artículos, escritos y demás piezas perfectamente obviables perpetradas por Javier Armentia (@javierarmentia por algunas redes)
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Inicio > Historias > ¿Pensar Mejor? ¿Pensar (Al Menos) Un Poco?
2013-04-11
¿Pensar Mejor? ¿Pensar (Al Menos) Un Poco?
Colaboración publicada en la web de UNICIENCIA.
El próximo 25 de abril celebraremos la tercera edición UNI-CIENCIA 2013, Bajo el lema “Ciencia, ¿Para qué?: La Universidad responde” se desarrollarán cuatro mesas redondas bajo los títulos “Para decidir mejor”, “Para competir mejor”, “Para pensar mejor” y “Para vivir mejor”, a través de las cuales se analizarán temas como la fuga de cerebros, precariedad, empleo, recortes, I+D, inversión, modelo productivo, cultura científica, pseudociencias, ciudadanía, calidad de vida, salud o nuevas tecnologías, entre otros.
La cita tendrá lugar en la Biblioteca Nacional de España aunque toda la evolución de la jornada y se podrá seguir por Internet por retransmisión vía Streaming y la participación ciudadana estará presente durante todo el evento y durante la preparación del mismo, puesto que se recogerán preguntas a pie de calle y a través de las redes sociales para que se plantean en los diferentes mesas.
Calentando motores para este encuentro, nos han pedido a quienes participamos en los debates (aquí todos los ponentes) que escribamos algo al hilo del tema del que hablaremos. Yo participo en el debate que propone que la ciencia sirve PARA PENSAR MEJOR... junto con José Luis Ferreira, Alberto Gomis Blanco y Jesús Zamora Bonilla, todos moderados por Patricia Fernández de Lis.
Aquí el texto:
La ciencia sirve para pensar mejor. Estoy bastante convencido. Y para más cosas. Preparando el V Congreso sobre Comunicación Social de la Ciencia que se iba a realizar en marzo de 2010 se nos ocurrió una maldad (*): intentar traer a personajes de otras profesiones que hubieran sido antes, o paralelamente, científicos. Había muchos, no crean que es algo extraño: en la política, en las artes “más liberales”, en la literatura y desde luego en el periodismo, nos encontrábamos con gente que no tenía además empacho en afirmar que la formación científrica servía, acaso, para poder abordar cualquier problema con más objetividad, buscando los factores (o variables) más razonables, aceptando que somos falibles y necesitamos comprobar nuestras hipótesis, o separando la ideología o lo que uno cree de lo que el mundo realmente ofrece. Se ha escrito sobre el asunto, cierto, pero quizá aún no demasiado.
La ciencia nos ha explicado cómo estudiar durante años el imposible plano de una megápolis como Londres para convertirse en taxista llega a modificar estructuras encefálicas (el hipocampo, según el estudio tan famoso de Katherine Woollet y Elisabeth Maguire doi: 10106/j.cub.2011.11.018), o que lo mismo parece suceder con la práctica de ciertas costumbres mentales (desde hacer sudokus o resolver problemas mentales a meditar, aunque quizá no en ese orden).
Por eso, para la reflexión, o la provocación, quiero dejar un estudio reciente, según el cual estudiar ciencia te hace un poco mejor. Un poco más ético, según Christine Ma-Kellams y Jim Blascovich doi:10.1371/journal.pone.0057989, quienes analizan cómo la formación científica se instala en uno como parte del bagaje que te permite analizar el mundo, también en las cuestiones éticas. Las personas con formación científica, afirman, se conducen con normas más estrictas y con una normativa ética mayor que quienes no la poseen.
¿Qué decir entonces de un país en el que hay más pseudociencia en la televisión que información científica? Hablemos de ello. Mientras podamos.
Nota:
(*) La idea de esa jornada con ex-científicos (“Yo también fui científico”, llegamos a llamarla en algún momento), se quedó finalmente en el tintero, porque por un lado ya había demasiados temas para contar en ese congreso “Una nueva cultura”, y por otro porque nos asustó descubrir cómo puede resultar tan políticamente incorrecto confesarse científico en ciertos ambientes. Así que ahí queda abierta la iniciativa, para quien quiera recogerla.
2013-04-11
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¿Pensar Mejor? ¿Pensar (Al Menos) Un Poco?
2013-04-11
Colaboración publicada en la web de UNICIENCIA.El próximo 25 de abril celebraremos la tercera edición UNI-CIENCIA 2013, Bajo el lema “Ciencia, ¿Para qué?: La Universidad responde” se desarrollarán cuatro mesas redondas bajo los títulos “Para decidir mejor”, “Para competir mejor”, “Para pensar mejor” y “Para vivir mejor”, a través de las cuales se analizarán temas como la fuga de cerebros, precariedad, empleo, recortes, I+D, inversión, modelo productivo, cultura científica, pseudociencias, ciudadanía, calidad de vida, salud o nuevas tecnologías, entre otros.
La cita tendrá lugar en la Biblioteca Nacional de España aunque toda la evolución de la jornada y se podrá seguir por Internet por retransmisión vía Streaming y la participación ciudadana estará presente durante todo el evento y durante la preparación del mismo, puesto que se recogerán preguntas a pie de calle y a través de las redes sociales para que se plantean en los diferentes mesas.
Calentando motores para este encuentro, nos han pedido a quienes participamos en los debates (aquí todos los ponentes) que escribamos algo al hilo del tema del que hablaremos. Yo participo en el debate que propone que la ciencia sirve PARA PENSAR MEJOR... junto con José Luis Ferreira, Alberto Gomis Blanco y Jesús Zamora Bonilla, todos moderados por Patricia Fernández de Lis.
Aquí el texto:
¿Pensar Mejor? ¿Pensar (Al Menos) Un Poco?
La ciencia sirve para pensar mejor. Estoy bastante convencido. Y para más cosas. Preparando el V Congreso sobre Comunicación Social de la Ciencia que se iba a realizar en marzo de 2010 se nos ocurrió una maldad (*): intentar traer a personajes de otras profesiones que hubieran sido antes, o paralelamente, científicos. Había muchos, no crean que es algo extraño: en la política, en las artes “más liberales”, en la literatura y desde luego en el periodismo, nos encontrábamos con gente que no tenía además empacho en afirmar que la formación científrica servía, acaso, para poder abordar cualquier problema con más objetividad, buscando los factores (o variables) más razonables, aceptando que somos falibles y necesitamos comprobar nuestras hipótesis, o separando la ideología o lo que uno cree de lo que el mundo realmente ofrece. Se ha escrito sobre el asunto, cierto, pero quizá aún no demasiado.
La ciencia nos ha explicado cómo estudiar durante años el imposible plano de una megápolis como Londres para convertirse en taxista llega a modificar estructuras encefálicas (el hipocampo, según el estudio tan famoso de Katherine Woollet y Elisabeth Maguire doi: 10106/j.cub.2011.11.018), o que lo mismo parece suceder con la práctica de ciertas costumbres mentales (desde hacer sudokus o resolver problemas mentales a meditar, aunque quizá no en ese orden).
Por eso, para la reflexión, o la provocación, quiero dejar un estudio reciente, según el cual estudiar ciencia te hace un poco mejor. Un poco más ético, según Christine Ma-Kellams y Jim Blascovich doi:10.1371/journal.pone.0057989, quienes analizan cómo la formación científica se instala en uno como parte del bagaje que te permite analizar el mundo, también en las cuestiones éticas. Las personas con formación científica, afirman, se conducen con normas más estrictas y con una normativa ética mayor que quienes no la poseen.
¿Qué decir entonces de un país en el que hay más pseudociencia en la televisión que información científica? Hablemos de ello. Mientras podamos.
Nota:
(*) La idea de esa jornada con ex-científicos (“Yo también fui científico”, llegamos a llamarla en algún momento), se quedó finalmente en el tintero, porque por un lado ya había demasiados temas para contar en ese congreso “Una nueva cultura”, y por otro porque nos asustó descubrir cómo puede resultar tan políticamente incorrecto confesarse científico en ciertos ambientes. Así que ahí queda abierta la iniciativa, para quien quiera recogerla.
2013-04-11 09:45 Enlace
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