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la boca
artículos, escritos y demás piezas perfectamente obviables perpetradas por Javier Armentia (@javierarmentia por algunas redes)

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Inicio > Historias > Desmontando a Sans Segarra (con una cacatúa estocástica)
2025-04-22
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Desmontando a Sans Segarra (con una cacatúa estocástica)
2025-04-22

Una de las cosas más descorazonadoras del mundo en que vivimos es constatar cómo antiguas estupideces que ya creía uno olvidadas resurgen con nuevo brío y encima se ponen de moda y convocan un montón de gente como si no hubiera pasado el tiempo. La desmemoria es brutal, pero sobre todo la falta de un periodismo crítico que alerte de que viene un nuevo timador con el mismo timo que ya era antigua. Eso, por supuesto, en una sociedad que acoge cada noticia como si fuera algo genuino, sin echar mano de la hemeroteca y constatar que eso era ya “fake news” hace 40 años.

Lo anterior se puede aplicar a casi cualquier cosa, pero hoy se lo dedico al tema ese de la supraconciencia que está vendiendo (sensu stricto) Angel Luis Sans Segarra con tanto éxito de público y crítica. Este es un médico español que tuvo cierto prestigio en su profesión y que ya jubilado se ha convertido en una figura muy seguida en redes sociales por sus mensajes sobre espiritualidad, conciencia y vida más allá de la muerte. Aunque se presenta como doctor y terapeuta, su popularidad actual no viene del ámbito médico convencional, sino de su papel como divulgador de una visión espiritual del ser humano. Es la nueva era de lo que ya era antigua “new age” porque vendían lo mismo hace medio siglo. Se ha hecho especialmente conocido por hablar de algo que él llama “la supraconciencia”, una especie de conciencia superior que trasciende el cuerpo y la mente. Sus vídeos, libros y conferencias mezclan ciencia, mística, neurobiología, física cuántica y filosofía con un lenguaje muy sugerente, casi poético. Según él, nuestra conciencia no está limitada al cerebro ni a la biología, sino que es parte de una dimensión superior, previa al cuerpo, que trasciende la muerte y se conecta con lo que llama “la Fuente”.

El tipo es tan aburridamente patético que le he pedido a un algoritmo LLM que me haga un resumen de sus postulado:
Según Ángel Luis Sans Segarra, la conciencia no está en el cerebro, sino que es una entidad eterna capaz de conectarse con dimensiones superiores. A eso lo llama supraconciencia: un estado elevado del ser humano que se alcanza mediante prácticas espirituales. Para él, la muerte no es el final, sino un paso hacia otros planos de existencia.

Sus explicaciones suelen recurrir a términos de la física cuántica, como “vibraciones” o “colapsos de onda”, aunque sin base científica demostrada. El propósito humano, dice, es evolucionar, vivir con compasión y reconectar con “la Fuente”, esa unidad espiritual que estaría en el origen de todo.

Usa palabrería cogida por los pelos de la física cuántica (con eso ya solo valdría para condenarlo al ostracismo) y ha vuelto a poner de moda las experiencias cercanas a la muerte que consideran evidencias empíricas de todo lo que dice.


Por supuesto, se aprovecha de que la gente quiere mensajes de este tipo, ese calmante de lo espiritual sencillo y masticable, algo que parece basado en la ciencia (porque la ciencia mola, ya lo sabemos) y además muy accesible, a modo de terapia de apoyo positivo para reconfortar sobre la incertidumbre de la muerte, el propósito de la vida y todo lo demás. Teológicamente es un truño, aunque toda la teología lo fue siempre; por eso es difícil criticarle por eso: teólogos habrá que denunciar que afirma a la vez una cosa y la contraria cuando le hace falta, pero una vez más esto es teología, es decir, narrativas de seres y mundos imaginarios así que todo vale. Desde el punto de vista de la filosofía es igualmente algo de encefalograma bastante plano: no busquen disquisiciones sobre el ser y la naturaleza, o el ethos y demás, quiá… todo es un recetario blandito para gente que pueda creerse que comprende el sentido de la vida porque creyó seguir sin perderse el Interstellar de Nolan. Más complicado es sostenerlo desde la ciencia: no hay por donde cogerlo y ni siquiera hay una base sólida de hechos reales sobre los que interprete nada. Pura basura. Sin paliativos.

Para colmo, es que como pensador simplemente ha ido robando conceptos e ideas que estaban ya vendidas, como el asunto de las experiencias cercanas a la muerte de Raymond Moody. Manda cojones, podríamos decir, que ya desde 1975 estaba con el tema. De nuevo, es tan cansino el Sans este que le he pedido al LLM que me resuma las fuentes de las que beben sus libros (aunque no las cite siempre, esto es toda una tradición en la pseudociencia española: copia sin citar, transcribe o translitera y da igual porque cuela siempre todo).Pero nada es nuevo en Sans, porque otros mercachifles de lo oculto y lo espiritual llevan medio siglo con los mismos conceptos dando vueltas bajo distintas etiquetas, desde la física cuántica mística hasta la autoayuda espiritual, pasando por la neurofilosofía especulativa. Lo curioso es que Sans Segarra rara vez menciona a sus predecesores, como si todo viniera directamente de una antena pineal bien orientada.

El algoritmo me ha hecho un resumen:
Raymond Moody, por ejemplo, fue pionero en hablar de experiencias cercanas a la muerte en los años setenta. Su libro Vida después de la vida marcó un antes y un después: recogía testimonios de personas que aseguraban haber salido del cuerpo, visto túneles de luz, o reencontrado a seres queridos fallecidos. Sans Segarra retoma esa misma línea, pero la adereza con glándulas, taquiones y un aura new age más pronunciada.

En paralelo, el físico Fritjof Capra publicó El Tao de la Física, una obra donde encontraba paralelismos entre la física moderna y el misticismo oriental. Capra comparaba la mecánica cuántica con el budismo, el taoísmo y el hinduismo, y abría la puerta a una ciencia más “holística”. Sans también se mueve ahí: en la frontera donde la ciencia ya no es ciencia pero aún suena a ciencia.

Otro nombre esencial es el de Deepak Chopra, médico ayurvédico y gurú internacional del bienestar. Chopra ha hecho carrera defendiendo que la mente crea la realidad, que el pensamiento puede curar y que la conciencia es cuántica. El parecido con Sans es notable, aunque el español añade un aire más estoico y menos comercial.

El físico Amit Goswami, por su parte, habla del “activismo cuántico”: una idea según la cual todo cambio real en la vida debe nacer de la conciencia, porque es ella —no la materia— la que constituye el verdadero fundamento del universo. Sans podría firmar eso sin cambiar ni una coma.

Incluso en el terreno más académico hay nombres que se citan con frecuencia en estos debates. Roger Penrose y Stuart Hameroff propusieron una teoría según la cual la conciencia se origina en procesos cuánticos que ocurren dentro de las neuronas. Su modelo, conocido como Orch-OR, es complejo y muy discutido, pero sugiere que quizá el cerebro no sea solo una máquina clásica. Sans también afirma que el cerebro es un receptor más que un productor de conciencia, aunque sin entrar en detalles técnicos.

Ken Wilber, el filósofo de la “teoría integral”, lleva décadas defendiendo que la conciencia humana evoluciona en niveles y que hay una dimensión espiritual profunda que conecta todas las formas de saber. Y David Bohm, físico y colaborador de Einstein, hablaba de un “orden implicado” que unifica lo que parece separado. Ambos son precursores conceptuales de la visión que defiende Sans, aunque ninguno de ellos hablaba con su tono apocalíptico-sereno ni se vestía con traje blanco.

En resumen, Sans Segarra es un hábil reciclador de ideas que ya estaban sobre la mesa, muchas de ellas desarrolladas por autores más rigurosos —o al menos más explícitos en sus fuentes. Su talento no está tanto en la originalidad de su pensamiento como en su capacidad de condensar y dramatizar un discurso que conecta con quienes buscan respuestas espirituales envueltas en una apariencia científica. No es el primero en hablar de conciencia, cuántica y trascendencia. Pero es, sin duda, uno de los que mejor lo están sabiendo vender.


¿Hay por dónde coger todo el tema este que vende el doctor Sans Segarra? Como tampoco tengo ganas de ser benévolo, el algoritmo me ha propuesto que le perdone en algunos aspectos:

(Desde una perspectiva afín o abierta a nuevas visiones integradoras entre ciencia y conciencia)

1. La ciencia convencional no lo explica todo
La física cuántica ha demostrado que la realidad no es tan objetiva y mecánica como se creía: el observador influye en lo observado, la materia es también onda, y el vacío no está vacío. Sans Segarra se apoya en estas intuiciones para plantear una cosmovisión donde la conciencia es fundamental, no secundaria al cerebro.

2. ¿Es pseudociencia o ciencia emergente?
Lo que hoy se llama “pseudociencia” fue en otros tiempos el germen de las grandes revoluciones científicas (piénsese en Galileo o en los primeros fisiólogos del sistema nervioso). Algunos defienden que Sans no niega la ciencia, sino que intenta ampliarla hacia territorios todavía no explorados: la conciencia, la muerte, los estados no ordinarios del ser.

3. Referencias paralelas en la física moderna
Hay físicos respetados (como Roger Penrose) que han planteado hipótesis sobre la relación entre conciencia y mecánica cuántica (Orch-OR, junto a Stuart Hameroff). La idea de que la conciencia tiene una dimensión cuántica no es exclusiva de Sans, aunque su lenguaje sea más poético o místico.

4. Validación experiencial
El modelo de Sans se apoya en la experiencia subjetiva transformadora: muchos testimonios de personas que han tenido ECM, trances, meditaciones profundas, etc., encuentran sentido en su marco explicativo. Desde esta óptica, no es un modelo empírico tradicional, sino fenomenológico: su fuerza está en explicar lo que otros modelos ignoran o patologizan.

5. Una visión más humana y esperanzadora
Frente al reduccionismo materialista que ve al ser humano como un “robot biológico”, el paradigma de la supraconciencia ofrece una visión más integradora, espiritual y sanadora del ser humano. Es un modelo que devuelve el sentido, la trascendencia y la conexión con algo mayor.


Y ya ven ustedes cómo hasta los algoritmos pueden ser benevolentes. Lo cierto es que todo eso son puras excusas que llevo oyendo desde hace más de medio siglo enfrentándome con cantamañanas y mistificadores de lo paranormal. Esos que no dudaban en meterme en la inquisición que iba contra los verdaderos Galileos que anunciaban la verdad. Pura basura: ha pasado casi medio siglo y siguen vendiendo la misma mierda sin aportar más pruebas que su éxito editorial o, ahora, seguidores y fans en las redes sociales.

Por mi parte ya me habría cansado de Sans Segarra, pero he querido exprimir un poco más la cacatúa estocástica a partir de los textos en las redes que critican al doctor supraconsciente y esto me ha aportado. Léanlo con cierta precaución porque nunca se sabe qué es verdad y qué es mentira: estos algoritmos tienen tan poco apego o interés por la realidad y la verdad como los fabuladores de lo oculto, los vendedores de místicas cuánticas y demás mercaderes de deseos. Quizá es un poco de justicia poética que hoy desmontemos al gurú supraconsciente con un algoritmo lerdo que vive de las tonterías que se escriben en las redes sobre él.

Principales Críticas Científicas a las Afirmaciones de Sans Segarra

1. Malinterpretación de la Física Cuántica
Uso erróneo de conceptos: Se emplean términos como superposición, entrelazamiento y función de onda fuera de su contexto original, aplicándolos incorrectamente a fenómenos macroscópicos como la conciencia humana.​
Escala inapropiada: La física cuántica describe comportamientos a nivel subatómico, y no hay evidencia de que estos efectos tengan implicaciones directas en procesos cerebrales o experiencias cercanas a la muerte (ECM).​

2. Falta de Rigor Científico
Ausencia de evidencia empírica: Las afirmaciones sobre la supraconciencia no están respaldadas por estudios científicos replicables ni por datos verificables.​
Sesgo de confirmación: Se seleccionan casos que apoyan la hipótesis propuesta, ignorando explicaciones alternativas proporcionadas por la neurociencia y la psicología.​

3. Confusión entre Ciencia y Espiritualidad
Mezcla de disciplinas: Se combinan conceptos científicos con ideas espirituales, creando una narrativa atractiva pero que carece de fundamento en el método científico.​
Afirmaciones no falsables: Muchas de las proposiciones presentadas no pueden ser refutadas mediante evidencia empírica, lo que las sitúa fuera del ámbito científico.​

4. Críticas de Expertos Reconocidos
Javier Santaolalla, físico de partículas y divulgador científico, ha señalado que las teorías de Sans Segarra carecen de base científica y representan una mala interpretación de la física cuántica .​
Carlos Sabín, investigador del CSIC, ha calificado estas afirmaciones como "misticismo cuántico", destacando la falta de evidencia que respalde la existencia de una conciencia que persista después de la muerte .

En resumen, aunque las propuestas de Sans Segarra pueden resultar atractivas para quienes buscan respuestas más allá de la ciencia convencional, es importante abordar estas afirmaciones con escepticismo y basarse en evidencia científica sólida.


No creo que haya que decir nada más. Ahora que vengan los fans a decir tonterías...





2025-04-22 14:49 Enlace

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