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artículos, escritos y demás piezas perfectamente obviables perpetradas por Javier Armentia (@javierarmentia por algunas redes)

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2024-09-23
)

Va de eclipses en #NaukasBilbao24
2024-09-23

Este fin de semana se celebró en Bilbao el Naukas 2024, #NaukasBilbao24 puesto en forma de redes sociales. Ya lo conocerán: decenas de charlas cortas, dinámicas, apasionantes, de gente estupenda... y dejo de echar flores, pero es que es cierto. La ciencia, con sentido crítico, con humor, a veces de avanzada y noticia, otras de reflexión o historia. Muy dinámico pero sobre todo con mucha enjundia: con muchas mujeres y más diversidad que nunca en las ponencias y en los comentarios. Comprometida con un mundo amenazado y con una humanidad que sufre injusticias. Más social que nunca, porque la ciencia que importa es la que nos importa, la que nos mueve el mundo o debe hacerlo.
El programa está aquí: Programa completo de Naukas Bilbao 2024.

Bueno, yo no exactamente porque hablé de eclipses. De algunas cosas de los eclipses aprovechando que en los próximos años España se nos llena de eclipses. La charla, como todas las demás, se retransmitió por streaming y en concreto la mía se puede ver aquí. Pongo un inserto a ver si funciona. Este es el enlace: Tres eclipses, tres. Por Javier Armentia (EITB).

En cualquier caso, aunque se puede ver la charla, os pongo aquí un texto de las notas que había estado elaborando para contar estas historias. Por si alguien quiere leer.

3clipse3 se nos vienen cositas


Comienzo, claro, con un saludo y una primera diapositiva que titulo: información de servicio. Se nos vienen unos cuantos eclipses, el primero en pleno agosto veraniego así que esto se va a llenar de gente mirando el cielo. Como esto va a aparecer hasta en la sopa, la información de servicio ya está dicha. Apuntad agendas, escuchad a la gente de la astronomía y sabed que tenemos una Comisión Nacional del Eclipse para velar por que todo pase a la hora programada, no como los trenes… Pero ya está, porque de los eclipses se ha dicho tanto que podría terminar ahora. No lo voy a hacer, claro, que 10 minutos son en Naukas un bien demasiado preciado como para regalárselo al siguiente ponente.

Algo de información, por ejemplo, en este enlace Eclipses ibéricos 26-27-28.

Una de las cosas que quería comentar es eso: Qué será lo que tienen los eclipses. Un eclipse es algo anormal, sobre todo que se haga de noche en pleno día o que en medio de la noche del plenilunio la luna cambie y se ponga cobriza. En la diapositiva muestro un grabado bajo el título "peruanos aterrados durante un eclipse", un grabado italiano del XIX de Gallo Gallina en su serie de libros "Costume antico e moderno".

Hemos creado esa idea de que los eclipses fascinan porque la gente (primitiva) no sabía qué eran y así se asustaban o llamaban a su dios de preferencia. Por ejemplo, se ha dicho que los chinos pensaban que era un dragón comiéndose al sol, fíjate… los chinos… Y lo mismo muchas novelas o, en mi generación ya, los tebeos: Tintin mismamente engañando a los incas… Lo hizo Mark Twain con su yankee transmaterializado a la corte del Rey Arturo, o como el novio de la novia del Sol en la novela de Gaston Lerroux. Todos eran señores europeos y cultos que sabían de un eclipse del que los primitivos racializados no tenían ni pajolera idea.

Lo dejé en la diapo, pero no lo comenté en vivo: recomiendo el cuento de Augusto Monterroso para desmontar esa idea eurocéntrica de los antiguos ignorantes.

Los chinos y los eclipes
Así que vamos a la historia verdadera: el primer registro se hizo en China, precisamente. Confucio recogió en el Shujin, el Compendio de Historia, el primer eclipse en el 2137 aE. Dos astrónomos Ho y Hi no supieron u olvidaron avisar del eclipse y fueron ajusticiados. En los registros de eclipses que aparecen en el Shujin se dan algunos datos para fecharlos y un poema que recoge alguna historia de sus consecuencias. De este se dice (traducción de un texto que encuentro por aquí A history of solar eclipses):

Aquí yacen los cuerpos de Ho y Hi
cuyo triste destino es visible.
Fueron ahorcados por no poder
descubrir el eclipse antes de que llegara.


Pero los eclipses ya entonces se calculaban o al menos se predecían algo; se intentaba entender cuándo la luna se iba a poner delante del Sol o, por el contrario, cuándo la Luna se sumerge dentro de la sombra de la Tierra, como pasó el miércoles… bueno un poco solamente.

No fueron solamente los chinos, que lo hicieron otras culturas, conste, que notaron las regularidades que permitían hacerse una idea de cuándo iba a haber un eclipse, más o menos. Había un problema:

la inconmensurabilidad de los ciclos naturales: los periodos de los movimientos del cosmos (o la tierra), el Sol (el año solar) o la Luna (el mes lunar) no cuadran en fracciones simples. El ciclo metónico y otros intentos de regularizar el tema fueron acercamientos venidos de la observación de series de eclipses durante muchos años.

Y esto era muy importante en China, para asegurar un calendario oficial que era lunar y solar, que daba problemas porque a estos calendarios les pasa lo mismo que a los eclipses a la hora de echar cuentas. Cuando tienes el libro de cuentas desde hace 3000 años, claro, lo que quieres es no tener que volver a cambiar todos los apuntes contables y administrativos.

Era de hecho un enorme problema burocrático y político. En China eso de hacer una reforma de calendario era un sarao (cuando lo del calendario gregoriano occidente descubriría que sí, que era complicado y que no solamente era cosa de astronomía). El gran calendario de unificación en el imperio chino se formalizó durante la dinastía Ming (el Dantong Li y ese calendario estándar era más bien malillo a la hora de la predicción de eclipses: daba errores enormes y algunos eclipses ni siquiera aparecían. (Lo cuentan por aquí Dragon Swallows the Sun: Predicting Eclipses in China).

Precisamente a mediados del siglo XVII, cuando se intensificó el contacto entre China y Europa, los burócratas chinos descubrieron que quizá no eran los que más sabían de las cosas del tiempo y los eclipses. Entre otros se lo contó Diego de Pantoja, un jesuita de Valdemoro que además era cosmógrafo y que mostró la potencia del cálculo de eclipses occidental, basado en las tablas y efemérides astronómicas. La que se montó, por cierto. Comenzó todo un proceso de análisis donde tradición y precisión fueron lanzas de una lucha que todavía casi dos siglos más.

Eclipses besselianos
Y es que el problema de predecir, medir y apuntar con precisión los eclipses tardaría un poco más tiempo en solucionarse. No solo para la burocracia china, sino en todo el mundo: conseguir precisión en el cálculo de los eclipses (o de las ocultaciones de planetas o estrellas por la Luna, que llevan un aparataje matemático igualmente complejo) era muy complicado si querías apuntar mejor que 10 minutos de error.

Fue en 1824 cuando el astrónomo y matemático prusiano Friedrich Bessel publicó sus elementos, la forma de calcular un eclipse usando el plano fundamental, que es la proyección de la sombra de la Luna sobre la esfera celeste que uno tiene en cada momento. Las efemérides permiten con estas fórmulas un cálculo muy eficiente y preciso que en esencia siguen siendo dos siglos después el motor de cualquier cálculo digital de eclipses. Sirva esta mención al modelo del fundador del observatorio de Könisberg, hoy Kaliningrado, para celebrar el bicentenario de sus fórmulas.

Ciencia de los eclipses
Podríamos así decir que con Bessel la parte astronómica y matemática de los eclipses quedó ya domesticada. Pero había más ciencia que sacar de los eclipses, y de hecho fue en el mismo Könisberg, 30 años después, donde Julius Berkowski obtuvo la primera fotografía, el primer daguerrotipo del Sol y también el primer registro de la corona y la cromosfera.

(Curioso, todo en el mismo sitio donde no había manera de cruzar todos los puentes sin pasar dos veces por alguno… pero eso no tiene nada que ver con los eclipses.)

Había más ciencia y más controversia por venir. Unos años antes se había identificado un espectro de emisión, el espectro flash, que se emitía en un eclipse solar. Era la emisión de Helio, Hidrógeno, Sodio y Magnesio a gran temperatura en la cromosfera como se supo en 1868. De hecho lo del Helio fue todo un hallazgo controvertido, con el crédito que se debe dar a Joseph Norman Lockyer por un lado, pero también a Jules Jensen. Lo cuentan por aquí: August 18 and October 20, 1868: Discovery of Helium.

La fotografía y la espectroscopia, junto con la física (en esencia saber qué demonios eran esas líneas espectrales y de qué venían) convirtieron así la ciencia de los eclipses en algo con mucho valor. orque nos permitían conocer mejor el Sol. Cierto que luego a alguien se le ocurrió poner una tapita al disco solar y así tener un eclipse sin necesidad de luna y poder medir la corona sin tener que esperar años o viajar al otro lado del planeta. Afortunadamente los coronógrafos no quitaron un ápice de interés a los eclipses. E históricamente debemos reconocer que los eclipses alimentaron mucha ciencia en el siglo XIX.

Y en el XX, momento cumbre para la nueva física que nació en el primer cuarto de siglo. Si te mencionan las palabras “eclipse” y “ciencia” es más que probable que recuerdes las expediciones propuestas por Eddington para observar el eclipse del 29 de mayo de 1919, en las que medir cómo se desplazaba la posición de la imagen de las estrellas por efecto de la gravedad o geometría, es decir la confirmación de la teoría general de la relatividad de Einstein. Esto lo han contado muchos así que no me meto (es que se me acaba el tiempo), así solo hago notar que el informe se leyó en la Royal Society, delante de la imagen de Newton, a cargo del Astrónomo Real precisamente.

Así que vamos acercándonos al final de la charla llegando a nuestra época. Lo cierto es que una vez confirmada la relatividad general con un eclipse no había más remedio que viajar a observar eclipses por el placer de verlos, de saber que son importantes para la ciencia pero que nos tocan algo más profundo, esa cosa de la fascinación (quizá ya más libre de temor, aunque algunos integrismos religiosos siguen achacando a los eclipses cosas terroríficas). En cualquier caso viajar a ver eclipses es algo que seguimos haciendo y que podremos seguir haciendo en estos próximos 3 años.

Por cierto que se cuenta que Cecilia Payne se decidió a estudiar astronomía escuchando una charla a Eddington sobre esto del eclipse, cosa que comento porque en esta recopilación de historietas de los eclipses he dejado a demasiados chicos y no he colocado a ninguna mujer. Y es que otro uso de los eclipses y su ciencia ha sido el de inspirar a nuevas personas en el amor de la astronomía. Yo mismo tuve un poco de epifanía eclíptica al atardecer del 30 de mayo de 1984, cuando un grupo de estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid, de las especialidades de astrofísica en Ciencias Física y de astronomía en Ciencias Matemáticas (aún compartíamos el mismo edificio en el paraninfo de la Ciudad Universitaria) nos fuimos a hacer una excursión para observar un eclipse anular en Marruecos. Recuerdo que comenté algo de esto en una charla TEDxUDEUSTO hace unos años: Mirando al cielo de la mano de la ciencia.

Nos acercamos al final, y quiero presentaros una foto de cuatro astrónomas, que fueron las primeras a las que dejaron participar activamente en una expedición científica a un eclipse, esto pasó en Australia en 1922, la expedición la montó el Observatorio Lick y ellas son, de izquierda a derecha: Elizabeth y Jean Chant, Mary Caworth Evershed y Elizabeth Ballard Campbell, y es una imagen que me llena de felicidad y optimismo.

La aprovecho para recomendaros además que recordéis cubriros la cabeza si vais a ver estos eclipses, que todo el mundo recomienda lo de no mirar al sol, las gafas de eclipse y tal, pero lo más importante es tener un salacot adecuado y ojito al cogote que se quema al sol. En cualquier caso viéndolas, tengo muy clara mi elección de vestimenta para el trío de eclipses, no sé vosotras.

Y dicho esto, felices eclipses ibéricos. Pata negra oigan.

2024-09-23 10:26 Enlace

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