artículos, escritos y demás piezas perfectamente obviables perpetradas por Javier Armentia (@javierarmentia por algunas redes)
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Con todo el barullo de la sentencia esa tan dedicadamente llena de ignorancia científica sobre la #electrosensibilidad, el otro día lo comentaba en Onda Vasca en el espacio "La Voz de la Ciencia", más que centrarnos en los absurdos de la sentencia (como si fuera la primera vez que una sentencia da carta de naturaleza a alguna estupidez, falsedad o timo) o en la responsabilidad de los medios con la forma errónea que han usado para traducir la noticia a la gente (ahondando en la falsa conexión entre campos electromagnéticos y enfermedad, que nunca antes, ni ahora, ha sido atestada ni siquiera con una duda razonable) deberíamos centrarnos en lo que sucede: una enfermedad mental (posiblemente) o al menos de origen desconocido, de la que sabemos a ciencia cierta que está asociada con la CREENCIA en que los campos electromagnéticos son peligrosos.Y es un campo curioso, posiblemente una de las pocas "enfermedades" cuyo diagnóstico realizan los pacientes y no los médicos. De hecho, los mismos síntomas que las personas afectadas creen producidos por unos campos electromagnéticos por mor de acortarme la escritura, uso la abreviatura a partir de ahora, CEM) de origen humano (los CEM naturales, por lo que se ve, apenas afectan) podrían estar relacionados con otras múltiples causas, ni siquiera todas de origen psicosomático. Lo que si parece es que de esos síntomas bien pocos son directamente habituales en un trastorno autoinmune, que es lo que cabría esperar de una "hipersensibilidad". Claro que a quién le importa el tema de fondo si ya está todo concluido, si los medios y hasta los jueces han declarado ya que los CEM son malignos. Como otros síndromes o enfermedades populares (aunque posiblemente inexistentes) son parte de algo que comienza a parecer una patología social: el mundo moderno nos enferma.
Esta es la tesis subyacente, y además una tesis razonable porque hay cosas poco sanas en eso que llamamos "mundo moderno". Desde el lugar a la forma de vida, lo que consumimos y lo que hacemos. Todo es leído en clave patológica: vivir nos mata, más en las ciudades que en campo, más con la ajetreada vida que con la bucólica vida contemplativa, ah... lo rural. Por supuesto, dejando aparte que a todos nos gustaría disponer de una mejor calidad de vida, más tiempo libre y sobre todo ingentes cantidades de dinero que nos permitieran desagobiarnos y crearnos una isla en cualquier lugar del mundo donde vivir a cuerpo de rey ("no tenemos sueños baratos" dice con asquerosa precisión el anuncio de la lotería de la ONCE), percibimos que nuestro día a día nos aleja de esos caros sueños, y todo nos va a parecer mal: echémosle pues la culpa al "mundo moderno".
En el análisis habitual soslayamos que incluso admitiendo ese síndrome mejor es la enferma ciudad occidental que la hambruna y pobreza del África pobre. Quiero decir, que lo que sigue mantando humanos no son los CEM, el síndrome del edificio enfermo, el estrés posvacacional y esas mierdas de países ricos, sino lo de siempre, diarreas y demás de las enfermedades infecciosas que siguen siendo la principal causa de muerte en una parte importante de este planeta. Lo que pasa es que ni siquiera hacemos análisis...
Porque ya sabemos que el mundo moderno es el causante. Y todo lo que funcione en ese esquema será aumentado. Por más que nos haga en el camino abrazar una estupidez tras otra. Lo de la hipersensibilidad electromagnética pasará, de verdad, a mi me da ya la sensación de estar siempre viendo el mismo publirreportaje cuando hablan del tema: unas fotos de alguien más o menos lánguido vistiendo algodones naturales (aunque posiblemente transgénicos sin que ella o él lo sepa) un poco como catálogo de moda adlib ibicenca, el rosario habitual de andar huyendo de las fuentes de CEM y el vía crucis a que se ven sometidos, el refugio carísimo en medio de la nada electromagnética, dentro de una jaula de Faraday, al que han tenido que emigrar para poder vivir en paz.... Qué cansino. Pero quiero pensar que o esto se convierte en una enfermedad que dispare el apocalipsis zombie (si nos creyéramos a los agoreros que aparecen estos días por los medios como presuntos expertos en no sé qué esotéricas disciplinas como la inefable geobiología, la cosa es peor que un apocalipsis zombie), o finalmente solo irresponsables como Mariló Monteo o Iker Jiménez acogerán en sus espacios basura estos temas. O eso debería suceder porque el tema no tiene más recorrido.
Mientras tanto, hagamos campaña.
Por La Boca Muere El Pez. Una Enfermedad Mental O Una Patología Social #electrosensibilidad https://t.co/zhYWhZ5wj5 pic.twitter.com/Qn6mgFYGL7
— Javier Armentia (@javierarmentia) 6 de agosto de 2016
2016-08-06 09:46 Enlace
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¿Para cuándo una ley que proteja contra las posesiones demoníacas? |
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Una pena que en Better Call Saul (season1,2) le den público, que no publicidad en principio.
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