El otro día pasé por una zona comercial barcelonesa camino de la UPF para hablar de pseudociencias y vi en una tienda de estas de ropa franquiciada (vale: H&M, no me dan nada por la publicidad) una sudadera que tuve que llevarme puesta. No es que compre compulsivamente ropa, aunque ciertamente mis hábitos de compra distan mucho de ser ordenados: lo que pasa es que la sudadera estaba dedicada al primer disco de Joy Division: Unknown Pleasures. Y lo puse por el instagram, claro...
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No me voy a tirar el moco diciendo que ya en el 79, cuando se publicó ese disco, era el tipo que mejor meneaba la cabeza y las hombreras al ritmo de Joy Division. Cierto que por entonces pinchaba a veces en una cutredisco vitoriana (bueno, lo hacía mi hermano Miguel y yo le cubría las ausencias y algunas otras cosas) y que cayeron en nuestras manos músicas que iban llegando... Colaboraba en un programa de música en la FM local de esos en los que copiábamos cosas de los programas de la BBC y se colaban como primicias. Bueno, aunque apasionado del moog rock, del progresivo y del sinfónico y demás, estaba entonces enamorándome de nuevas músicas, especialmente las que introducían más electrónica. Era la antesala de los 80 y todo eso. No me voy a poner a hacer historieta, porque tuvo que ser en cualquier caso años más tarde cuando descubrí cómo era la portada del LP. No decía nada de qué era, un gráfico de algo ¿el volumen de varias pistas de sonido...? Ni idea.
Unos años después, sin embargo, pillé un ejemplar de "The Cambridge Encyclopaedia of Astronomy" (creo que en el Planetario tenemos una copia comprada ya más tarde, una reedición de los 90). Pudo ser en alguno de los viajes que hice por aquella época al Reino Unido. En efecto, era de esos que volvía con más peso del soportable de los libros comprados en Foyles. Bueno, y discos y...
La cosa es que en una página aparecía la portada de Joy Division como una gráfica que representaba temporalmente varias observaciones del primer pulsar descubierto, CP 1919 (este era el nombre que le dieron en el primer catálogo publicado, aunque sea más conocido con el apodo que le dieron en 1967, LGM-1, sus descubridores, Jocelyn Bell supervisada por su director de tesis Anthony Hewish; también es conocido como PSR B1919+21 o PSR B1919+21 en los catálogos habituales). Cada línea representa un periodo de 1,3373 segundos, y el pico de emisión en radio, que venía a durar 0,04 segundos, aunque no siempre era igual.
Aquí viene un inciso: mañana, 28 de noviembre de 2017, se cumplirá medio siglo del descubrimiento de CP 1919 y del nacimiento de una nueva astronomía. Dame Jocelyn Bell estará de celebración. Una noticia: Los púlsares cumplen 50 años, en Investigación y Ciencia.
Descubrir que era precisamente una gráfica de la emisión de una estrella de neutrones la portada del disco fue como una reivindicación del frikismo que me había llevado a ser astrofísico. No era algo único, las conexiones entre la astronomía y muchas otras formas de perder el tiempo (quiero decir, la cultura) son innumerables y de eso vivo profesionalmente desde hace casi 30 años.
Por completar el círculo, hace un par de años me guardé un enlace de un artículo del blog SAVisual de Scientific American, dedicado a la ilustración científica. El artículo se titulaba: Pop Culture Pulsar: Origin Story of Joy Division’s Unknown Pleasures Album Cover [Video]. Y en él Jen Christiansen narraba su pesquisa por encontrar el verdadero origen de la gráfica que acabó en la portada de Joy Division. Cierto: el diseñador, productor de Factory y factotum de los grupos postpunk de Manchester, era Peter Saville. Pero el origen de la imagen, que Saville había tomado del Atlas de Cambridge, era menos conocido. Ahí en el blog se lo cuentan, que merece la pena la lectura. Y no solo por la historia, sino también por el tipo de representación de series temporales que planteaba, y que posteriormente se ha usado en diferentes ramas de la ciencia para marcar procesos periódicos o cuasiperiódicos. Ciencia y arte en todos los sentidos.
Que lo disfruten, yo me voy por ahí con la sudadera. Hoy mismo me la he llevado a la tele para la colaboración en "Qué me estás contando" de ETB2.
Nota final:
Al hablar de las conexiones astronómico-culturales tengo que mencionar, por una conexión cercana y porque también tengo sudadera de ellos, a Aviador Dro. A mediados de los 80, también en esa época en que supe de la conexión astrofísica-postpunk, ya era fan de El Aviador Dro y sus Obreros Especializados, a quienes sigo adorando y con quienes he tenido el honor de colaborar. Allí estaba CTA 102 (Alejandro Sacristán, periodista avantgarde científico), que precisamente lleva su nombre de Obrero Especializado como dedicatoria a un objeto astronómico: un cuasar descubierto también en radioondas. ¿A que mola?
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