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Historias > Percepción Social De La Peña
2015-04-25
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Ya saben que en este país funcionamos a base de sobresaltos. Nos encanta escuchar una noticia horrible, escandalizarnos, vociferar sobre el tema, exigir medidas fulminantes, sacar unos chistes sobre ello, ridiculizar entonces a todos los demás y luego viene el fútbol, el programa de éxito en la cajatonta, o la siguiente noticia para recomenzar el ciclo.
Una reflexión primera sobre esta costumbre: este ciclo impide necesariamente el que nos interesen los temas relevantes fuera del calentón, de manera que las políticas necesarias para evitar seguir hacer el tonto colectivamente quedan siempre pospuestas. Una segunda reflexión al hilo de la realidad política: lo que permite que mientras tanto unos chorizos se lleven lo suyo, lo nuestro y lo de los demás con influencias, cohechos, menos cohechos y cogiendo todo lo que pillan. Saben bien que la gente sigue mirando cuando alguien dice "eh, mira ahí" (momento que aprovechan para llevarnos la cartera y la dignidad). Incluso lo hacemos cuando nos dicen: "no mires ahí", lo que ya indica que realmente nos va la marcha.
Sea este largo introito justificación para explicar que en las noticias referentes a la nueva encuesta (la séptima) de percepción social de la ciencia que hace
FECYT el que todo se haya centrado en el asunto del geocentrismo es una vez muestra de la escasa capacidad de análisis con que nos han dotado el sistema educativo, el gobierno, los medios de comunicación y por supuesto la patronal y todo eso. No es contubernio, sino progresión necesaria.
Cada dos años más o menos sale esta encuesta, y la evaluación de los conocimientos científicos es una pequeña parte de la misma (de hecho la menos relevante y significativa) pero que además basta un vistazo a las ediciones anteriores para ver cómo siempre muestra que la ignorancia es si no una virtud si algo muy extendido en nuestro país. Siempre he pensado que en parte cuando uno responde en una encuesta que cree que el Sol da vueltas alrededor de la Tierra (salvo que sea parte de la minoría fundamentalista cristiana que tal afirma, incluyendo algún catedrático de la UPV-EHU del que ya hemos hablado algunas veces - es decir, gente que antepone cualquier consideración a lo que dice un libro revelado que es, necesariamente para ellos, verdad completa) lo que sucede es que no se ha enterado de qué se le preguntaba. Lo que ya de por sí refleja cómo uno es un zote. Este es un país de zotes, lo hemos sido siempre porque nunca se ha preocupado la gente por intentar dialogar, ni enseñar a nadie a argumentar adecuadamente, esto es, escuchando e intentando entender al otro, incluyendo a quien pregunta. En efecto, aunque la gente pueda pensar que se parece más algo como el pinpong, una pregunta y una respuesta constituyen un diálogo, pero aquí nos enseñaron a base de calendario de preguntas y respuestas que debíamos memorizar y aprender a repetir inmediatamente, como un resorte. Y punto.
Así que cuando uno oye una pregunta contesta. Lo que sea. Luego acaso llega a pensarlo, pero no siempre, y desde luego no si la persona que nos hace pregunta ha disparado ya la siguiente. Recuerdo hace unos años la típica tontería esa televisiva de ir preguntando a gente con el micrófono y la cámara (a lo que llaman en un abuso del lenguaje solo entendible en un país inculto y en el medio más inculto de todos que es la tv, "encuesta" - incluso "encuesta ciudadana" - manda cojones), bueno, lo que iban preguntando era algo así como "¿le importaría tener un hijo heterosexual?" y la gente asustadísima balbuceaba que preferiría que fuera normal, claro, y luego llegaba ese ramalazo de correción política y añadían "aunque le querría igual...". Etcétera.
Realmente la gente contesta a boleo, o poco menos, pensando que, como llevamos muchos años por aquí diciendo que todas las opiniones son respetables, como llevamos desde siempre escuchando a los "creadores de opinión" demostrar una y mil veces su estulticia e ignorancia y sin embargo ahí siguen y medran (Mariló, eres la víctima, no la culpable), cualquier cosa que digas demostrará que eres buena peña, que contestas y haces lo posible por hacer que el mundo avance. Es cierto, contesta y punto. Paga y punto. Vota y punto. Etcétera.
Discriminar lo que nos dicen, ser radical en las implicaciones de lo que se afirma, exige tiempo y dedicación. Exigiría también conocimiento, sin duda, pero actualmente eso es algo más bien instrumental: bastaría con mirar donde está la información (no, no es en el rincón del vago, ni en los primeros puestos del buscador que uses, o al menos no siempre) para poder hacer una cierta idea de si es creíble tal o cual cosa.
Por supuesto, en una encuesta esto no funciona así. Como la encuesta de FECYT se hace a unos miles de personas no da para saber si esto sucede más o menos entre los cargos públicos o entre los responsables de medios de comunicación. Ese universo justo da para poder hacer una cierta segmentación regional, cosa que encanta a los caciques locales porque siempre podrán decir que ellos están menos mal que los otros, recuerden el otro caso paradigmático de encuestas chochiespañolas como la de PISA, en las que sale todo nuestro frascuelismo mariano y en donde las élites podrán venir a decir que lo son porque Dios lo ha hecho así (y ciertamente, teniendo en cuenta que la enseñanza elitista en España es sobre todo religiosa, no es del todo equivocado eso, manda leches).
Total que lo importante queda perdido como siempre en la tontería. Este país, lo decía al principio, está deseando que Mariló (este año te toca, ya sabes...) diga una memez sobre ballestas, limones curacánceres o almas trasplantadas. Hace años nos partíamos el culo con las tontás de Leticia Sabater y ya casi nadie sabe recuerda a esa gran personaja. Y llegará otra, porque necesariamente esto debe seguir así.
En la nueva encuesta se ve que la imagen de la ciencia ha mejorado en los últimos años, y eso está bien. Algo parece interesar, no demasiado (no es extraño). Y en cierto modo se ve que las cosas pueden mejorar porque ciertamente en los últimos años se van haciendo intentos de ir mejorando, y hay más gente con ganas de hacerlo. Etcétera. Ojo, en un panorama europeo esto es parecido, porque mal que nos pese en Europa también está el entontecimiento bien implantado (sin duda no al nivel patrio, bien sabemos que (1) Spain IS different; y (2) España lo peta siempre en el deporte) y a pesar de todo la ciencia y todo eso sigue siendo algo bien visto pero poco relevante. Lo cierto es que allí como aquí, por más que se hagan muchas muchas palabras de que el conocimiento, el progreso científico y tecnológico, la ciencia y los derechos humanos, la gobernanza y su putísima... eso, por mucho que nos llenemos la bocaza de la necesidad de la ciencia, aquí lo que nos interesa es realmente otra cosa. Algo menos a largo plazo, algo más de consumo, algo más guay...
Quizá, y acabo con este excesivamente largo exabrupto, lo relevante no sería hacer encuestas sobre la percepción social de la ciencia, sino dedicarnos a estudiar la percepción social de la peña. Y prometernos colectivamente cambiarla. Por ejemplo, y para empezar con una tarea sencilla, que dentro de nada hay elecciones: voten y voten para largar a los chorizos. Esto si que es un deber ciudadano y un paso previo para cualquier desarrollo cultural, científico y hasta espiritual (si, hasta espiritual) del país.
Y luego ya vendrá Mariló a contárnoslo de forma entretenida. ¿Que una cuarta parte de los españoles cree que el Sol da vueltas a la Tierra? Pues claro, lo malo es que nos quedamos sin saber qué creían los demás.
La encuesta FECYT vista por KAP en La Vanguardia de hoy pic.twitter.com/Yz6Rb61HW8
— CCS-UPF (@ccupf) abril 25, 2015
2015-04-25 12:24 Enlace
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