nada", eso sí, bendecida y consensuada por todos los partidos políticos. Como todos sabemos, los grandes expertos en el tema. El programa RyC, a todas luces insuficiente, ha hecho mucho más por demoler las obsoletas estructuras caciquiles de la investigación y universidad españolas que lo que nunca hará este engendro. |