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Historias > Oasis Para Un Desarrollo Sostenible
2003-05-29
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Territorios, Ciencia-Futuro, El Correo, miércoles 28 de mayo de 2003
La costa del Mar Rojo en Arabia Saudí es un completo desierto. Aunque está rodeada por zonas más altas en las que abunda la humedad, la circulación de los vientos y las fuertes temperaturas reinantes impiden que el agua llegue para fertilizar los terrenos, salvo las pocas veces que llega en forma de tormentas torrenciales que descargan un agua que sólo erosiona aún más el suelo. A lo largo de este año, un equipo de ingenieros de la compañía japonesa
Mitsubishi Heavy Industries (MHI) va a establecer allí un pequeño oasis, capaz de retener el agua. Y en torno a él, en tres años, crearán un bosque con una superficie de 50 kilómetros cuadrados. El
proyecto, impulsado por el gobierno de Japón, cuenta con la colaboración de las autoridades saudíes, y puede ser uno de los primeros ejemplos de ingeniería climática a gran escala. Ese bosque será capaz, según los autores del proyecto, de cambiar las condiciones de precipitación de la zona, haciendo que el aguna atmosférica de las altiplanicies cercanas llegue al desierto, y permitiendo así no sólo mantener el bosque, sino ir creando áreas más amplias en las que será posible la agricultura. En cierto modo, se generaría un mecanismo realimentado: el bosque permite localmente disminuir la temperatura; también, como es más oscuro que el suelo desértico, disminuye la reflexión del calor solar, con lo que el aire se calienta menos. La humedad llama a la humedad, podríamos decir. Si el ciclo consigue ser estable, las variaciones serían efectivas a cientos de kilómetros de distancia del oasis inicial.
Realmente, la idea de conseguir lo que los expertos denominan un "reverdecimiento sostenible del desierto" no es nueva, y se viene aplicando en zonas de África como el Sahel subsahariano desde hace decenios. Pequeños proyectos iniciados hace casi cincuenta años por pioneros como Masanobu Fukuoka han ido permitiendo que, como se ha podido comprobar mediante las imágenes de satélite en los últimos diez años, la zona agrícola al sur del Sahara se haya incrementado de forma notable, invirtiéndose la tendencia que existía de aumento del desierto y la consiguiente despoblación. Estos proyectos han recuperado las técnicas tradicionales africanas de explotaciones familiares y aprovechado mejor el agua, consiguiendo retenerla. [Como presentamos en Territorios, el 22 de octubre de 2002, en el artículo
"El Sahara retrocede"]. Ya en 1991, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), presentó en Roma un estudio para conseguir, en un objetivo a largo plazo, parar la desertización que iba aumentando en muchas regiones del mundo debido a la presión que la población creciente hacía sobre el medio ambiente. Planes derivados de esos proyectos han ido llevándose a cabo en Asia, África o América del Sur, y los resultados son esperanzadores.
La idea japonesa, en cualquier caso, pretende un proyecto de ingeniería a gran escala, con efectos más dramáticos y en menores plazos de tiempo. Pero su carácter "industrial" le ha hecho ser recibida con cierto escepticismo por parte de las organizaciones que promueven el desarrollo ecológico en esas regiones. ¿Es factible contar en países en vías de desarrollo con las enormes inversiones necesarias para estas obras? Evidentemente no: por eso el proyecto se lleva a cabo en Arabia Saudí y no en Burkina Fasso, por poner un ejemplo. Sin embargo, hay que reconocer que no siempre es necesario un proyecto de elevado coste (en concreto, sobre el proyecto saudí la MHI no da a conocer la cifra inversora). En China, desde hace diez años, proyectos populares como "Reverdece tu país" o "Reverdece el desierto" han ido convirtiendo zonas deforestadas en bosques jóvenes, con efectos locales que han supuesto revivir áreas agrícolas que estaban perdidas debido a la sobreexplotación y a la erosión de las aguas libres.
Los estudios en ecología de los oasis, desde las primeras "teorías de los desiertos" de J.G. Charney en 1975, permiten comprobar cómo el aumento de la superficie arbolada, o cubierta por plantas, produce importantes cambios que van modificando los ecosistemas llevándolos a conseguir un mejor aprovechamiento del agua. Quizá dentro de unos años, en la costa del Mar Rojo, abunden los árboles y la agricultura, gracias a este tipo de experimentos climáticos.
Superordenadores Que Velan Por El Planeta
El proyecto de la MSI se justifica en simulaciones del efecto que puede tener un bosque en el microclima local, calculadas, realizadas en el
Earth Simulator (ES, Simulador Terrestre), que comenzó a pensar en el proyecto hace dos meses en en el Centro de Ciencia y Tecnología Marinas de Yokohama (Japón). En abril de 2002, este superordenador, realmente 640 máquinas que corren en paralelo con un total de 5120 microprocesadores, batió el record mundial de capacidad de cálculo, con 35,61 Teraflops. Un Teraflop equivale a procesar en un segundo un billón de operaciones "de coma flotante" (con esto, en informática se hace referencia a que son operaciones complejas con números decimales, no simplemente con números enteros).
Se trata de un desarrollo de la compañía NEC que lleva una enorme ventaja a sus competidores: en el último palmarés de 2002, realizado por una organización que establece los 500 superordenadores más rápidos,
www.top500.org, el ES estaba en cabeza seguido por los superordenadores ASCI-Q que el departamento de Defensa estadounidense tiene en Los Álamos, con una capacidad de cálculo de 7,7 Teraflops. (Por cierto, nuestro país no cuenta con ningún ordenador en esa lista). Los complejos cálculos necesarios para modelar el clima requieren máquinas de este tipo, capaces de establecer modelos detallados de la evolución de las muchísimas variables que concurren en estos problemas.
2003-05-29 05:17 Enlace
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Comentarios
1
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De: Otis B. Driftwood |
Fecha: 2003-05-29 19:32 |
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¿No había intentado Gadafi hacer algo parecido en la costa de Libia? ¿Tienes información sobre eso?
Un artículo magnífico, por cierto.
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2
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De: neolebias |
Fecha: 2003-06-04 17:38 |
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Muy interesante el artículo, me han entrado ganas de volver a leer Dune.
Lo de que "agua llama a agua" es cierto y la propia vegetación, algunas especies en concreto, actúan como captadoras de humedad en las horas frías del día, que junto a la capacidad de retención de ella en tejidos y rizosfera nos lleva a acumular agua de forma permanente, que por muy poca que sea... en esas condiciones ya es mucho.
Lo de Gadafi fue la construcción de larguísimos canales de transporte de agua descubiertos aislados con plástico, pero no sé en qué habrá quedado... Las pérdidas por evaporación deben ser enormes, y no parece un método muy razonable, ¿no?. Me recuerda al plan hidrológico del señor Aznar...
Y tercera cosa p'al webmaster: el enlace "historias de hace 1 año" en el encabezado de la batallita ;-) lleva a una página de resultados que no da los resultados (dice que hay dos, pero no los muestra).
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