artículos, escritos y demás piezas perfectamente obviables perpetradas por Javier Armentia (@javierarmentia por algunas redes)
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En honor la verdad, en aquella iniciativa, aunque Miguel Ángel y yo éramos ya miembros de ARP, procuramos que -en un principio- no fuera ARP la responsable directa, sino que se presentara al público como lo que era, el aviso preocupado de los científicos. De hecho, los permisos de reproducción del manifiesto se habían gestionado directamente con Paul Kurtz, del CSICOP.
Aparte de la noticia, aparecieron columnas de opinión en muchos diarios, incluso algunas a favor... La mayoría de los debates que se promovieron en aquella primera época en radio y televisión incluyeron tanto a astrónomos como a astrólogos, en la típica idea de algunos medios de conceder igualdad de opiniones cuando un escéptico se queja. Pero, hay que reconocerlo, en aquella época casi nunca aparecía un escéptico en los medios, así que creímos que era un buen comienzo.
Sobre las críticas, y aun a riesgo de ser injustos por la generalización, cabe comentar su escaso peso. En general, los astrólogos (y otros adivinadores que se vieron puestos en el mismo saco) se defendían como gatos panza arriba, pues al fin y al cabo estaban defendiendo sus lentejas. Pero no había grandes argumentos: el principal se refería al consabido dogmatismo de los científicos oficiales. Nada especial que comentar al respecto, pues era algo esperado. A veces se comentaba que además de dogmáticos, los españoles eran tan poco imaginativos que habían copiado el manifiesto a los americanos. A este respecto, obvia decirse que no se trataba de una copia, sino exactamente del mismo manifiesto, traducido al castellano. Si lo habían dicho tan bien tantos científicos, no creíamos necesario cambiar ni una palabra
Otro argumento, aunque realmente sea un abuso del término, era que los astrónomos no sabían nada de astrología, y por lo tanto, sólo quienes sabían de ella, es decir, los que viven de ella, estarían capacitados para su crítica. Gran aforismo, que equivale a decir que sólo los violadores de púberes pueden juzgar o criticar a quien viola a una niña. Por otro lado, en nuestro lado teníamos unos cuantos grandes conocedores de la astrología. De hecho, cualquier estudiante de astronomía puede levantar una carta astral, cualquier lego puedo hacerlo si dispone del programa informático adecuado, pero además el astrónomo sabe a qué se refiere eso... Vamos, una completa estulticia, que mostraba una vez más el bajo nivel intelectual de muchos videntes y comerciantes de futuros.
Estaban aquellos que se desmarcaban de la crítica diciendo que lo suyo, la astrología, no era una ciencia, sino un arte, o que era más dominio de la psicología jungiana. El hecho de que mostráramos una y mil veces cómo sistemáticamente todos los tests correctamente realizados sobre las afirmaciones astrológicas fallaban en contra de esta adivinación, digo yo, lo considerarían un cruel castigo de la sincronicidad o un fallo en los registros akhásicos.
Todos los críticos eran, a su modo de ver, unos galileos o brunos luchando contra la nueva inquisición. ¿Megalomanía? Incluso algunos comentaron que los autores de la idea habíamos coaccionado a nuestros colegas para que suscribieran el manifiesto. Miguel Ángel Sabadell en esa época luchaba por conseguir una beca de investigación, yo gozaba (es un decir) de un contrato temporal como ayudante LRU; por decirlo de otra forma, éramos quizá los menos capaces de influenciar a doctores. catedráticos y directores de instituto de todos los astrónomos españoles. Da igual, porque tras unos años, me he visto acusado de manipulador, agente de la CIA y demás cosas inimaginables sin más que ponerme en frente de tanto charlatán.
MUY Interesante, en aquella primera época, se posicionó claramente a favor de la razón, y por lo tanto, frente a la adivinación. CONOCER fue algo más tibio: daba una de cal y otra de arena, en la habitual línea del periodista que firmaba la crónica, Abelardo Hernández. Tribuna de Astronomía también nos dejó un hueco. Ni qué decir tiene que Más Allá o Año Cero se alinearon del otro bando. No podría ser de otra forma en revistas con sección fija de astrología.
En aquella época iba a nacer Espacio y Tiempo. A pesar de que las cabezas visibles del invento eran bien conocidas por su irracional apoyo a todo lo "para" (el Dr. Jiménez del Oso y el escritor Benítez), se nos propuso hacer un artículo crítico sobre el tema. Ya que voy citando nombres fue el Dr. Manuel Berrocal quien lo intentó. Ni que decir tiene que el artículo nunca apareció en E&T, aunque fue incluido por Berrocal en PSI-Comunicación.
Por su parte, los astrólogos, en sus congresos llegaron a mencionarnos y comentar el tema. Para muchos de estos creyentes fue quizá la primera vez que llegó a su conocimiento que había gente que opinaba que la astrología era insustancial.
Animados por el eco, estuvimos tentados de promover entre los astrónomos aficionados y demás amantes de la astronomía, la idea de un segundo manifiesto: en las Jornadas Nacionales de Astronomía del 90 en Murcia se incluyó una ponencia crítica, aunque al final tal manifiesto no llegó a realizarse. El texto de esta ponencia apareció en LAR, aunque los hados de la autoedición le condenaron a perder la división de párrafos.
Pero eso era el comienzo de la segunda época, que dura más o menos hasta nuestros días. Desde entonces, las publicaciones críticas de la astrología no han abundado, salvo -claro- en LAR. Quizá la excepción más importante es la del libro de Manuel Toharia (Astrología ¿Ciencia o creencia?) y un artículo sobre el tema en CONOCER el año pasado, motivados ambos por la sorprendente decisión de una editorial francesa de temas científicos de retirar del mercado un maravilloso libro crítico de la astrología de Paul Couderc y sustituirlo por uno claramente defensor de los postulados ptolemaicos.
El libro de Toharia merece más espacio del que le voy a dedicar aquí, como obra única en nuestro país, proveniente de un gran divulgador y, sobre todo, muy clara. De todas formas, considero que los lectores ya lo conocerán, y si no es así, no entiendo qué hacen sin correr a por un ejemplar. A mi modo de ver, es obligatorio disponer de uno...
En la segunda época ha habido un cierto interés sobre el tema, pero de manera esporádica, por parte de diversos medios de comunicación. La difusión de la postura racional en esta segunda época ha recaído más en ARP, que ha aportado -cuantas veces ha sido necesario- una voz experta y una opinión contundente sobre el tema. Aunque la astrología ha seguido siendo el tema principal de debate, se han incorporado también las demás mancias. Y ello ha conseguido que unos y otros nos hayamos visto muchas veces las caras, conllevando la lógica -es un decir- radicalización de nuestros oponentes.
Un caso a este respecto clarificador es el de la tarotóloga (perdón por el palabro) Leonor Alazraqui. En un reciente debate televisivo (Rifi-Rafe, ETB) cada vez que intentaba hablar, la pitonisa me insultaba... Que si yo no era nadie, que si no había hecho ningún bien por el mundo... ¿Patético? Creo que sí, pero evidencia un desquiciamiento sólo inteligible porque les hemos dado donde más les dolía. A esta señora, y a todos los espectadores del programa, les recordé el seguimiento de sus predicciones realizado por Luis Angulo (LAR, No. 11) y otras famosas metidas de pata posteriores. Eso, digo yo, tiene que doler un poco, aunque el efecto sobre la clientela de la vidente sea nimio.
Comentaba recientemente Toharia que desde que se metió a principios de año con Rappel en su columna dominical del Diario 16, éste se ha hecho más famoso. Sin querer aplicar una relación causa-efecto, es cierto que en estos tres últimos años hemos visto cómo estas (y otras) irracionalidades han aumentado en popularidad, en vez de disminuir.
La verdad es que cuando se lanzó el manifiesto ya sabíamos que era muy difícil que el público se hiciera más crítico de la astrología. Al menos, como ya contenté en una columna en LAR, hemos conseguido que se oyera la voz racional. Si esto ha servido para que una sola persona se lo piense dos veces antes de caer en las garras de estos sacacuartos, creo yo que mereció la pena.
He de terminar, pero no quiero hacerlo sin dejar antes unas palabras escritas para que el posible lector se anime, que esta pequeña llama no decaiga. Con estas y otras acciones, ARP empieza a ser conocida un poco más allá de esa pequeña catacumba que formamos sus socios y suscriptores. Eso es bueno, no porque se puedan conseguir más socios, sino porque al menos desde algunos medios de comunicación se empieza a valorar la opinión racional. Aunque al conectar la telebasura cualquiera pueda pensar que estoy siendo demasiado optimista, les aseguro que algo ha ido cambiando.
Como decíamos en el manifiesto, seguimos preocupados por el incremento en la acogida de la astrología, y hemos intentado que se sepa nuestra opinión. Ya lanzarnos una primera piedra….
2015-05-04 17:21 Enlace
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Excelente. |