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2003-06-21
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Milenio, Diario de Noticias
Lunes, 23 de junio de 2003
Esta semana se ha conocido la desarticulación (bueno, ése es el término que gustan de usar porque queda como más efectista: desmontar una empresa de teleoperaciones a cargo de dos personas no exige precisamente un desembarco de Normandía) de una empresa que montaron para engañar a cándidos aspirantes a la fama musical, versión Operación Triunfo. El negocio era, como todos los timos, una muestra de ingenio: ellos anunciaban un teléfono al que llamar para apuntarse a la selección de aspirantes eso que ahora hay que llamar casting- y entonces una persona te entretenía pidiéndote datos, haciendo preguntas, incluso pidiéndote que echaras unos cantos para ver qué tal dabas. Todo hasta el máximo de media hora que permiten a estas teleoperadoras timar a la gente. Por supuesto, no había tal selección, sino simplemente gasto telefónico por cuenta del ingenuo. El timo ha salido a la luz pública y todos contentos con la eficiencia del sistema.
Ahora bien, desde hace mucho más tiempo tenemos unos 906 asociados a programas de televisión que están ahí, impunes, prometiendo premios y salir en antena a quienes llamen, para engañar a los ingenuos que caen en las redes de lo mismo que los aspirantes a triunfitos. Te entretienen, tu llamada no sale... y la cuenta aumenta. Lo mismo se puede decir de muchos otros servicios que se amparan en la impunidad del 906 (algo que se vendió como de interés social, servicios y demás, pero que es la bicoca del mundo del timo telefónico) que ofrecen ventas, futurología variada, rollitos y citas y demás maravillas del ocio tonto del todo.
Leemos las quejas de asociaciones de usuarios de turno (esas siempre tan preocupadas por aparecer en los medios preocupados como ciudadanos muy comprometidos, y muy poco más), a veces hasta vemos como ahora- acciones que consiguen cerrar el chiringuito. Pero nunca, nunca nunca, podemos ver que las responsabilidades alcancen a quien más gana con el asunto, a quien con el vacío legal realmente ampara y promueve este tipo de negocios: la misma telefónica que cobra al usuario y cobra al teleoperador, llevándose una parte de los beneficios. Me pregunto, ¿devolverá la compañía de telecomunicaciones el dinero a los timados? Pensemos que cada vez que se llama a un teléfono de estos, o versión más moderna- se envían mensajes de esos a doblón la letra, quien se lleva la pasta es la misma. La gran pasta que, paradójicamente, nadie cuestiona. ¿En qué parte es corresponsable del timo? ¿Se le enjuiciará también como a los dos listillos de la operación casting? Me da que no. Si quieren, podemos hablar del tema en un 906 que voy a montar para escuchar sus penas. De paso, me sacaré unas pelas y Telefónica, muchas más aún que yo. ¡Que viva el sistema!
Nota:
(*) A las 8 AM del sábado 21 me escapo para los Caribes (a ver si saco tiempo y hablo de esto un día), así que prepublico la columna del próximo lunes. Lectores de esta bitácora: por favor, hagan como que no la han leído hasta el lunes :-))
2003-06-21 09:14 Enlace
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Comentarios
1
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De: lgs |
Fecha: 2003-06-21 16:54 |
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Estiraré el cuello desde Venezuela (vuelo mañana 22 y estaré otros 22 días, o sea, hasta el día 44) por si nos vemos.
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2
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De: rvr |
Fecha: 2003-06-21 18:00 |
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¡Von voyage a los dos!
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3
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De: Jaio |
Fecha: 2003-06-21 18:10 |
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Pues yo el lunes, cuando lea esta historia, te comentaré... Timofónica, sip.
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4
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De: Cano |
Fecha: 2003-06-21 19:18 |
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jo, al caribe, que envidia...
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5
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De: Pakito |
Fecha: 2003-06-22 00:14 |
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Pues que quiere que le diga joven.......
Los tipos que llaman para hacer un casting de OT merecen ser timados.
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6
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De: lgs |
Fecha: 2003-06-22 02:31 |
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Cano: ¿envidia? Depende. Si El Pez va al agua, puede. Yo voy a sitios con aire acondicionado para dar y recibir cursos. No me quejo pero de vacaciones, lo que se dice de vacaciones, no voy. Claro que, playas tengo cerca de casa cuando tengo tiempo para ir. Y rvr, y mira, tordía con el teclao.
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