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Historias > Mística Andina (MILENIO @NoticiasNavarra)
2014-03-18
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Publicado el lunes 17 de marzo de 2014 en MILENIO, Diario de Noticias
En 2001 tuve la oportunidad de visitar la parroquia de San Juan de Ilumán, Ecuador. Allí ejercían los
yachac taitas, sanando a propios y extraños con "el poder y el conocimiento ancestral de su pueblo", según afirmaban desde las instituciones oficiales del país que, además, se encargaban de organizar viajes de yankies ociosos y con ganas de sanar al estilo del esoterismo andino, que andaba por aquellos momentos de comienzo del nuevo milenio aún de moda. Las ceremonias de estos chamanes se hallaban ya llenas de palabras sospechosamente occidentales: hablaban de energías, de lo ecológico y lo natural, que era (y sigue siendo) lo que vende.
Unos años antes ya había comprobado cómo todo el valle sagrado del Vilcanota, el río Urubamba en la región de Cuzco, Pisac, Ollantaytambo y demás, en Perú, se habían reconvertido para contentar a occidentales ansiosos de experiencias místicas. No era nuevo, bastantes años antes había sobrevivido en Tiahuanaco, Bolivia, a una noche de singani y bailes y misas de los sabios (yatiris) para celebrar el nacimiento del Sol, por cortesía de la embajada estadounidense.
Me he acordado de todos esos desatinos al leer una noticia absurda sobre unos listos que habían decidido hacer un calvo junto a la
Intihuatana(*) de Machu Picchu, que está de moda ponerse en bolas por allí. Yo vi en el 91 a unos chamanes brasileños formar un círculo de invocación solar, aunque es cierto que en aquella época todavía no se atrevían muchos extranjeros a viajar a Perú buscando lo místico, o lo ridículo, que viene a ser lo mismo. En Ilumán, unos amigos periodistas descubrieron lo obvio: que los sanadores llevaban a sus hijos al dispensario del médico occidental. Y los esotéricos de turno nunca se olvidan de llevar sus tarjetas de crédito y sus móviles de última generación para poder llevar a cabo su viaje iniciático. Es lo que hay.
Nota
(*) En la Intihuatana (piedra de amarrar el Sol, un gnomon de piedra sobre el que, dos veces al año como sucede en las zonas tropicales, el Sol se coloca a mediodía en el zenit y por lo tanto no hace sombra) tuvimos en 2004 una jocosa experiencia, cuando la gente andaba ya como loca con lo de la mística andina. Ponían las manos para "captar las energías". Con otro escéptico, nos pusimos a comprobar si teníamos mas cobertura en el móvil, o si se había recargado el saldo... pero las sutiles energías no valen para eso. Fue, sin embargo, suficiente para que un celoso guardián nos invitara a abandonar el lugar. Los que hacían idioteces aventando manos, sin embargo, eran bienvenidos. También habían sido bienvenidos los irresponsables de una agencia de publicidad que, filmando un spot publicitario de una afamada cerveza local, habían roto la piedra centenaria. La pegaron y, por lo que se ve, los espíritus no tuvieron tampoco queja.
2014-03-18 00:12 Enlace
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