Es de chiste, de chiste macabro, pero de esos que a pesar de que te ofenden en lo más íntimo, sin embargo, te descojonas. Así nos va, porque entre el tuit ingenioso, el exabrupto, la humorada y el comentario que lanzamos a cada infamia de quienes tienen el poder, ellos se van de rositas, y saben que pasado el tiempo, incluso confrontadas sus mentiras de hoy con las de la hemeroteca, pillados in fraganti con el sobre, el apartamento, la cuenta suiza o la fundación, incluso entonces, les sale rentable el engaño. Llegado el caso, leen una declaración y agitan los millones de votos que les llevaron a su puesto. Para colmo, ni leen bien, ni sostienen jamás la mirada porque no se esmeraron en aprender a mentir o a hacerlo con soltura, como era antes obligado en todo timador que quisiera vivir del cuento. "El asco indecible" del que habla Sánchez-Ostiz en sus reflexiones dominicales, que dentro de nada tendremos en libro, literatura de la bilis, la verdad que nos duele. Pero ahí siguen. Y seguirán.
He vuelto esta semana a conocer el exilio definitivo de varios amigos, gente de esa que un día recibirán un premio impresionante o tendrá un capítulo en un libro de ciencia, y en el camino habrán conseguido que nuestro conocimiento del mundo sea mejor. Se van porque aquí ya no les quiere nadie. Paradójico, algunos van a Suiza, pero no a dejar dinero robado en un banco. Unos y otros se han encontrado con que sus líneas de investigación llevan un par de años sin recibir dinero, y menos para gastos de personal. Les han despedido, a alguno justo después de darle un premio ministerial por su excelencia investigadora. Otros habían vuelto, tras varios años en el extranjero, porque les dijeron que las cosas cambiaban y había oportunidades, nuevos edificios, grandes inversiones y centros de investigación punteros. Pero no, la ciencia está por encima de las posibilidades de un país que tiene que invertir todo en pagar corruptos y en vender servicios a los amigos.
Con las maletas bien repletas de pesetas
Vuelo a Laussane una vez a la semana
pequeñas sisas pa que viajen mis divisas
que siempre el capital es internacional
Ser patriota no es sinónimo de idiota
yo la bandera la llevo en la billetera
me da canguelo si me huelo algún revuelo
y me sienta fatal la reforma fiscal
Ay Suiza Patria Querida
Ay Suiza de mis amores
Yo tengo una cuenta en Suiza
con muchísimos millones
Vivan las cuentas en clave
la fuga de capital
el tráfico de divisas
viva la Suiza neutral
viva la Suiza neutral
refugio de mi chequera
viva la banca extranjera
con capital nacional
A mí el futuro no me deja sin un duro
lo que he afanado ya lo tengo bien guardado
si la tortilla da la vuelta no me pilla
con una mano alante y con la otra detrás
Yo tengo en Suiza una cuenta muy maciza
es la vacuna que protege mi fortuna
Teniendo pelas no me quedo yo a dos velas
Viva el país de "iras y nunca volverás"
¿Qué más se puede añadir? Vive uno inmerso en una agobiante atmósfera mezcla de perplejidad, rabia e impotencia de la que, sin bajar la guardia, se permite uno salir de vez en cuando gracias al humor crítico e inteligente... "Viva la banca extranjera con capital nacional". Lo más doloroso e indignante es que los jóvenes tengan que emigrar, desertizando el país, por culpa de esta gentuza tan "patriota" y papista.